Un preso murió al derrumbarse un túnel en la alcaidía de Roca

Quedó atrapado a 20 metros del pabellón 2.Hubo un violento motín, con dos celadores rehenes.

El recurso de los túneles fue varias veces utilizado por los presos de Roca. En noviembre del 2000 se escaparon once internos con ese método.

ROCA (AR).- La alcaidía de Roca sumó una noche de furia, violencia y tragedia. El capítulo que intentaron escribir ayer los presos en la eterna historia de las fugas tuvo durante la madrugada el peor final: un detenido que excavaba a unos 20 metros del pabellón 2 quedó sepultado cuando se desmoronó el túnel en el que buscaba la libertad. Dos horas pasaron hasta que lo pudieron sacar y aunque permaneció con vida, murió luego en el hospital. A esa altura el caos se había adueñado de la cárcel y dos celadores terminaron como rehenes de un enardecido grupo de internos, que finalizaron la protesta casi cuatro horas después, devolviendo a los policías con diversas lesiones.
El descontrol vivido entre las últimas horas del viernes y la madrugada de ayer fue producto una vez más de la imposibilidad de controlar a 400 procesados y condenados con un reducido cuerpo de policías y en un lugar construido para albergar sólo a 180 personas.
El escenario casi no deja espacio a la prevención y por eso las evasiones son una constante. Según informaron fuentes policiales, durante 2002 fueron 34 los presos que escaparon por distintos lugares del inmueble ubicado al norte de Roca, sobre la calle Maipú.
El desenlace del último episodio comenzó poco después de las 23 del viernes, pero seguramente el origen de las acciones se remonta a varios días atrás, ya que el túnel tenía alrededor de 20 metros de largo, de acuero a lo expresado por el comisario Andrés Capsi, titular de la alcaidía.
El jefe policial indicó que la rebelión dentro del pabellón 2 comenzó a las 23.15, con gritos y pedidos de auxilio para un interno atrapado bajo la tierra, por lo que exigían palas y elementos de excavación. De acuerdo a trascendidos, a esa hora los presos ya habían tomado como rehenes a dos celadores.
La información de fuentes policiales aseguró que al provocarse un derrumbe, el interno estaba a escasos tres metros de la muralla norte de la unidad carcelaria. Por eso fue tan difícil llegar hasta donde quedó sepultado.
El túnel en el que estaba apenas tenía 60 centímetros de diámetro, de acuerdo a los datos suministrados por la policía.

Búsqueda desesperada

Una vez que fueron advertidos sobre el derrumbe, desde la alcaidía se avisó de inmediato al resto de las unidades policiales y cuarteles de bomberos, además de la ambulancia del hospital, que acudieron al rescate del recluso.
Allí se llevó adelante una intensa excavación con palas y picotas facilitadas por los bomberos.
Sin embargo, recién a la 1.07 de ayer pudieron llegar al lugar donde había quedado enterrado el detenido.
En la misma alcaidía se le suministró oxígeno y luego fue trasladado de urgencia al hospital, donde se le hicieron prácticas de reanimación.
Habían pasado dos horas y a pesar de que lo retiraron con vida poco fue lo que resistió. Su fallecimiento fue confirmado a las 2.45 de ayer.
La víctima fue identificada como Carlos Alberto Nahuel, de 20 años y oriundo de Cipolletti. Purgaba una condena de cinco años por robo calificado, aunque no se informó qué parte de la misma había cumplido hasta el momento de su trágica muerte.
Mientras tanto, el caos todavía reinaba en la alcaidía ya que durante las tareas de rescate se intensificó la sublevación en el pabellón 2, cuyos reclusos mantenían a dos efectivos policiales como rehenes.
La rebelión se extendió hacia otras dependencias de la cárcel, aunque en menor medida.
Fueron horas de dramáticas negociaciones hasta que los rebeldes depusieron su actitud a las 3.45 y liberaron a los celadores, que a esa altura ya habían sido golpeados por los detenidos.
Ambos efectivos fueron trasladados hacia centros asistenciales, donde se confirmó que las lesiones sufridas fueron leves, según informaron las autoridades carcelarias.
En tanto, el cuerpo fue de Nahuel fue derivado a la morgue judicial, donde ayer se le iba a practicar la autopsia correspondiente.

Hasta los internos colaboraron

Así como en un sector de la alcaidía algunos internos mantenían cautivos y bajo constantes amenazas de muerte a dos policías, otros detenidos colaboraron con los bomberos y otros uniformados que insistentemente quitaban tierra para llegar hasta el lugar en el que permanecía sepultado el joven Carlos Nahuel.
Según comentaron fuentes policiales, en ese momento no había tiempo para fijarse quién era el que estaba al lado ya que todos trataban de llegar hasta donde había quedado el muchacho.
De todas maneras, la premura por rescatarlo con vida no podía dejar de lado que el terreno sobre el que trabajaban era sumamente frágil y podían presentarse nuevos inconvenientes en cualquier momento.
Por otra parte, anoche trascendió que los dos policías que permanecieron rehenes de los presos recibieron golpes en distintas partes del cuerpo y uno de ellos sufrió un profundo corte en una mano.
La herida fue curada minutos después de la liberación, cuando ambos uniformados fueron trasladados a un nosocomio roquense. (AR)

Cuatro horas, máxima tensión

Mientras el joven Carlos Nahuel era trasladado de urgencia al hospital "Francisco López Lima", varios detenidos siguieron adelante con el alzamiento que habían iniciado dos horas antes, manteniendo a dos celadores como rehenes. De acuerdo a los comentaros que trabajadores de la alcaidía realizaron ayer, fueron momentos de máxima tensión, en los que se reavivaron los habituales reclamos por mejores condiciones de vida dentro de la cárcel.
La toma se produjo en el pabellón 2, aunque fuentes policiales afirmaron que se extendió también hacia los pabellones 3 y 4.
La negociación entre las autoridades y los internos continuó hasta las 3.45 de ayer, cuando los rehenes fueron liberados tras haber recibido golpes y sufrir lesiones. Una vez dominada la situación, los jefes policiales procedieron entonces a clausurar el pabellón 2, reubicando a los rebeldes.
La causa fue caratulada como "tentativa de evasión seguida de muerte, privación ilegítima de la libertad, daño y robo", y está en poder del Juzgado Penal Nº12, a cargo de Pablo Iribarren.
La situación en la alcaidía era de relativa tranquilidad en la tarde de ayer, por lo que se reforzó la seguridad del perímetro externo con unidades policiales de Cipolletti, Villa Regina y efectivos del Grupo BORA. (AR)

Una larga historia

El intento de fuga a través de la excavación de túneles no es nueva para la alcaidía roquense, aunque el de ayer se trató del primer episodio con desenlace fatal.
Incluso muchos han conseguido su objetivo, como ocurrió en el 23 de noviembre de 2000. Tal vez este sea el hecho más recordado ya que 11 internos lograron que su túnel terminara justo en una esquina de la alcaidía, una zona con nula visibilidad para los policías que custodian desde las garitas.
La lista de antecedentes reciente muestra que una vía de escape subterránea fue hallada el 4 de diciembre pasado, cuando se detectó un túnel de más de diez metros. En esa oportunidad de informó que de haber excavado dos horas más los internos hubieran sorteado el muro perimetral para ganar la calle. No menos de 20 internos planeaban fugarse a través de ese túnel. Pocos días después, fue encontrado otro pozo de 7,40 metros que comenzaba en un baño del pabellón 4.
Cabe consignar que suele tratarse de hoyos de muy reducido diámetro, en el que apenas cabe el cuerpo extendido de una persona. Los internos suelen utilizar cubiertos, facas, hierros e incluso platos para excavar. La tarea no es sencilla, ya que deben ir hacia atrás cuando quieren salir del túnel, debido a que el diminuto espacio apenas les permite movilizarse en una sola dirección. (AR)