Domingo 5 de enero de 2003

 

El mito del llamado de la selección

 

Cada convocatoria para el equipo nacional desata controversias por algunas renuncias.

  Cosas del fútbol. Mientras más de uno quisiera recibir el famoso llamado para jugar en la selección y vestir con orgullo la camiseta argentina, Marcelo Delgado acaba de renunciar a su posibilidad. ¿Qué otro incentivo hace falta más que calzarse sobre la celeste y blanca?
El jugador de Boca manifestó su decisión aduciendo que lo hace porque no cree que vaya a integrar el equipo del Mundial 2006, motivo suficiente como para renunciar al orgullo de una convocatoria.
Hay versiones que dicen que también obedece a los consejos de algunos allegados que le comentaron que sería mejor no esforzarse tanto por jugar en la selección y se concentre más en la pretemporada de Boca.
Pero Delgado no es el primer jugador que renuncia ni será tampoco el último en hacerlo.
En el recuerdo quedaron ya las negativas de Fernando Redondo a los llamados de Daniel Passarella, en el cual hubo además un cruce verbal que encendió aún más la llama de la discusión acerca de si era o no motivo para el destierro del volante.
Es de suponer, al menos para los que sentimos el fútbol y lo "jugamos" desde afuera, que una convocatoria no se rechaza por nada del mundo, a no ser que el retiro golpee la puerta y la avanzada edad no permita esfuerzos.
Si más de uno del resto de los mortales, esos a los que la naturaleza no nos dotó para manejar el balón a voluntad, dejaría hasta de comer por estar aunque sea tirado debajo del banco a la espera de que den la orden de jugar.
De toda formas, el sólo hecho de llevar la camiseta argentina es motivo suficiente como para acudir urgentemente a la cita cual si fuese la "bati-señal" que requería la presencia de Batman y a la cual el acudía gustoso.
Mas allá de cualquier comparación tonta, un llamado es la gloria para cualquiera. O debería serlo, pues significa que confían en uno para defender el honor de nuestro adorado deporte.
Para muestra basta un botón, y acompañando esto algunos convocados mostraron su felicidad y orgullo por la citación del entrenador Marcelo Bielsa aunque saben que cuando el equipo haga su gira por el "viejo continente", con suerte, sólo dos o tres de ellos serán parte de la "fiesta".
Por ejemplo, Leandro Romagnoli manifestó: "Yo siempre le voy a decir que sí a la selección", algo similar a lo que dijo Sebastián Battaglia, que destacó: "Me toca esta oportunidad y espero aprovecharla".
El arquero Sebastián Saja, por su parte, tiene su misión a partir de este primer llamado en su historia: "Conformar al cuerpo técnico" para que lo tengan en cuenta, al tiempo que a Lucas Pusienri le pareció "linda" la convocatoria, porque es algo que "no se da todos los días".
Claro, a todos ellos los une la juventud, la esperanza no sólo de jugar el Mundial 2006 en Alemania, sino también de poder llegar al oro olímpico en Atenas 2004, y lo que es más importante: el sentimiento. Si hasta el mismo Diego Maradona, o el "Cholo" Simeone han jugado "medio rotos" con tal de vestirse con las franjas celestes y blancas.
Con esto no se intenta demostrar que Delgado no tiene amor por la camiseta o que sus intereses están antes que nada, sino sólo que la convocatoria es también el llamado del orgullo, ese que hace también que la sangre se ponga en estado de ebullición y que se saquen fuerzas de donde no las hay en pos de defenderlo. Y eso, lo dice todo.

Damián Barischpolski

El "Chelo" no habla de arrepentimientos

Con palabras que sólo da la seguridad de haber dado un paso premeditado, Marcelo Delgado anunció que no se va a arrepentir de no haber asistido al llamado de la selección y que era un tema terminado.
"No me voy a arrepentir, para mí esto ha finalizado porque es una renuncia final. Para mí fue una gran alegría estar en el Mundial de Francia", dijo el jugador de Boca que integró el equipo nacional encabezado por Daniel Passarella en 1998.
Para seguir justificando su decisión lanzó: "Todos los que están ahora convocados son jóvenes, depende de ellos, de como hagan las cosas, tener la chance de estar en el mundial".
Además como contrapartida el "Chelo" expuso su caso: "Es muy difícil con 33 ó 34 años llegar a un Mundial. Por eso opté por decir que no y dejar a un jugador con más chances de llegar".
Aunque Delgado aclaró que "cada uno tendrá sus motivos. Yo tendré mis motivos, estuve meditando, charlando con la familia y con los amigos y decidí por no estar, estoy muy tranquilo por la decisión que tomé".
Cuando las declaraciones en la Radio la Red llegaban a su ocaso el delantero se preocupó por no dejar ninguna duda, "primero la decisión es solamente mía, y segundo que no piense la gente que Carlos Bianchi me llenó la cabeza para que dijera que no, él no tiene nada que ver".
Y remató "Los dirigentes y Carlos me dijeron que tenía que ir, me llamó y le comenté por qué no iba. El quería que vaya pero respeta mi decisión".

   
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