Miércoles 29 de enero de 2003

 

Luces y sombras de Cosquín

 

El público pocas veces llenó la plaza en un festival de nivel desparejo.

  Cosquín.- Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo, Los Nocheros, El Chaqueño Palavecino y el espectáculo conjunto de Soledad y Horacio Guarany fueron en la parte artística lo más destacado de la edición 43 del Festival de Cosquín, que culminó el domingo.
En el balance general, en cuanto a afluencia de público, cerca de 33.000 personas fue la suma de asistentes a las nueve "lunas" coscoínas, que en número de concurrentes tuvieron sus picos más altos la noche de la apertura con Soledad y Horacio Guarany, la velada del Chaqueño Palavecino y el domingo con Los Nocheros.
En el plano artístico, Peteco Carabajal, con su espectáculo "El baile", donde invitó a participar al público arriba del escenario, y la excelente performance de Raly Barrionuevo, quien mostró una faceta de trovador que le canta a la justicia social, fueron lo mejor y lo más ponderado por la crítica especializada.
El Chaqueño Palavecino volvió a demostrar su alto poder de convocatoria, y con su mensaje de cantor popular simple y sin metáforas, se ganó otra vez el visto bueno del público.
La unión sobre el escenario de Soledad (una especie de símbolo de la primavera de la música) y de Horacio Guarany (en su caso, el otoño del cantor) contó con una buena convocatoria, repitiendo en Cosquín el encuentro del Luna Park.
En el cierre fueron Los Nocheros los encargados de ponerle el moño a una velada que había tenido un magnífico comienzo con Víctor Heredia.
Dentro del esquema joven, continuaron mostrando su gran momento, tanto artístico como de convocatoria, Los Tekis, Los Alonsitos, Los Sacha, Luciano Pereyra, Abel Pintos, Vale 4 y el Dúo Coplanacu.
También resultó muy emotivo el regreso del cantautor correntino Mario Bofill, quien volvió al escenario mayor después de 23 años y se perfilaba como firme candidato a la consagración.
Para olvidar, en cambio, la actuación de algunos conjuntos como Los de Salta, Los Manseros Santiagueños, Los Cantores del Alba Hoy y Los Fronterizos, entre otros que demostraron con su repertorio gastado y reiterativo que se encuentran más cerca del adiós que de la continuidad.
Lo mismo que las propuestas foráneas como Los Palmeras (japoneses) y Los Granjeños (españoles), de quienes llama la atención que dispongan de un espacio televisivo tan rico.
Caso contrario del brasileño Luiz Carlos Borges desde el estado de Rio Grande do Sul y del cubano Ibrahim Ferrer (h), quienes mostraron toda su sapiencia dentro de un escenario y efectuaron un valioso aporte a la cultura popular.
Dentro de la reedición del Festival Cosquín de la Canción, el tema "Agua de mar", por Los Guaraníes (pieza que además consiguió la consagración), le ganó ajustadamente a "Es mi país" de Walter Martín, quien además logró buena repercusión por su actuación en el escenario mayor.
A destacar también la actuación en el Pre-Cosquín -que fue ganado por el dúo Cristian Rodríguez-Juan Manuel Chazarreta (ex La Yunta)- de la solista instrumental catamarqueña María Fernández, quien con su flauta traversa cautivó al público.
Todas las peñas estuvieron a full, sobre todo las del Dúo Coplanacu y de Facundo Toro, y la apreciable cantidad de espectáculos callejeros en distintos escenarios dio a Cosquín incesante actividad las 24 horas.
Para que la fiesta fuera completa faltó una mayor afluencia de público, que mermó porque las entradas no se rebajaron en algunas oportunidades, lo que determinó que sólo tres noches la plaza estuviera llena.
Faltó también una coreografía interesante para el "Himno a Cosquín" a cargo del Ballet Camín de Cosquín, que -al igual que el Ballet Carlos Paz- apareció extrañamente pobre de nivel, y resultó demasiado escaso el tiempo que les adjudicaron para mostrar su propuesta a algunos artistas reconocidos, como Alberto Oviedo, Melania Pérez, Raúl Olarte y Raúl Carnota. (Télam).

Un "gaúcho" en el país de los gauchos

Cosquín, (Télam).- El cantautor y acordeonista "gaúcho" Luiz Carlos Borges, tras cumplir una memorable actuación en el escenario Atahualpa Yupanqui del festival de folclore de Cosquín, aseguró que una de las virtudes que más valoriza en la música es que no fomente fronteras culturales.
Con cuatro décadas de trayectoria musical en su currículum, Borges es originario del estado más meridional del territorio brasileño, Rio Grande do Sul, muchos de cuyos habitantes rurales se asemejaban -y asemejan- por sus ropas, actividades, costumbres y expresiones musicales a las de los gauchos argentinos, de allí que en portugués se los llamó "gaúchos".
"Aunque vine acá a cantar en otras oportunidades -comentó Borges en conversación-, sentí una emoción muy grande cuando volví a pisar nuevamente el escenario de Cosquín. Siempre parece que es la primera vez y los nervios aparecen nuevamente".
Según el artista, "cuando recibí la invitación no dudé en aceptarla porque aunque vinimos con mucho esfuerzo, es una forma de demostrar que la música no tiene fronteras culturales ni debe fomentarlas. En el caso específico de la Argentina y del Brasil, son países hermanos que a través del Mercosur deben integrarse para mejorar la calidad de vida de sus pueblos".
En cuanto a lo que viene ahora dentro de su carrera, Borges anticipó que participará en el Festival de la Serenata en Tunuyán (Mendoza) e informó que, camino de Cosquín, se reunió en la ciudad de Buenos Aires con su amigo Antonio Tarragó Ros para seguir dándole forma al segundo volumen de "Fronteras abiertas", trabajo que realizaron juntos promediando los años 80.
Y así como el músico bahiano Gilberto Gil fue nombrado ministro de Cultura de la Nación por el recientemente asumido presidente Lula da Silva, hace poco fue designado director de Cultura por el gobierno estadual riograndense.
"Estoy satisfecho con el nombramiento -se sinceró-. "Ahora podré intensificar muchos de los trabajos que antes realizaba sin el menor apoyo oficial. Porque no es cuestión de ocupar el cargo y de prometer, sino de hacer".
"Ahora, desde la gestión oficial podremos descubrir nuevos valores y les daremos las oportunidades que se merecen. Espero que cuando haya llegado al final de mi tiempo en el cargo, yo pueda dejarlo con la satisfacción del deber cumplido", agregó.
Borges se enorgullece de haber tenido siempre muy buena relación con artistas argentinos de la música como Mercedes Sosa, Raúl Barboza, Nicolás "Colacho" Brizuela, el Chango Spasiuk y otros, a quienes aspira a llevar este año a Rio Grande do Sul para intervenir en un megaconcierto al que, supone, seguramente se sumarán Renato Borguetti y otros valiosos músicos brasileños.
Al decir de Borges, "Lula da Silva es una esperanza muy fuerte para los brasileños. Confieso que las primeras veces que fue candidato yo no creía en él, porque no me parecía preparado para el puesto, pero luego el hombre evolucionó y en tres duros años consiguió su meta".
"Se dedicó a aprender como político -siguió elogiando Borges al primer mandatario de su país-, supo decir buenos y efectivos discursos, y ahora debemos darle un voto de confianza y esperanza para que el Brasil vuelva a tener el protagonismo que se merece y que, debido a otros gobiernos, vio postergado".
Borges afirma estar seguro -"y el pueblo así lo sintió", añadió- que el de Lula será un buen gobierno. "La única duda que nos queda es qué será qué le van a dejar hacer y si le darán crédito".

   
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