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Domingo 19 de enero de 2003 | ||
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El delicado sonido interno de un pianista |
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Guillermo Romero acaba de editar un sobresaliente trabajo discográfico bautizado "Guillermo Romero Trío". El disco posee excelente factura, delicado sonido y espontaneidad. |
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Con el escueto título de "Guillermo Romero trío", el CD tiene 10 temas, seis de ellos estándares, que incluyen composiciones de John Coltrane, Miles Davis, Sonny Rollins y Duke Ellington, y otros cuatro de autoría de Romero. "Lo que buscamos plasmar es que la banda sonara espontánea, actual y que fuera una expresión sincera de lo que uno escucha internamente. De alguna manera hay muchos estilos de los últimos 50 años de jazz en lo que nosotros hacemos, pero todo tamizado desde una mira y una estética personales", señaló Romero en una charla. "La elección del trío -agregó- parte de sentir que esta formación trabaja, fundamentalmente, en base a la espontaneidad, y, a mi modo de ver, es un agrupamiento musical supermaleable con el que uno puede integrar toda la historia del jazz, mucho más fácilmente que con otro tipo de conjuntos". El pianista, que comenzó tocando la guitarra y que acredita una sólida formación musical, con un gusto particular por la música clásica, sostuvo su placer tanto "por componer" como por "rescatar temas que siempre aceptan nuevas versiones". "Eso es lo que tiene el jazz: se presta siempre a nuevas versiones, donde uno intenta respetar la idea original pero con la suficiente audacia como para darle un sesgo propio", resumió el pianista, que tocó con los más destacados músicos de la escena local del jazz y formó parte entre 1993 y 1999 del trío del bajista Javier Malosetti, con cuyo quinteto grabó "Spaguetti Boogie". Refiriéndose a la composición, arte que cultiva con singular destreza y encanto, Romero remarcó que "si bien componer e improvisar son actividades similares en el sentido de que en ambas se crea una forma musical que no había antes, la composición implica un compromiso mayor". "La improvisación -continuó para redondear la idea- es lo que salió cuando se estuvo tocando mientras que la composición es lo que uno deja". "En mi caso -resumió- la necesidad de componer se me presenta cada tanto, es como que me voy cargando de ideas y cosas y en determinado momento necesito llevarlas al papel, quizás como una forma de perpetuar, para mí, algunas ideas musicales y estéticas que me interesan, bajo la forma de un tema". Por otra parte, Romero remarcó que "las ideas de otros compositores" lo inspiran mucho "como asociaciones". "No las cuestiones concretas sino las ideas musicales, las formas de pensar la música que uno va descubriendo, separando y eligiendo y que, en definitiva, van formando de alguna manera el estilo de uno". El también pianista Jorge Navarro definió a Romero como "parte del grupo de jóvenes y talentosos músicos de reciente aparición" dentro del mundo del jazz local. Y refiriéndose al disco que acaba de editar -el primero como líder de una agrupación-, Navarro señaló que "este CD confirma que Romero ha alcanzado una madurez y creatividad poco frecuentes; estoy convencido de estar en presencia de uno de los más grandes pianistas de jazz que haya dado nuestro país". Romero (36 años), que además de su trío es músico estable del cuarteto del saxofonista Ricardo Cavalli y del cuarteto del guitarrista Ricardo Lew, comenzó a interesarse por el jazz en su adolescencia en un camino, que como muchos de su generación, arrancó en sentido inverso. Primero se interesó por la fusión que Miles Davis, Chick Corea y Herbie Hancock, entre otros, proponían desde el jazz rock para ir descendiendo en un camino lleno de descubrimientos y que lo arrastró hasta Louis Armstrong y Sidney Bechet. En cuanto a sus preferencias Romero rescata principalmente "el sonido negro, que es lo más distintivo de la atmósfera del jazz" y, por otro lado, la característica del género de ser "un proceso de composición momentánea que rescata la espontaneidad" del instante en que se está ejecutando. Consultado sobre sus influencias musicales, Romero destaca al gran pianista Art Tatum, "que creo que alcanzó un nivel insuperable"; a los pianistas negros de la Escuela de Detroit, "con un sonido muy cool, muy sofisticado, muy bopero, con un swing muy natural y que te mueve físicamente"; a John Coltrane y a Louis Armstrong. Finalmente, el pianista rescató que haber grabado el disco con este trío, con el que viene trabajando desde julio del 2000, "marcó una nueva etapa en el sentido de que abrió un canal de comunicación con mucha gente que a lo mejor no estaba muy al tanto de lo que veníamos haciendo". |
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