Sábado 18 de enero de 2003

 

Carlos Dioverti: El tábano de San Martín de los Andes

 
 

Hace 50 años nacía el primer periódico de San Martín de los Andes: "El Tábano". Sus mentores fueron el periodista paraguayo Carlos Augusto Dioverti Bastos, junto con Antonio Jesús "Tuco" Creide, quien tiempo después fue intendente municipal.
Varios memoriosos atesoran los ejemplares de este medio de comunicación local, cuyo lema era: "No pico para hacer el mal sino por el bien de todos", y que aún hoy guarda características particulares y un tratamiento de la información en el que se nota la fina pluma de "Don Carlos", como se lo conocía por ese entonces.
Era primo hermano del escritor Augusto Roa Bastos y un precursor del periodismo y de la promoción de la actividad turística que, con el tiempo, pasó a ser el principal recurso de la localidad.
Carlos Dioverti nació en el Paraguay y fue un inquieto estudiante, que no dudó ningún instante en buscar en la lectura y el conocimiento de los idiomas (hablaba perfectamente el inglés, alemán, francés y guaraní) la fuente de inspiración para sus futuros trabajos.
De adolescente se habría internado en la selva de su país, para convivir con los indios guaraníes, los que le enseñaron a hablar su lengua.
Antes de radicarse en nuestro país, Carlos Dioverti fue corresponsal de guerra para el diario inglés Daily Mirror, cubriendo todo el conflicto bélico que tuvo lugar entre Paraguay y Bolivia entre 1932 y 1935.
Luego, y ya en la Argentina, don Carlos fue guía turístico en las cataratas del Iguazú. Allí, y según recuerda Elio Ramiro Soria (El Chango), un conocido maestro de escuela y gran amigo personal, "tuvo la oportunidad de guiar al conocido escritor hindú Rabindranat Tagore".
"Contaba don Carlos que estaba muy interesado en que Tagore escribiera algo en el libro de visitantes ilustres, ya que tenía gran admiración por él. Y el hombre de letras sólo puso dos palabras, saludó amablemente y siguió su camino. Estaba sorprendido porque esperaba que pusiera algo más. Claro que cuando leyó se dio cuenta de que en esa síntesis había dicho todo: "Poor Niágara" (Pobre Niágara), es decir, expresó su sorpresa y admiración por las cataratas del Iguazú, que superaban en belleza a las del Niágara".
En la década del 40 arribó a la zona para trabajar primero en la Estancia Pulmarí, que le pertenecía a Parques Nacionales, y luego en San Martín de los Andes en la intendencia del Parque Lanín, lo mismo que su esposa Isabel Moreno, con quien tuvo tres hijos.
En 1953 creó "El Tábano", el primer periódico de la localidad, donde no sólo se ocupaba de la información sino también de reflejar los acontecimientos sociales y hasta escribir algunas poesías, acrósticos y coplas.
Todos lo recuerdan como una persona brillante y de una envidiable formación intelectual. Lector infatigable, poseía un conocimiento profundo y un manejo extraordinario de la lengua castellana.
"Lo conocí en 1959 cuando vine a San Martín de los Andes. Luego fui maestro de sus hijos en la Escuela NÂș5. Allí trabamos una profunda amistad. Aprendí mucho de él, pues tenía una gran facilidad no sólo para expresarse sino también para escribir", recuerda el "Chango" Soria.
"Amaba este lugar y se consideraba argentino. Decía siempre que éste era un país tan fantástico que cuando uno se despertaba por la mañana, sacaba la mano por la ventana, cortaba una pera y se la comía sin levantarse de la cama. Es que al lado de su ventana había un peral del vecino al que le cortaba algunos frutos, y era una manera muy hermosa de explicar que en este país hay de todo", agregó.
Se expresaba muy bien, y era de un espíritu jocoso, risueño, alegre y mordaz.
Poseía una gran facilidad para imitar personajes. Tomaba el cepillo de la máquina de escribir, se lo colocaba debajo de la nariz e imitaba a Hitler. Claro que en ese tiempo no se conocía muy bien la faceta siniestra del dictador, sino más que nada su figura a través de las películas o parodias como la de Chaplin en "El Gran Dictador".
"Recuerdo que cuando lo cruzábamos, él se paraba firme con el brazo extendido a la altura de los hombros. Le decíamos: "Heilt Hitler", como si fuera el saludo que veíamos en las películas de los nazis, y el nos respondía: "...No, así de alto están los pastos en los baldíos...", ante la risa cómplice de todos los chicos", rememoraba el intendente de Neuquén Horacio Quiroga, quien lo conoció de joven cuando vivió en esta ciudad.
Era muy alegre y servicial. Participaba mucho de la vida de San Martín y era uno de los personajes clásicos del bar de Muglia, que era el lugar de encuentro de los diletantes de San Martín.
Durante la época en que Antonio "Tuco" Creide era intendente, él creó el área de prensa y fue el encargado de organizar las visitas guiadas en el museo que funcionaba en la planta alta del edificio municipal.
Precisamente en esta época se registró una de sus tradicionales anécdotas que fue recordada por otro viejo poblador.
En el museo estaban ubicadas varias vitrinas con objetos diversos. Había restos óseos como por ejemplo dos calaveras, una de mayor tamaño que la otra. Una vez una turista le preguntó a Dioverti a quién le pertenecía la más grande, y él le respondió que a un conocido cacique de la zona. En seguida la mujer lo consultó por la más chica, y Dioverti contestó muy serio: "Al mismo cacique cuando era chico...".
Su oficina estaba en la torre de la municipalidad, donde tenía un mimeógrafo que utilizaba para imprimir el boletín informativo.
En ese lugar se instalaron unos altavoces a través de los cuales difundía comunicados y música. Con él nació también la primera propaladora que fue precursora de la radio. Allí acuñó una frase célebre que aún hoy es recordada como un sello identificatorio: "Turismo, pasaporte para la paz".
"Hizo mucho por el turismo. El se encargaba de dar información y contaba anécdotas muy jocosas que a la gente le encantaba. Cuando hablaba de algo trascendente, decía bromeando: "¡Cualquier problema que tenga..., arréglese como pueda!". Fue un personaje que vivió en este pueblo y que dejó una huella muy profunda. Muchos lo recordamos con cariño y con admiración como en mi caso, porque en varios sentidos fue un maestro. Varias cosas las aprendí de él y no de los libros o profesores", sintetizó Elio Ramiro Soria.
Carlos Dioverti, el primer periodista de San Martín de los Andes, falleció el 1 de julio de 1974 a los 61 años; dejando un importante legado para las generaciones posteriores.

Fabián Arrouzet
rionegro@smandes.com.ar

   
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