Martes 14 de enero de 2003 | |||
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La alquimia musical del gran mago |
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Palo Pandolfo se presentó el fin de semana en Neuquén |
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Cuando Palo Pandolfo apareció en escena al público le costó reaccionar. Aplausos tímidos y algún grito de aliento se escucharon como perdidos en una multitud que permaneció extasiada, conectada por el hechizo mágico de la música. La Fuerza Suave se adueñó de las almas y el Palo se convirtió en el gran mago. La sala Conrado Villegas estaba colmada y, aunque muchos prefirieron disfrutar del recital sentados, algunos bailaron y saltaron junto al escenario. La voz visceral del Palo otorgó una energía especial a sus mensajes. "Trabajar la tierra, trabajar en la escuela, trabajar por la paz", cantó. Sus gritos agudos aportaron la profunda cuota de desgarro que tienen sus canciones, teñidas de la sutileza y la belleza de la poesía que regaló al auditorio. Acompañado por tres jóvenes músicos que arrancaron aplausos de reconocimiento -la calidad artística generó placer y admiración durante lo que duró el recital- Pandolfo ofreció algunos temas de su primer disco como solista, "A través de los sueños". Luego anunció que "del pasado vamos al futuro", y continuó sorprendiendo con las nuevas producciones que actualmente está grabando. Vestido de negro y evidentemente feliz, el Palo reconoció que "el autoritarismo te lleva a escupir", y eso fue lo que hizo en la madrugada del domingo en Neuquén: escupió energía, palabras para fundar el trabajo interior y colectivo, esperanza de cambio, respeto por el público que silbó y gritó. Dialogó permanentemente con quienes estaban del otro lado del escenario. Y muchos le respondieron, demostraron su adhesión de una manera explícita: "aguante Palo, te queremos". El músico se tomó el trabajo de presentar a sus compañeros de ruta una y otra vez. La esencia de la Fuerza Suave -aunque profunda y movilizadora- está hecha de la brillante combinación de Mariano Barnes en bajo, Mariano Mieres en guitarra eléctrica y Javier Foppiano en batería. También reconoció a los anfitriones locales, Los Nuestros, a quienes dedicó el recital y agradeció la iniciativa de generar un espacio para el intercambio musical. En la búsqueda de los orígenes que proponen la guitarra y la voz de Pandolfo, aparecen con sutileza pequeñas pinceladas de géneros como el tango, el folklore latinoamericano, los ritmos hermanos del candombe. La amplitud para combinar lo diverso también asoma claramente en su repertorio desde la composición musical. La sensación que queda cuando se participa de este tipo de encuentros es que el camino para construir otro futuro está claro, aunque compartir de lleno la palabras de este artista también implique reconocer que aún "nos queda mucho por andar". Paula Gingins |
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