Jueves 9 de enero de 2003

 

Phil Collins, sólo un hombre que hace canciones

 

El músico está de gira promoviendo "Testify", su primer álbum en seis años

  LOS ANGELES (Reuters).- En la industria de la música es peor ser encasillado de un santo que un pecador. Si no, que lo diga Phil Collins. En los últimos 30 años, el afable artista del pop inglés ha sonreído burlonamente y se ha abierto camino hacia lo más alto produciendo regularmente canciones exitosas como "In the Air Tonight" y "Against All Odds". Sin la ayuda de amigas supermodelos, ha logrado vender 250 millones de álbumes, tanto como miembro del grupo de rock, Génesis, como en actuaciones solistas. El artista tiene una fortuna calculada en 300 millones de dólares y pone constantemente su nombre y su chequera al servicio de causas caritativas. Vestido simplemente en pantalones de campaña y camiseta, parece un hombre común y corriente, que le encanta tomar unos tragos en el bar local. Mientras hace sus giras para promover su primer álbum en seis años, "Testify", se halla a sí mismo defendiendo su relativa normalidad.
"No pretendo ser más agradable, mejor, ni más santo que todos los demás", dijo Collins, de 51 años, aunque se mostró muy agradable en una entrevista reciente con Reuters. "Soy sólo del montón, supongo que normal".
El problema para los famosos es que, cuando se sale del prototipo, aunque sea un poco, se paga caro. Después de que se separó de su segunda esposa, a principios de la década de 1990, y se fue a vivir a Suiza con una novia 22 años más joven que él, nativa de ese país, la indignada prensa británica lo acusó de todo, desde adulterio hasta evasión de impuestos. "Desde luego que me crucificaron un poco más que a los demás, como lo harían con Rod Stewart o Mick Jagger, quienes amaneraron su estilo", dijo Collins, quien parece haber envejecido mejor que otros colegas.
En realidad, Collins conoció a la intérprete Orianne Cevey después de que se había acabado su matrimonio con Jill, "Siempre fui muy, muy fiel mientras estuve casado", dice, y con gusto paga sus impuestos. "Hice una cantidad tremenda de dinero, así que no me importa pagar una cifra tremenda de impuestos. He pagado tributos abiertamente durante años", afirmó.
Collins está bien adaptado a su vida en Suiza, y finalmente se casó con Cevey en 1999. La pareja tiene un hijo de 18 meses, Nicholas, el cuarto hijo de Collins, y está intentando tener otro bebé.
El nuevo álbum, "Testify" (Atlantic Records), debutó modestamente en el lugar número 30 de las carteleras de pop de Estados Unidos, y vendió cerca de 140.000 copias hasta la fecha. Pero no siente la presión comercial.
"Ya no estoy en ese mercado y me siento muy complacido de no estarlo, siendo bien honesto", dijo. "Tengo 51 años. No voy a hacer las cosas que me requerían por estar en MTV, si estuvieran siquiera pensando en retenerme, porque estoy demasiado viejo".
Como un artista "adulto contemporáneo", explotando el mismo género de música fácil de escuchar como los amigos Sting y Eric Clapton, Collins debe anunciar formas originales de promover su música. Siguiendo las huellas de Sting, cuyo último álbum recibió un impulso cuando vendió una canción a la firma automovilística Jaguar, Collins donó la canción exitosa de 1978, "Can"t Stop Loving You", a Toyota. El tema se convirtió en su octavo primer lugar en la cartelera contemporánea de adultos de Estados Unidos en base a su promoción radial.
Collins, sin embargo, no es un tipo pasado de moda. A pesar de que admitió recientemente que era un poco tecnofóbico, recurrió a las computadoras para su nuevo disco. El sistema a veces fallaba y perdía más música de la que le importaría mencionar, pero también le resultó más fácil arreglar los temas al azar que había compuesto por años. El título de la canción, "I want to testify, testify my love for you", es uno de los temas más personales que ha escrito, dijo. Collins tiene el hábito de sacar siempre un as de la manga. Su álbum debut como solista, "Face Value" (1981) apareció después que su primera esposa Andrea lo dejó.
En el nuevo álbum, Collins también toca el tema de la política, los grandes medios de comunicación y el terrorismo en la canción "Don"t Get Me Started". Al explicar el por qué de la canción, Collins finalmente dejó entrever cierto enojo, cierta pasión. "No se puede creer todo lo que se lee, no se puede creer todo lo que se oye. Eso reduce la confianza de las personas en sí mismas. Se desliza uno en una espiral descendiente si no se tiene cuidado", dijo con rimbombancia.
   
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