Domingo 5 de enero de 2003

 

Nación Evasora, en una nueva etapa de crecimiento

 

La banda regresa a la Patagonia luego de cuatro años de vida en Buenos Aires, tiempo en el que creció y grabó dos discos. Hace unos días se embarcó en una extensa gira por todo el sur.

  VIEDMA (AV).- Nación Evasora está de gira por la Patagonia presentando su segunda placa, "Canciones Universales", editada en los últimos días del 2002. La banda ya pasó por Choele Choel y Luis Beltrán, y actuará en Carmen de Patagones, en "Casa Cultural Nahuel" los días miércoles 8 y jueves 9.
Luego habrá conciertos en el Balneario El Cóndor, Comodoro Rivadavia, Colonia Sarmiento, Pico Truncado, Caleta Olivia, Puerto Madryn y Las Grutas.
La agrupación en gira se presenta con Federico Falcón en batería, Diego Lawry en bajo, Claude Avila en percusión, Carlos Arístides en guitarra y Manuel Espinosa en guitarra y voz.
Las canciones del disco son composiciones de Leandro Oyola y Manuel Espinosa, con temas que pintan paisajes y situaciones locales, como "Noche, noche", "Señor Uno" y "Río de los sueños".
La base de la grabación fue la formación estable de Nación, con Federico Falcón, el bajista Cristian Ludueña y Manuel Espinosa, más las intervenciones especiales de Pablo Porcelli (saxo), Lisandro Aristimuño (voz), Carlos Arístides y varios invitados.
Pero esta gira implica algo más que las actuaciones; a su manera es un regreso, ya que la banda centralizará desde este año su accionar en la Patagonia.
Manuel Espinosa comenta que "empezamos el 2002 con la idea de dejar Buenos Aires y volver al sur. En junio Federico Falcón decide volver a Comodoro Rivadavia y ante esto la gente de Tixa Records nos pidió cumplir con el disco que quedaba del contrato. En siete días se grabaron las bases antes de la partida del baterista y luego empecé a trabajar lentamente con guitarras, voces y músicos hasta septiembre".
Los meses de octubre y diciembre fueron de limpieza y mezcla: "eso fue un desborde, reconocer qué grabó quién, porque cayeron músicos de todos lados.
Y en esto tuvo mucho que ver Luciano Espinosa en la producción artística, un músico de Neuquén que está en Buenos Aires desde hace varios años y que conoce a mucha gente", dice Manuel.
Además destaca que para el disco "fue fundamental, ya que una cabeza de afuera de la banda siempre tiene más objetividad y no tiene prejuicios".
El sonido de este disco es diferente al anterior: "Federico se compró una batería impresionante, y eso cambia el sonido desde la base; además Tixa creció como estudio y el técnico Martín Falguera también creció. En estos años crecimos todos, las cosas son más relajadas y salen mejor".
La mayoría son canciones del 2001 y el 2002, y el disco "tiene más luz y más frescura. Estas canciones florecieron en el estudio, mientas que las anteriores habían florecido y ya se habían marchitado en otras etapas de la banda, y había que volver a hacerlas florecer".
Espinosa reflexiona que "el primer disco fue muy difícil; muchas de las canciones tenían diez años, y hubo que hacerlas sonar en el estudio con los vestigios, los prejuicios y el sonido que traían de haberlas tocado durante ese tiempo"
En cuanto a la cuestión musical "esta placa no es más abierta en cuanto a la idea, pero sí en la práctica. Nación Evasora nunca fue una banda cerrada, aún cuando lo parecía. Desde los comienzos había canciones muy diferentes. Cristian y Federico son músicos que manejan muchos estilos musicales, y eso se nota en el disco, pasan de un candombe a una chacarera, rock o funk. La idea de Nación siempre fue tocar la música que nos salía; cuando los músicos están más entrenados y con más estudio, tenés más recursos a mano y eso hace que parezca más abierto".

Un proyecto de vida

"Durante este verano hacemos una gira larga y luego de marzo comenzamos a trabajar en el esquema de la red Rock Patagónico. Es un anhelo que tengo de unir a los músicos para generar intercambios. La idea es armar una estructura que nos permita viajar sin equipamiento, donde el local hace la producción y vos la devolvés en tu ciudad". Comenta Manuel que este proyecto ya tiene adherentes en General Roca, Bariloche, Comodoro y Choele Choel.
Este trabajo "también tiene que ver con concientizar a los medios de lo importante que es que se difundan nuestros trabajos, por una cuestión de identidad de lo que es el rock patagónico y lo que significa hacer música en el sur. Que generen identidad, que se consuma más la música del lugar, y no sólo lo que difunden los grandes medios, que muchas veces no tiene nada que ver con lo que vivís, con lo sentís ni con nada".
Esto implica una apuesta al trabajo duro. "Me pasó de estar años tocando sólo en la sala, creyendo que no se podía tocar una vez por mes en Viedma. Y eso no sirve. Si uno está en un lugar, tiene que tocar. Si no tenés un disco, la manera de que conozcan tus canciones es tocando en vivo. No podés quedarte con las diez personas que pasan por la sala de ensayo", apunta el guitarrista y cantante, "pero uno va madurando, creciendo, tomando confianza, estudiando, te asentás profesionalmente, te ponés viejo y las ideas se van aclarando –algunas, porque otras se van borroneando- pero ése es el camino".

Vivir con un proyecto


"Para tocar en Buenos Aires no necesariamente tenés que sufrir la gran ciudad. La gran mayoría de la gente de pueblo no se acostumbra a vivir así. Todos volvemos. Y yo creo que no me terminé de ir nunca. Desde el 98 hasta ahora, siempre estuve pensando en qué trabajo hacer para el sur. Otra cosa que apuntala el regreso tiene que ver con la utilidad, dónde uno es más útil con su profesión. En Buenos Aires las cosas se disipan mucho, la respuesta a las acciones no es directa. Se gasta mucha energía y no se modifican las cosas. En los lugares donde uno tiene sus raíces, esas cosas se notan mucho más ampliamente", dice. Pero destaca que "Buenos Aires a los artistas siempre le sirve; se te aclaran un montón de cosas, trabajás con otro concepto; la competencia te hace ágil a la hora de cómo vender tu producto".
- Volver... ¿no apareja el riesgo de aplastarte?
- Buenos Aires también te aplasta. Te hace mover por fuerza centrífuga, te movés por que la gente se mueve. Pero venir a Buenos Aires sin proyecto, o volver a Viedma sin un proyecto, es exactamente lo mismo. No sirve. Estar donde sea, pero con un proyecto, sí sirve. No importa adónde vas, si tenés claro qué querés hacer y cómo lograrlo

   
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