Miércoles 18 de diciembre de 2002

 

Publicidad y tabaco

 
  "La industria del tabaco necesita reclutar 500.000 nuevos fumadores cada año para reemplazar a los que mueren prematuramente a causa del tabaquismo". Con esta sentencia lapidaria, presentó David Byme, el comisario europeo de Sanidad, la nueva directiva comunitaria que prohibirá en toda la Unión Europea la publicidad del tabaco en prensa, radio e Internet y el patrocinio de eventos deportivos que cuenten con participación de varios estados miembros. Para julio de 2005 (salvo el patrocinio de eventos internacionales que se demora para octubre de 2006) todos los países de la UE deberán haber aplicado a su legislación esta directiva, que amplía considerablemente las leyes antitabaco. Actualmente, a nivel nacional, todos los países europeos han prohibido ya la publicidad en la televisión.
El tabaquismo se cobra 500.000 vidas al año en la UE. Por otra parte, el gasto sanitario se dispara para atender los casos de cáncer de pulmón provocados por el tabaco. Sin embargo una decisión tan moderada, limitada a la prohibición de la publicidad, ha provocado la airada oposición de algunos países como Alemania e Inglaterra que amenazan llevar la directiva al Tribunal Europeo de Justicia. Este Tribunal ya anuló una anterior directiva con el argumento que no había lugar a prohibir la publicidad en artículos que no son transfronterizos. Jef Tavernier, el ministro de Bélgica, denunció las tremendas presiones recibidas para recortar el alcance de la directiva por parte de las industrias tabaqueras afectadas. Por otra parte, los editores europeos, que se consideran perjudicados por una decisión que calculan les supondrá un descenso de los ingresos por publicidad del orden de los 100 millones de euros anuales, emitieron un comunicado de queja.
En Estados Unidos, la intervención directa de los fabricantes de cigarrillos en la vida política, mediante donaciones a los partidos, se ha vuelto considerable a medida que han ido generalizándose las informaciones sobre las consecuencias médicas que tienen para la salud de los fumadores. El tabaco es un sector económico que sigue siendo excepcionalmente rentable debido a que 45 millones de fumadores americanos dedican cerca de 50 mil millones de dólares por año a su adicción. Philip Morris, el fabricante de los cigarrillos Marlboro es, en términos de rentabilidad, la cuarta empresa americana y en 1995 obtuvo un beneficio superior a 10 mil millones de dólares.
Las medidas de limitación de la publicidad han llevado a los fabricantes americanos como Philip Morris y Nabisco (Winston) a utilizar en los mercados extranjeros las técnicas de promoción publicitaria ilegalizadas en Estados Unidos. Los países pobres del Tercer Mundo se convierten así en atractivos mercados alternativos lo que ha provocado que los índices de tabaquismo aumenten tan rápidamente en las naciones en vías de desarrollo como descienden en los estados ricos. Estados Unidos es el principal exportador de cigarrillos del mundo, al que consagra casi un tercio de su producción, pero ya no es el único. Alemania, Holanda, el Reino Unido, China y Brasil se han convertido en importantes exportadores, aprovechando las economías que se abren al comercio internacional.
La publicidad está llamada a desempeñar un papel importante en la expansión internacional de este comercio. Los primeros estudios previniendo que los cigarrillos podrían significar un grave riesgo para la salud, se conocieron en las primeras décadas de los años cincuenta. Las compañías reaccionaron rápidamente, instalando filtros para calmar el temor de los fumadores, y lanzando campañas publicitarias en las que aseguraba que "la nicotina y los alquitranes quedan atrapados en los filtros y no pueden llegar a la nariz, garganta o pulmones". Años después, las investigaciones permitían conocer que los fabricantes cortaban el tabaco con sustancias que provocaban adicción. Quedaba en evidencia así uno de los rasgos más paradójicos del capitalismo, donde la salud de millones de personas resulta sacrificada en el altar sagrado de los beneficios corporativos. Los efectos sobre la salud pública no se harán esperar. Según la OMS el consumo de cigarrillos matará a unos diez millones de personas por año en el 2020, el 70 % de los cuales estarán en los países más pobres del mundo.

Aleardo F. Laría

   
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