Lunes 2 de diciembre de 2002

 

"En la antisexualidad se ocultan casos de abuso sexual"

 

Para el psicólogo barilochense Oscar Benítez, el rechazo a discutir sobre la sexualidad en ámbitos cotidianos, no permite detectar un caso de abuso que puedan sufrir los menores de edad.

 
"Muchas veces, un niño abusado tiene miedo a sufrir un castigo, y por ello no cuenta lo que le sucedió", dijo Oscar Benítez.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- En la disertación que brindó ante los asistentes al curso de actualización y diagnóstico sobre los delitos sexuales, el psicólogo forense local Oscar Benítez sostuvo que la valoración negativa o el rechazo a discutir sobre temas sexuales en los ámbitos cotidianos afectaba a las víctimas de abusos sexuales y las personas que se encuentran vinculadas a ellas.
Benítez fue profesor de las cátedras de Psicología, Psicología Evolutiva e Introducción a la Psicología de la Universidad Nacional del Comahue y del Instituto de Formación Docente, y cofundador y primer presidente de la Asociación de Psicólogos Forenses de la República Argentina.
En Bariloche, desde hace una década atiende más de 200 consultas por año sobre presuntos abusos sexuales, pero ante los asistentes al Curso abordó el tema de la "Antisexualidad", y puso énfasis también en el relativismo cultural o la transculturización de ciertos colectivos, para los cuales algunas conductas no tienen un valor delictivo.
"Si a lo largo de su desarrollo al individuo no le ha sido necesario modificar esos conceptos, acepta los mismos como válidos, y de hecho, para él y su grupo serán normales", subrayó, y describió la antisexualidad como "la evidente disposición a rechazar los valores positivos de la sexualidad y negar o ignorar cualquier fenómeno de la sexualidad", indicó.
El especialista culpó a "nuestra cultura, heredera de otras más absolutistas o misóginas e intolerantes", del prejuicio de la antisexualidad y la censura, al valorar comportamientos que no son necesariamente lesivos.

La vergüenza

Puso como ejemplo a los padres de niños abusados, que no entienden cómo sus hijos no hablaron con ellos antes o después que se produjeran los hechos, y explicó cómo la vergüenza o el sentimiento de culpa los había bloqueado.
"Puede decirse que el niño tenía vergüenza, se sentía culpable y tenía temor a un castigo, o que se hallaba bajo una suerte de influjo o fascinación de su agresor, pero lo concreto es que no podía expresar una situación vinculada a la sexualidad, porque la consideraba sucia, peligrosa y distorsiva, o simplemente ignorada", indicó.

Padres renuentes

En otro punto de su exposición, Benítez denunció que muchas veces los padres no preguntan nada ante las señales, indicios o preguntas de tanteo realizadas por sus hijos, "porque remitían al tema sexual y son renuentes a hablar de sexualidad con sus hijos".
"Esta actitud antisexual se halla en el origen de todas las historias de abuso sexual", aseguró el forense, e incluyó en los ejemplos a "todo el sistema educativo, familiar y escolar, que presenta matices antisexuales que distorsionan la integridad de la personalidad sana de los individuos, que un día llegan a ser padres para repetir la historia", manifestó el especialista.
Benítez amplió la crítica hacia las escuelas, al reprochar que en ellas se hable sobre el uso de drogas, la depresión, el suicidio, las relaciones sexuales y el uso del condón, y nunca o casi nunca de la victimización sexual o el abuso sexual.
"Eso no facilita a los chicos una conversación con naturalidad, ni les permite desarrollar confianza o ejercer el poder de su defensa en caso de estar siendo abusados. Por el contrario, se establecen sentimiento de culpa y el niño esconde los hechos porque siente miedo por él o los suyos, y aún pena por el ofensor, o por el daño que pudieran hacerle otros al revelar él la situación", agregó el especialista barilochense..

Los chicos suelen minimizarlos

Los menores que son abusados en los hogares de niños suelen hacer una defensa del abusador, ya que al tratarse de chicos con severas carencias afectivas y materiales, el sistema afectivo de protección que allí encuentran hace que minimicen cualquier otro hecho.
Consultado en relación a los abusos de menores, Jorge Alberto Franco, jefe de la División de Tratamiento Ambulatorio del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas, señaló que "todo lo que tiene que ver con perversiones en general es de muy mal pronóstico porque cuando las pulsiones eróticas se fijan tempranamente es difícil reestructurarlas".
Franco afirmó que "todo lo que es abuso de niños es una perversión, ya que se utiliza al otro como instrumento del placer propio sin tomar en cuenta sus necesidades o su sensibilidad, ya que para él es un objeto y no una persona".
Al referirse a la defensa que algunos chicos abusados podrían hacer del presunto abusador, Franco sostuvo que "es necesario comprender la visión que puede tener un chico que ha sido descartado por la sociedad".
Recordó que "cualquier sistema afectivo de protección que haya logrado en ese hogar va a ser obviamente muy valorado y quizá sean considerados como problemas menores aquellos abusos que pudieren darse en una comunidad que lo salvó de los peligros de todo tipo a los que estaba expuesto.Un chico de la calle, que ha recibido todo tipo de humillaciones y de abusos, sean estos sexuales o no, va a defender el lugar donde fue asistido y contenido y va a defender su entorno", explicó Franco.
Por otra parte, frente al abusador, el chico desarrolla una problemática traumática: siente culpa frente a una situación de abuso, esto es, considera que algo ha de haber hecho para pasar por esa situación. "En la psicoterapia se trabaja mucho sobre este punto y un chico que ha sido abusado tiende a tener conductas muy erotizadas con sus compañeros, en las que dramatiza el fenómeno de abuso que ha vivido; o bien, puede llegar a tener una conducta de aislamiento del grupo y de dificultad para mantener el ritmo de las exigencias escolares", amplió Franco.
Por otra parte, el jefe de la División de Tratamiento Ambulatorio de Salud Mental del Clínicas sostuvo que no se sabe aun como se forman los pacientes perversos. "Sabemos que la perversión es mantener impulsos infantiles que no han logrado desarrollo y maduración adecuadas para acceder a una sexualidad madura, porque en la infancia se producen impulsos parciales, es decir, que hay como un desfiladero erótico que atraviesa la infancia, pero no se sabe cómo es que se forman los pacientes perversos", explicó Franco.
   
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