Domingo 1 de diciembre de 2002

 

Hubo otro corte de agua en el oeste de Neuquén

 

Duró dos horas en tres barrios. Los vecinos reclaman. El EPAS aseguró que ya normalizó todo el servicio.

  NEUQUEN (AN).- La única presión que se eleva es la queja de los vecinos del oeste de la ciudad por la falta de agua en las redes o la escasa potencia del bombeo que impide que el abastecimiento del líquido sea normal. Ayer, cuando oficialmente se había informado que los inconvenientes habían sido superados, un nuevo corte llevado a cabo en la mañana de ayer para implementar un refuerzo del suministro, en el sector oeste de la ciudad, volvió dejar sin el elemento a tres barrios y los reclamos se hicieron oír con fuerza.
El nuevo corte afectó a los barrios Huiliches, un amplio sector de Canal V -el consorcio San Martín y la zona próxima a la ruta 22- y un sector de Unión de Mayo, todos vecinos entre sí. La suspensión del servicio se registró desde las 9 de la mañana y se extendió durante dos horas, el tiempo que demandaron los trabajos que realizaron técnicos del Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS).
En respuesta a los reclamos de vecinos que denunciaron la falta del agua, los técnicos dijeron que se trató de casos puntuales. "Estamos al tanto de esos reclamos. Suele ocurrir que ante situaciones de cortes como los que hemos atravesado, se producen inconvenientes en algunos domicilios. Pero pueden ser problemas en las cañerías de cada propiedad y, en esos casos, nuestro personal concurre y los soluciona".
En todo caso, "no hubo roturas ni fisuras de cañerías. Se suspendió el servicio en ese sector para realizar un ensamble en el acueducto de Colonia Valentina, para reforzar el suministro. Se trató de un trabajo con el que se procuró mejorar el caudal de agua", se informó desde la oficina del EPAS.
Los técnicos del organismo admitieron el corte, pero destacaron particularmente que no fue producto de desperfecto alguno en la red. Por el contrario, señalaron que el bombeo de las bocas de impulsión se llevaba a cabo en forma absolutamente normal.
"El empalme que se lleva a cabo -la información se brindó en el momento en que el sector aludido carecía del servicio-, está dirigido a reforzar la provisión. Demanda un tiempo implementarlo, pero la recomposición del suministro está asegurada", se informó. Salvo el inconveniente de ayer a la mañana, el servicio estaba normalizado en el resto de la ciudad, según el EPAS.
La zona afectada en la víspera será cubierta por nuevo acueducto que, de acuerdo con lo señalado el viernes por Silvia Segovia, jefa del departamento técnico del EPAS, está en construcción. La obra, a cargo de la empresa AIASA, tiene un plazo de realización de de 90 días y reforzará el suministro para toda la zona oeste de la ciudad. Los trabajos ya estaban previstos.
Los vecinos de Nuestra Esperanza, ubicado al final de la calle Trabajadores Estatales Neuquinos, reclamó por nota que envió a "Río Negro", que la municipalidad no les provee el agua con la regularidad necesaria. Ese sector, según informaron, es abastecido con camiones cisterna.
Ante los reclamos, desde el municipio se les dijo que "tenían un solo camión" para abastecer al sector. "Pero acá no llegó (el camión)", se quejaron.
Los vecinos sostienen que "no somos una toma" y piden que les habiliten una red domiciliaria para la provisión del agua potable.

Doce días de pesadilla

NEUQUEN (AN).- Cuando hace doce días salió de servicio el caño maestro del sistema Río Grande y quedaron sin suministro de agua seis barrios del este de esta ciudad, recién había comenzado la pesadilla. Pese a las promesas de pronto restablecimiento y normalización de parte del EPAS, el agua que volvió a las redes nunca tuvo suficiente presión para ascender a los tanques.
Cuando todo parecía a punto de solucionarse en el este, una fisura en el acueducto de Balsa Las Perlas dejó a los vecinos ubicados entre Rufino Ortega y el aeropuerto provincial sin agua. Ayer, con cuatro días de sequía, hubo una cierta reactivación del servicio que entusiasmó a los técnicos del EPAS pero fue fugaz para los vecinos (ver nota central).
Hubo primero seis barrios y luego otros seis con problemas. Cien mil personas afectadas en una ciudad con 204 mil habitantes. En esos días la población volvió a ser abastecida por los acueductos que atendían a menos de la mitad de neuquinos, el sistema que toma agua en Leguizamón al fondo.
Lo primero es la paradoja: años anteriores, el EPAS informaba que la falta de agua en las redes obedecía a la sequía. Ahora ocurre todo lo contrario: el agua colma todos los diques y los caudales de los ríos Limay y Neuquén están en su límite máximo, al punto que desaparecen las playas de los balnearios más concurridos de esta capital y los clubes están anegados.

   
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