Lunes 30 de diciembre de 2002 | ||
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Lula asumirá en medio de un inmenso festejo |
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Por primera vez una asunción
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BRASILIA- Sólo la selección pentacampeona mundial, el Papa y el fallecido piloto de F-1 Ayrton Senna consiguieron aglomeraciones iguales a las que espera el presidente electo Luiz Inacio Lula da Silva, que por primera vez convirtió la investidura presidencial en una fiesta popular en Brasil. "Participa de la mayor fiesta popular. Podrás decirles a tus hijos y nietos: yo participé", proclaman incansables altavoces rodantes por toda Brasilia. El ex obrero metalúrgico de 57 años que dirigió las feroces huelgas sindicales del fin del régi-men militar y que al frente de su partido de los Trabajadores ganó las presidenciales en Brasil, decidió que su llegada al poder, el miércoles, sea una fiesta del pueblo. Lula asumirá en una ceremonia oficial en el Congreso y recibirá la banda presidencial en el Palacio de la Presidencia, ante al menos seis presidentes latinoamericanos y representantes de numerosos países, pero a las puertas de estos edificios habrá una fiesta popular paralela. Esa fiesta está siendo diseñada por el famoso publicista Duda Mendoça, quien condujo la campaña de Lula y ha programado espectáculos con el popular cantante y futuro ministro de Cultura Gilberto Gil y hasta un recorrido del presidente en Rolls Royce abierto. Se esperan 150.000 personas y al menos 1.000 autobuses de todo el país. Hasta un cámping gratuito para unas 10.000 familias sin recursos está a disposición de los visitantes, que reciben instrucciones en carreteras, aeropuertos, y hasta en un número 0800. "Sólo Ayrton Senna, la selección y el papa consiguieron una movilización parecida en Brasilia. Nunca un presidente", proclama el responsable del PT capitalino, Wilmar Lacerda. Las avenidas de Brasilia ya están de gala. Ayer, el voluntario Max D'Oliveira y 50 colegas estaban terminando de colocar 9 km de tela verde-amarilla de la bandera brasileña y roja del PT. El PT distribuirá centenares de miles de viseras, adhesivos y banderines con la leyenda "Yo participé de este cambio". Pero no todo es gasto, ya que el izquierdista partido de Lula está haciendo negocio con la venta de un "kit souvenir de la investidura", a cuatro dólares, con camiseta, banderines y gorra. La pequeña sede del PT en Brasilia no da a basto con permanentes colas de gente intentando adquirir cualquier producto con la marca "investidura de Lula". "No soy afiliada al PT, pero voté por Lula, porque creo que es una esperanza, y si los brasileños no tenemos esperanza, estamos acabados", dice mientras firma un cheque de compra Viviane Vieiro, quien irá a la fiesta con 30 familiares. Los peregrinos ya comienzan a concentrarse frente al Palacio Presidencial para no perderse la llegada de Lula el 1 de enero. Antonio Francisco dos Santos, de 60 años, recorrió a pie 1.100 km desde su casa hasta Brasilia, empujando un carrito con la insignia: "Rumbo a Brasilia, a la investidura del presidente". A su lado Robson Messias, un profesor de 32 años del Movimiento de los Sin Tie-rra llegado en 'autostop' desde el norte y trajo una carta para Lula. "Señor presiden- te. Vengo observando la situación de nues-tro pueblo brasileño que pasa hambre en nuestro país tan rico", comienza la misiva. El pescador amazónico Francisco de Assis Brito, de 62 años, que diseca pirañas para turistas, llegó a la investidura gracias a su ahorro para comprar un billete de avión. "Prometí que el día que Lula ganara, iría a Brasilia", afirma satisfecho de su hazaña viajera. Muchos de los que estarán en esa popular investidura son una imagen del Brasil que Lula se encontrará cuando asu-ma el poder, un país con 54 millones de pobres, casi un tercio de sus 170 millones, a los que ha prometido un Brasil sin hambre y con justicia social. (AFP) "Los logros serán reconocidos" BRASILIA.- El presidente brasileño, el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, quien dejará el poder este miércoles, afirmó que los logros de sus ocho años de mandato serán reconocidos con el tiempo. Sin inflación, pero con un ejército de pobres BRASILIA.- Tras ocho años en el poder, el presidente socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso pasará a la historia como el mandatario que controló la inflación y alzó la voz de Brasil en los foros internacionales, pero deja de herencia una pesada deuda pública y fuertes demandas sociales. |
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