Sábado 7 de diciembre de 2002
 

Bush depura a su equipo económico: echó a O"Neill

 

El polémico ex titular del Tesoro no logró la esperada reactivación.

  Washington y Brasilia (Télam).- El secretario del Tesoro estadounidense, Paul O"Neill, renunció ayer y dejará el gobierno en las próximas semanas, cuestionado por los pobres resultados obtenidos en el combate a la crisis económica del país, y salpicado por los escándalos corporativos ocurridos durante los últimos dos años, en los que se lo acusa de no haber actuado con la suficiente firmeza.
De esta manera, el presidente George W. Bush, llevó a cabo la mayor reestructuración de su administración, que comenzó hace dos años, al prescindir del controvertido O"Neill y también del jefe de asesores de la Casa Blanca, Lawrence Lindsey.
La renuncia de O"Neill, anunciada en una breve carta al Tesoro, puso fin a su permanencia de dos años al frente de la Economía estadounidense, en los que se destacó por pronunciar comentarios poco afortunados y por recibir una serie de críticas. "Los dos renunciaron", indicó el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer , y añadió que los nombres de sus sucesores serán anunciados próximamente.
La dimisión de un "duro" de la administración Bush y un hombre sindicado como uno de los principales obstáculos para que la Argentina alcance un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tuvo una inmediata repercusión en el país.
La decisión de esta reestructuración parece enfocada a vacunar a la Casa Blanca contra lo que podría ser una vulnerabilidad clave durante el período de aproximación a las elecciones presidenciales del 2004: la opinión pública de que la tambaleante economía no está manejada por manos expertas.
O"Neill era considerado por los economistas como alguien con un sustento político relativamente sólido, ya que estaba liderando los esfuerzos del gobierno para reformar el código tributario estadounidense Pero muchos dudaban de su capacidad técnicas y de conocimiento del mercado. De hecho, ante su renuncia y la de Lindsey, los operadores e inversores parecían estar más aliviados que impactados. "No resulta sorpresivo que el gobierno quiera hacer cambios en su equipo económico dado que el grupo no había sido capaz de inspirar la confianza entre los inversores y los consumidores que se necesita para establecer una política económica efectiva", dijo Carl Tannenbaum, economista de LaSalle.

Perfil: Un "duro" sin pelos en la lengua

Paul 0"Neill, el primer miembro del gabinete de George W. Bush en dejar su cargo, es conocido por no tener pelos en la lengua y por sacudir los mercados con explosivas declaraciones.
Paul O"Neill acababa de cumplir 65 años el 4 de diciembre de 2000 cuando su amigo Dick Cheney, el actual vicepresidente de Estados Unidos, le propuso dirigir el Tesoro en el nuevo equipo republicano que se preparaba para tomar las riendas de la Casa Blanca.
Delgado, con gafas y el cabello plateado, O"Neill piensa ahora en el retiro .
Paul O"Neill se integró a la administración pública a los 26 años, en 1961, y llegó a presidir la oficina de presupuesto de la Casa Blanca bajo las presidencias de Richard Nixon y Gerald Ford. Al llegar el demócrata Jimmy Carter a la Casa Blanca, con 41 años, O"Neill ingresó en el sector privado.
A diferencia de sus predecesores del equipo de Bill Clinton, carece de una trayectoria brillante en Wall Street, como Robert Rubin, o en el área académica, como Larry Summers, pero destacó en el sector empresarial. Fue presidente de Alcoa, primer fabricante mundial de aluminio, durante 13 años y antes integró el directorio de International Paper, primera papelera de su país.
Su administración al frente del Tesoro se caracterizó por la polémica. Respecto a Argentina dijo: "han estado metiéndose y saliendo de problemas por 70 años o más. No tienen ninguna industria de exportación. Y eso les gusta. Nadie los obligó a ser lo que son". Respecto a Brasil dijo en julio que los países del Cono Sur deben cuidar que el dinero de asistencia no "salga del país para cuentas bancarias en Suiza". El comentario hundió al real y despertó la indignación de los brasileños, que sólo se calmaron cuando Washington pidió disculpas. "O"Neill es tan cortés y cuidadoso como un elefante en un bazar", estimó Jornal do Brasil.
Respondiendo a sus críticos, dijo: "si a la gente no le gusta lo que hago, no me importa. Podría estar navegando en yate o conduciendo a través del país". (AFP)

   
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