Miércoles 18 de diciembre de 2002
 

Evangélicos ganan terreno en el Brasil y en América Latina

 

Por Guido Nejamkis

  En la humilde ciudad de Recanto das Emas, en las afueras de Brasilia, los pobres comercios que se apiñan sobre la polvorienta avenida central contrastan con el brillo de un cercano templo evangélico, cuyas paredes de color ocre parecen pertenecer a otro sitio.
El templo, uno de los miles que el culto evangélico Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) tiene esparcidos en todo el Brasil, ocupa una manzana completa en el centro del poblado. En sus amplias puertas un letrero multicolor promete soluciones para los fieles en sus problemas de amor, finanzas y salud.
La Iglesia Universal del Reino de Dios, una de las más poderosas entre las numerosas congregaciones evangélicas y pentecostales del Brasil, es mucho más que una formidable maquinaria religiosa.
Fundada en Brasil en 1977 por un ex predicador callejero, el "obispo" Edir Macedo, y con millones de fieles e ingentes recursos económicos proporcionados por agresivas técnicas de recaudación entre sus feligreses, la IURD ha ganado un creciente poder político en el país, que comparte junto con otras congregaciones igualmente vigorosas.
"La bancada evangélica pasará de tener unos 50 diputados en la actual cámara (baja) a unos 60 en la Legislatura del año que viene. Es un número expresivo para cualquier votación", dijo el analista político Haroldo Britto, de la consultora Goes en Brasilia.
"Esa bancada representará más del 10% de la Cámara de Diputados", dijo por su parte el cientista político César Romero Jacob, de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Río de Janeiro. Los legisladores evangélicos actúan en el Congreso con un alto grado de cohesión, que excede fronteras partidarias, especialmente a la hora de tratar cuestiones morales y asuntos tributarios de interés para las iglesias, como el mantenimiento de la exclusión impositiva de los templos, explicó Britto.
Con miles de templos y millones de fieles pagando su contribución, los cultos tienen enormes recaudaciones cada mes. "Es una economía que nadie controla", dijo Romero Jacob.
Otro asunto de interés de los legisladores es el de las leyes sobre medios de comunicación, donde las iglesias tienen una activa presencia.
La IURD controla uno de los principales canales del Brasil, la TV Record, y la crisis económica que vive el país, que ha golpeado el mercado de la publicidad, ha hecho que muchos cultos compren espacios centrales en otras redes nacionales de televisión.
Según datos oficiales, los cultos evangélicos en el Brasil cuentan con al menos 17 millones de fieles -el 10% de la población del país- y vienen registrando un explosivo crecimiento en los últimos años.
"Los cultos han acelerado su crecimiento en los últimos 20 años. Y esa aceleración se concentra en la periferia de las grandes ciudades y en el campo. Son los excluidos del Brasil que pagan un diezmo y tienen en las iglesias un sentimiento de pertenencia", explicó Romero Jacob.
El experto, sin embargo, dice que no todos los cultos son iguales y que algunos no son tan enfáticos en la recaudación del "diezmo".
"Hay evangélicos tradicionales que no mezclan política y religión y que no son tan agresivos en las colectas de fondos. Dentro del Partido de los Trabajadores (del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva) conviven evangélicos, ateos y católicos", afirmó.
Otros, sin embargo, utilizan a sus fieles para ganar terreno político, indicó Romero Jacob. "Crecieron en la política usando su electorado cautivo".
El incremento de esa actividad ha generado un cierto recelo en la poderosa Iglesia Católica del Brasil que, según Britto, ve una postura mesiánica y de avidez financiera en algunas congregaciones que suelen vincular las contribuciones de los fieles con su fe.
Ese crecimiento, además, ha puesto a algunos cultos a las puertas del más alto nivel del Estado. En el Partido Liberal (PL), aliado de Lula da Silva en las elecciones de octubre, que consagraron como vicepresidente al empresario José Alencar, la llamada "ala evangélica" tiene gran peso e influencia, recordó Britto.

(Reuters)
     
     
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