Jueves 12 de diciembre de 2002
 

Copenhague marcará un hito en la construcción europea

 

Por Thomas P. Spieker

  La compleja máquina negociadora de la Unión Europea (UE) gira a pleno ritmo y tanto los embajadores comunitarios como los ministros apuran hasta el último minuto para desgranar compromisos antes de la cumbre de Copenhague, que comienza hoy, para desbloquear las cuestiones más espinosas a tratar.
Su esfuerzo es comprensible ya que el Consejo Europeo de Copenhague marcará un nuevo hito en la historia de la construcción europea, con la esperada sanción formal a la adhesión de diez nuevos miembros, la mayor parte del ex bloque del Este europeo, que se incorporarán el 1º de mayo de 2004. Nadie quiere en Bruselas que los fastos queden eclipsados por ninguna disputa.
Los nuevos invitados a la mesa de la Unión, exceptuando a Rumania y Bulgaria, que podrían ingresar en el 2007, preparan sus mejores galas. Estonia, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, República Checa, Hungría y Chipre forman parte de ese primer grupo de países seleccionados.
Las negociaciones han concluido, durante todo el 2003 se firmarán los tratados de adhesión y el 1º de mayo se concretará su ingreso. Si todo el proceso va bien, las poblaciones aprueban la adhesión en sendos referendos y no se hace necesario aplicar cláusulas de salvaguarda por parte de los Quince, la Unión pasará de quince a 25 miembros dentro de dos años.
Se trata de la ampliación más ambiciosa de la UE, la quinta de su historia desde 1952, cuando la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) contaba con seis miembros: Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Los sucesivos procesos de ampliación fueron incluyendo a cada vez más naciones bajo el amparo de la Unión. En 1973, nueve países; 1981, diez; 1986 (España y Portugal), doce; 1995, quince.
El adjetivo "histórico" no es gratuito. Esta nueva expansión comunitaria supone la plena integración de muchos estados antes amparados bajo el paraguas de la extinta Unión Soviética. Además, para los diez futuros socios también el año 2004 supondrá la integración en la estructura militar de su enemigo de antaño, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de la que tres de ellos son ya miembros.
Pero no todo serán apretones de manos y fotos de familia en Copenhague. Turquía plantará cara a los Quince para que ofrezcan a Ankara, candidato oficial a la UE, una fecha concreta para el inicio de negociaciones de adhesión en el 2003, extremo rechazado de plano por los Quince.
Fuentes diplomáticas comunitarias aseguran que no se dará ninguna fecha concreta de adhesión a Turquía en la cumbre de Copenhague, mientras el líder del Partido de la Justicia y el Progreso (AKP), Recep Tayyip Erdogan, reciente vencedor de las elecciones turcas, acusa a la UE de exigir a su país más condiciones que al resto de futuros socios.
La polémica sobre la no "europeidad" de Turquía, lanzado el mes pasado por el ex presidente francés Valery Giscard D"Estaing y actual presidente de la Convención de la UE, ha abierto un duro debate de opiniones entre los líderes comunitarios y será uno de los asuntos que dominen la agenda de los Quince en Dinamarca, aseguraron fuentes diplomáticas comunitarias en Bruselas.
El posible compromiso en Copenhague se plasmará en la fórmula "una fecha para una fecha", bajo el cual se entiende que lo único que conseguirá Turquía en la cita danesa será -en definitiva- un premio "de consolación" que la obligará a seguir esperando en el vestíbulo de la UE.
Se dará a Ankara la fecha para comunicarle cuándo se iniciarán esas negociaciones, tal vez julio de 2005 como propusieron el canciller federal alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés, Jacques Chirac.
Los Quince quieren asegurarse de que Ankara aplicará las necesarias reformas económicas y políticas, especialmente en el tema de respeto de los derechos humanos, contenidas en los así llamados "Criterios de Copenhague".
Otro de los temas más complejos a los que deberán enfrentarse los jefes de Estado y gobierno de los Quince en la próxima cumbre de Copenhague es el de la financiación de la ampliación, uno de los capítulos más sensibles del proceso de expansión.
Alemania, principal contribuyente neto a las arcas comunitarias y que atraviesa por una de las coyunturas económicas más complejas de los últimos años, se resiste a inyectar más euros y en ese sentido ha rechazado la última propuesta de compromiso de la presidencia de turno danesa.
El tema monetario sigue siendo el más delicado en la UE y en ese sentido el primer ministro danés y presidente de turno de los Quince, Anders Fogh Rasmussen, lo ha explicado nítidamente: no habrá dinero extra para los diez candidatos. "Tengo un mensaje claro (de los socios) de que hay un límite sobre la cantidad de dinero disponible: no hay más dinero. Hemos encontrado exactamente el equilibro correcto", subrayó. (DPA)
     
     
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