Jueves 12 de diciembre de 2002 | |||
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San Lorenzo completó un trámite y luego festejó |
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Igualó como local con A. Nacional y es el campeón. Segundo título internacional para los argentinos. |
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Si bien se trató de una final, la sensación no fue la misma. No había clima de una definición a todo o nada. Mucho tenía que ver en esto el resultado del partido de ida, un lapidario 4 a 0 de San Lorenzo, y por el presente del Atlético Nacional, que llegaba de una racha de cuatro partidos sin meter un gol. Igual, los hinchas de San Lorenzo no quisieron perderse la posibilidad de festejar el segundo título internacional de la historia del club y reventaron el "Nuevo Gasómetro". Después de la Mercosur, el "Ciclón" se entusiasmó con las Copas. "Si San Lorenzo hizo cuatro goles en Medellín, ¿por qué nosotros no podemos lograr lo mismo en Buenos Aires?", se preguntó Alexis García, el técnico de los colombianos. Sólo palabras, porque la verdadera idea era no pasar otro papelón. Así, la final de esta primera edición de la Copa Sudamericana arrancó a media máquina. Atlético no tenía con qué preocupar a su rival y San Lorenzo esperaba con paciencia, como pensando en los festejos después del pitazo final. Cerca de la media hora de juego, los dos le pusieron un poco de calor al partido. El primero fue San Lorenzo, con un cabezazo del "Beto" Acosta a los veintiocho minutos. A los treinta y uno estuvo la más clara para el local. Astudillo recibió en la puerta del aérea, giró y sacó el derechazo que Velásquez despejó. La respuesta del visitante llegó un minuto después, cuando Saja se quedó con un remate al medio del arco de Carlos Díaz. Después, el partido volvió a ser aburrido y el primer tiempo se fue. Al menos, San Lorenzo lograba mantener la ventaja de cuatro goles que había sacado en Medellín. Mientras, Atlético ni se asomaba a una hazaña. El equipo de García se mostró lento, excediéndose en el toque y sin profundidad. No cambió mucho el panorama en el complemento. San Lorenzo no hizo mucho porque no lo necesitaba. Y Atlético Nacional se limitó a cumplir con su propósito de no perder. El primero que se animó a mover la piezas fue Rubén D. Insúa, el técnico del local. Sacó a Chatruc y Astudillo, mandando a la cancha a Luna y Cordone, buscando mayor velocidad adelante. San Lorenzo arrimó algo de peligro. Por equivocación, también la visita tuvo lo suyo. El segundo tiempo casi que estuvo demás, porque el verdadero espectáculo estuvo en las tribunas, donde los simpatizantes del equipo argentino festejaron a lo grande la conquista. Cincuenta mil aficionados |
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