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Sábado 14 de diciembre de 2002 | |
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La casa se reserva el derecho de admisión |
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Agridulce moraleja de "Bienvenidos al Primer Mundo" |
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| ROCA - Hilvanados por el aire casi farandulesco de una "kermesse", pasan sobre el escenario de "Bienvenidos al Primer Mundo" los momentos clave de la política argentina reciente, desde la época de la "plata dulce" y el mito del "eterno progreso" hasta la violencia del Proceso y la humillada pobreza de hoy. "Bienvenidos al Primer Mundo" es humor político de ese que hacía tiempo que no se veía. Un humor político fresco -si se lo compara con el estilo actual más desenfadado- pero también más sutil. Hasta es posible imaginar que varias de las escenas podrían haber compartido un programa con alguno de aquellos monólogos inolvidables de Tato Bores. La obra que mañana domingo pondrá en escena por última vez este año el "Elenco Desestable" en la Sala II de la Casa de la Cultura, fue escrita por Atilio Zanotta, y tiene la extraña virtud de transportarnos en el tiempo hasta lo más patético de nuestra historia contemporánea. La dirección, a cargo de Olga Corral, pone a los actores en la complicada tarea de multiplicarse en varios personajes dispares prácticamente de un momento a otro, sin darles respiro ni a ellos ni al público. Es particularmente destacable la actuación de Carmelo Scala, tanto que la puesta podría tener como subtítulo "el Colorado no se rinde". Teatrero desde la adolescencia, Scala y el "Elenco Desestable" han elegido para esta etapa -después de un paso por la Comedia de la Fundación Cultural Patagonia- el camino de las producciones independientes. Hace un par de años fue otra comedia -"El Bizco", de Marta de Grazia-. Ahora, con "Bienvenidos..." el libreto lo coloca, tanto a él como a Mario Loza, en el compromiso de mutar, divertir, correr, volver a mutar, y cada vez en forma convincente. En varias ocasiones, sólo la presentación de los personajes basta para que el público estalle en carcajadas. Eduardo De París, devenido en una suerte de "Guardián del Averno" -que, en lugar de a los Infiernos, franquea el paso al Edén norteamericano-, examina en cada ocasión los "méritos" del aspirante: nuevos ricos, músicos buscando la gloria de la fama, militares deseosos de sumarse a una Patria victoriosa, jóvenes chicas con sueños hollywoodenses... todos llegan a esa puerta que se empeña en cerrarse, al tiempo que se inagura la risa. El elenco se completa con Carolina Castro, Flavia Borda, Gabriela Ramírez y Nancy Mehehuech, que se ven también en figurillas para trasmutarse una y otra vez. Propio del estilo cándido y fresco que dábamos por perdido, la ternura llega con el soliloquio reivindicativo de una anciana, que se lamenta de aquello de lo que carece el Mundo que parece tenerlo todo: la sensibilidad y la piedad por los mayores. La puesta, en sí misma, es casi una metáfora del país: poca gente, todos "multifunción", pocos recursos, y una buena dosis de talento e imaginación. Una obra divertida y para pensar. Un elenco para aplaudir. Alicia Miller |
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