Domingo 24 de noviembre de 2002

 

Discordias por el fallo del árbitro inglés

 

Al adjudicarse los fértiles valles patagónicos a la Argentina se potenciaron las críticas chilenas a su perito, aunque hubo disconformidad a ambos lados de la cordillera.

 

La noticia sobre el laudo arbitral del rey de Inglaterra -telegrafiada a Buenos Aires y a Santiago el 21 de Noviembre de 1902-, provocó en sus encumbrados círculos políticos y sociales distensión y alivio: concluía un conflicto. Pero a la vez, en esas elites y en ciudadanos comunes se suscitó no poca desazón y fastidio por lo que repartió la traza. Estallaron las críticas, se multiplicaron las discusiones y un oleaje de suspicacias y revisionismo sobre lo actuado por los peritos golpeó en los sólidos murallones de la prudencia. Como se sabe, las quejas consiguen rápido espacio difusor y en esas capitales sudamericanas no eran pocos los que alentaban agigantar las disidencias.
Curiosamente no se produjeron alteraciones ni protestas en la frontera patagónica aunque la maravilla del telégrafo puso casi simultánea e inmediatamente la novedad en el Alto Valle hasta el lago Nahuel Huapi gracias al telégrafo (en revisión constante de la línea por jinetes "guardahilos" estatales).
Los galeses de Trevelin, sin embargo, debieron esperar unos días más para los festejos hasta que un chasqui llegara desde el lago o desde "el Neuquén". Es que la línea telegráfica entre Nahuel Huapi y Colonia 16 de Octubre estaba en construcción. Conrado Goitía, el encargado del tendido había partido pocos meses antes desde Neuquén con 40 carros de materiales y comodidad -a barquinazos- para el personal transportado. También logró acopio de troncos de la tala autorizada por el gobierno para que la Isla Victoria aprovisionara los postes de la línea.

Fraternidad y turismo

La noticia arribada a esas lejanías no sólo no produjo desencanto alguno, sino que en la incipiente población de San Carlos de Bariloche todo fue algarabía. La Patagonia entera cobraba una impensada importancia y esperaba el progreso. Algunos barilochenses , encabezados por Mariano Fosbery jefe del 3ro. de caballería con asiento junto al Nahuel Huapi, decidieron confraternizar con los chilenos. El militar programó un viaje a Puerto Montt con el británico Enrique Niel y el texano Jarred Jones. La comitiva zarpó en el vapor Cóndor rumbo a Blest a pesar del temporal de ese 8 de diciembre. Los diarios de Buenos Aires lo destacaron al día siguiente como "gira de placer", imposible de haberlo intentado durante el tenso conflicto. Las crónicas señalaban que en Bariloche el capitán Fosbery "que goza de general simpatía, tuvo una cariñosa despedida". A bordo figuraban "las familias Jones y Neil" (que recién formalizarían sus respectivos matrimonios al año siguiente) y "en Puerto Montt, se les preparaba una demostración de aprecio, tanto a las autoridades militares como a las civiles". El señor Hube, cónsul argentino en Montt y varios militares y civiles chilenos prometieron anticipadamente visitar el lago acompañando el regreso de Fosbery, después de agasajarlos con los "curantos" abarrotados de mariscos conseguidos entre los pescadores de Angelmó y los pangues de la isla Tenglo para cubrir el manjar.
No todo era homogéneo porque en Santiago tambaleaba el gabinete ministerial a la vez que arreciaban las críticas a Barros Arana, el perito chileno. Y a pesar que habían logrado que España comprara los acorazados alistados para su Armada en astilleros ingleses y los brindis fraternos se enarbolaban en Puerto Montt, estaba a punto de atracar en Valparaíso una carga de 600 cascos alemanes para la escolta de artillería y un cuerpo de infantería.
El ministro argentino Terry contento con la paz llegó a Santiago asegurando -el 9 de diciembre- que muchas familias de Buenos Aires volverían a veranear en Viña del Mar cuando en el Parlamento chileno tronó la voz del diputado Ramón Serrano Montaner para señalar que "el laudo se funda sólo en la visita del coronel Holdich a la línea del perito Moreno y en la propaganda argentina favorecida por la desidia chilena".

Siempre chivos

Para cuando el jefe militar del lago Nahuel Huapi Mariano Fosbery regresó a su guarnición el 20 de diciembre, estaba acompañado por el mayor del ejército chileno Carlos Baldivieso Tagle y por el jefe de policía de Llanquihue Cipriano Sánchez, entre otras personalidades trasandinas muy agasajadas, incluso en Pilcaniyeu, donde se crucificaron varios chivos.
Simultáneamente se esperaba en Bariloche a la comisión que hacía dos días había dejado Paso Limay en estudios de la navegabilidad del gran río. La comisión estaba encabezada por el capitán de fragata Hortensio Thwaites, descendiente del oficial de las invasiones inglesas cuyo hijo, José Thwaites, no sólo fue el abuelo materno del perito Moreno sino también su padrino de bautismo.
En esos días se había concluido la cárcel de Viedma en reconstrucción tras las inundaciones del año "99, pero el Juzgado Letrado todavía funcionaba en Choele Choel, donde hasta entonces se hacinaban los presos del territorio. Pero el único médico gubernamental residía en Viedma y hasta allí debían remitirse a los presos enfermos, por lo que el juez Lamarque pidió al ministerio de Justicia se nombrara otro galeno para Choele Choel (el juzgado del crimen no tenía informe pericial válido).

El fotógrafo Forest

La importancia de lo patagónico debía ser aprovechado y así fue que al Chubut llegó el fotógrafo A. Forest enviado por el gobierno para obtener vistas patagónicas También una comisión en Trelew reunió 1500 firmas de hacendados, comerciantes y agricultores que querían ser gobernados por el coronel Federico J. Zeballos. Con las últimas rúbricas colectadas marcharon a embarcarse a Puerto Madryn, población que en un reciente censo demostraba tener 24 casas y 80 habitantes de los cuales 22 eran chicos de 5 a 15 años y otros 15 eran menores de cinco, pero carecían de escuela. La vida era dura y rural: los pastajes nada abundantes. Sin embargo sostenían a 195 equinos, 408 vacunos, 9 mulas, 32 porcinos y 268 gallinas.
En Chile no había cesado la autocrítica y el desprecio por su diplomacia.
Por lo que ya a fines de noviembre su ministro Pinto Agüero dispuso crear un consejo especial en la cancillería y una escuela diplomática. A menos de diez días del laudo, El Porvenir había atacado directamente al ex perito Diego Barros Arana achacándole la culpa del resultado "poco satisfactorio alcanzado ante el árbitro por las diversas teorías que sustentara en su larga influencia en el peritaje de los confines andinos" y corroborada un rumor: fue el senador Pedro Montt el artífice de los Pactos de Mayo en acuerdo con Roca para arreglar "un laudo convencional" a su paso por Buenos Aires rumbo a Europa. "A Chile le han tocado terrenos de mala calidad", concluyó entonces Pinto Agüero y peor aún fue la opinión del director de La Ley, el diputado Philipi, quien consideró al laudo "un verdadero desastre".

Curiosidades

El 27 de noviembre de 1902 partió desde Choele Choel hacia Buenos Aires el representante de los galeses Eduardo Owen para entrevistarse con el presidente de la República y pedirle la primera cuota de los 50.000 pesos ofrecidos para las obras de irrigación y defensa en la isla Grande de Choele Choel.
Para entonces, los galeses llevaban construidos en la isla 6 kilómetros de canal de 10 metros de ancho y uno de profundidad. Según Owen, sin la ayuda del gobierno nacional sería imposible seguir las obras y así fracasaría la colonización emprendida.
Al día siguiente, 28 de noviembre del año 2, llegaron a Choele Choel 8 presos de Valcheta, entre ellos el juez de paz del departamento acusado de haber cobrado emolumentos por la expedición de papeletas de enrolamiento.
El juez letrado, condenó al mismo tiempo a Antonio Marchiano por homicidio. Antonio Vutcovich le había dado un puntapié a Marchiano que respondió con la puñalada fatal.
Cinco días después de que el juez Lamarque condenó a Juan Burgos a 8 años de prisión por haber asesinado a su propio tío, el magistrado debió ocuparse de otro horrendo crimen que conmovió a todo el Norte de la Patagonia. Ese 28 de noviembre de 1902 debió tomar declaración al criminal Carlos Palacios, de sólo 11 años. En la costa del río Colorado, paraje Vigilante, el chico había degollado al menor Juan Botet de apenas 5 años. Luego lo arrojó al río -confesó- donde apareció cinco días después. Lo mató porque el pequeño le había pegado un rebencazo (el crimen se había cometido el 12 de enero anterior).
El mismo día que el juez Lamarque tomaba la indagatoria al chico infanticida, un tren proveniente de la lejana Patagonia, rechinaba sus frenos -poco después de las 7 de la mañana- en la estación Constitución, después de recorrer el mismo trayecto, en dirección inversa, que había hecho el general Roca en su conquista del desierto. Provenía de la flamante estación Neuquén en la que se embarcó el comisionado nacional Leopoldo Lugones con largos informes en carpeta. Años después, Lugones vivió obsesionado por escribir una biografía de Roca. Cuando se suicidó en el recreo El Tropezón del delta del Paraná, aún era su asignatura pendiente.
El verano de 1902 en la cordillera patagónica, los boquetes habilitaron tempranamente los negocios ganaderos con Chile. También entraban ávidos bandoleros trasandinos, y aunque se contaba con 4 destacamentos policiales más, las policías carecían de buenas caballadas y armamento apropiado.

Por Francisco N. Juárez
fnjuarez@interlink.com.ar

   
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