Lunes 11 de noviembre de 2002

 

Tumberos

 

Por Hugo Alonso

  El Comité Federal de Radiodifusión puede mejorar la legislación, lanzar una guía de contenidos y aumentar las sanciones a los medios de comunicación que vayan a contramano de las reglas. Lo que nunca podrá regular es mi casa o la del vecino. Sin embargo, parece que todavía hay quienes no advierten los marcos de su responsabilidad y aguardan por soluciones que lleguen desde afuera para calmar lo que ocurre puertas adentro del hogar.
Si en Roca hay chicos que se autolesionaron imitando a la miniserie "Tumberos" no es culpa de la falta de límites para la televisión.Tampoco de maestros que "no controlan juegos en los recreos ni conversaciones sobre el entretenimiento que consumen los menores", como podría pensar algún padre que se topó cara a cara con el problema cuando era tarde.
El conflicto está en casa. El debate tiene como punto de partida a lo que se permite hacer a los chicos una vez que toman el control remoto entre sus manos. Y no termina todo allí, porque el camino es muy extenso como para detenerse en la seguridad de que están viendo un dibujito animado o deportes.
Las caricaturas también saben de asesinatos y en los estadios argentinos la violencia se reproduce a cada instante.
Que más de 15 alumnos de tres escuelas primarias de Roca hayan decidido imitar métodos carcelarios para demostrar quién es el más fuerte no es una moda. Evidencia una vez más las fracturas que hay en la familia, como institución en la Argentina.
Hoy es una lesión en las manos. Ayer fue la cerveza o el vino en la esquina con amigos que escucharon en un tema de cumbia villera, el "porrito" de Andrés Calamaro. Mañana habrá más novedades en los titulares.
Es cierto que los medios de comunicación influyen en la concepción de posturas para enfrentar los dilemas cotidianos. De allí la presencia de organismos reguladores en todos los niveles del estado. Claro que con eso no alcanza. Por eso debe existir un grado de permeabilidad a los mensajes recibidos, aplicado durante esa primera formación intelectual a cargo de los padres.
No es un problema que deba empezar a resolver el Comfer.
"Tumberos" es sólo un programa de televisión.
El contenido de realidad que emerge de la pantalla no es superior a las imágenes que observa cada chico en el trayecto de su casa a la escuela.
Tampoco los asombra más que ese relato que escucharon de un compañerito cuyos padres no tienen trabajo, se pelean y andan a los golpes por la vida -caminando sobre la delgada línea que divide los hechos lícitos de los delitos- para sacar una mínima ventaja que permita comprar algo de pan.
Por otra parte, el ingreso a la preadolescencia hace del límite horario de protección al menor algo muy vulnerable, porque el poder paterno para enviar a dormir o estudiar a los hijos en esa etapa se reduce.
Entonces, si la conclusión es que poco puede hacerse para que el mensaje violento no llegue a los chicos, el diálogo y las posteriores conclusiones conjuntas sobre lo observado pueden significar una buena vía en el camino de la seguridad familiar.
Más tarde la educación recibida en la escuela completará el esquema de prevención a actitudes indeseadas.
Roca es hoy una ciudad con pequeños "tumberos". Llegó la hora de que los padres analicen cómo seguir adelante en la relación entre sus hijos y el control remoto para que los efectos no generen trastornos.

Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar

   
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