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Viernes 8 de noviembre de 2002 | |
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La interna del PJ hace poco ruido |
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Los precandidatos a gobernador Larreguy, Soria y Del Bello dosifican la inversión en publicidad. Sólo el primero apela a la televisión, pero el método más usado para divulgar la imagen es la extendida red de radios que tiene la provincia. Los choripanes y los asados cedieron lugar a una humilde bandejita con comida. |
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| La eterna sonrisa de Carlos Larreguy, apostando a cautivar electores. La voz ronca e impregnada de Carlos Soria por la radio, asegurando que está listo para gobernar la provincia. Y el tono que con desigual ímpetu de fuerza le imprime Juan Carlos Del Bello a propuestas que hablan de singular ponderación en el manejo de ideas. Estas son sólo algunas de las impresiones que va arrojando en materia de marketing político la interna del PJ rionegrino que concluirá el 17 con la elección de los candidatos del partido a gobernador y del primer diputado nacional. Un poco por falta de recursos. Otro poco por evitar grandes despliegues mediáticos. Lo cierto es que a los ojos de una sociedad desencantada con la dirigencia política, la utilización de publicidad por parte de los tres precandidatos a gobernador fue singularmente escasa. Austeridad que se extendió a los actos. Alejados, en general, de los asados y mitines multitudinarios de otros tiempos que vía el humo que generaban denunciaban desde muy lejos dónde estaba la política. Tal vez la excepción en esta economía de guerra fueron tres actos organizados por Soria, dos en Roca y uno en Cipolletti. En total superaron largamente las 5.000 personas. Pero lo cierto es que el asado y el choripán brillan por su ausencia en la actual campaña. Sólo se entrega una bandeja con un sándwich, un sachet con jugo y una fruta. Pero no a todos, sino a quienes llegan desde puntos distantes al lugar del acto. Este es el método que usó Soria hasta hoy. Y al que apelará Del Bello para amortiguar el desgaste de energías de quienes vengan desde lejos a escucharlo en el acto que liderara en el atardecer del domingo en Roca. -Será una vianda muy sencilla, de bajo costo- señaló ayer Carlos Nicolaus, alfil de Del Bello. Ex intendente de Roca, Nicolaus es el mentor intelectual del acto del domingo. -Hay que tocarle la cola al "gringo" Soria donde él se siente seguro, y hacerlo con un acto en plena calle- le dijo a un Del Bello no muy convencido de la necesidad de esa operación. Triunfó Nicolaus. En materia de estrategias de comunicación utilizadas por los precandidatos, fueron muy diferentes entre en sus contenidos. Vía apariciones en televisión, Larreguy pivotea en lo que estima que es su mayor cápita excluyente: honestidad. Apela a pocos mensajes radiales y una casi nula difusión de afiches y cartelería. Soria y Del Bello -en cambio y al menos hasta hoy-, nada de televisión. A diferencia de Larreguy ambos hacen del afiche un vector para difundir imagen. Y junto con Larreguy tampoco dejan de computar el valor que tiene la amplia cadena de radios FM a la hora de buscar votos. A lo largo de lo que va de la campaña hubo días en que cada uno fue reporteado no menos de 15 veces por distintas FM de la provincia. El lugar que ambicionan gobernar de la mano de un peronismo que quiere ganar. (AR) Taxis, una batalla que se quiere evitar Al menos al cierre de esta edición, parecía evitable la batalla por captar taxis a cualquier precio para acarrear gente a votar en la elección interna del PJ. Uno de los métodos -claro está- que más degradan al sistema político argentino. Dos son, al menos a hoy, las líneas internas del peronismo dispuestas a apelar a este mecanismo: las que postulan para gobernador a Carlos Soria por un lado y Juan Carlos Del Bello por otro. El núcleo central del eventual acuerdo gira alrededor de la necesidad de que nadie se dispare pagando un precio alto por unidad y de esa manera vacíe el mercado de taxis. -Carlos, tenemos que llegar a algún acuerdo- dijo ayer vía telefónica uno de los operadores de Soria: el concejal Carlos Peralta. -¡Estoy de acuerdo Carlitos, pero ustedes tienen la palabra porque son los que más guita tienen!- le respondió el bellista Carlos Nicolaus. La negociación no deja de computar una realidad: la recesión económica condiciona fuertemente el precio a pagar por cada taxi arrendado. Para las elecciones de octubre del 2001, por caso, en Roca el radicalismo pagó un promedio de 100 pesos por unidad, más 20 para combustible. Al menos en esta ciudad, soristas y bellistas parecen llegar a un acuerdo de no más de 65 por taxi, y 15 para combustible, cualquiera sea su naturaleza. Micros, inestabilidad en los precios Desde comienzos de la transición el colectivo forma parte de las herramientas con que se moviliza fundamentalmente a actos. Pero a diferencia de la contratación de taxis y también para el caso de Roca, el sorismo y bellismo no parecen sensibles a la necesidad de un acuerdo sobre cuánto pagar. Hay dos tipos de precios por unidad. Uno, el del colectivo que trae al lugar y luego retorna a la gente de los barrios más alejados de la ciudad. Dos, la unidad que acerca y devuelve a gente de localidades distantes al acto. Por el primero, el bellismo entiende que no deben pagarse más de 90 pesos. Por el segundo, a lo sumo 130 / 150. -¡No más, no más!- dice Carlos Nicolaus. Y acota: -Fui tendero toda mi vida, y de los de lápiz en la oreja. ¡Cómo no voy a saber cuál es el costo por unidad! Luego confiesa: -Para el acto de Del Bello del domingo en Roca, alquilaremos 20 micros para la gente de los barrios y no más de dos por localidades cercanas. Soria, en cambio, habría sido más generoso a la hora de arrendar unidades. Así -y según lo confiesan los bellistas- habría pagado sin diferencia de distancias, 150 / 200 pesos per cápita para los actos masivos que realizó en Roca. |
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