Domingo 24 de noviembre de 2002
 

Ultima oportunidad

 

Por Alicia Miller

  El veranismo está enojado.
No le gusta nada que sectores internos o ajenos desafíen su poder, que sus propios dirigentes ven menguado por diversos factores. Cuando esto ocurre, el "abecé" de la conducta republicana -que, hay que decirlo, no es su fuerte- se le desdibuja completamente.
Esta semana, dos evidencias ha dado de esta confusión entre lo que se puede y lo que no se puede hacer en un sistema democrático.
A nivel interno, el veranismo logró sacar de la carrera electoral a Bautista Mendioroz, con un manejo de los tiempos y de las señales equívocas que dejó al sector del vicegobernador a mitad del río y sin salvavidas.
Hasta ahí, todo democrático.
Sobre todo, porque Opción Radical no puede alegar en su defensa que ignoraba que la Constitución invalidaba a su candidato, ni tampoco que la demora en preparar un postulante alternativo jugaba en favor de su adversario.
Lo que no es compatible con un sistema republicano es lo que pretende hacer ahora el veranismo: constituir la Convención partidaria en cuerpo electoral para obviar la convocatoria a elecciones internas, sin que existan los consensos que harían de ese recurso extremo un mecanismo legal y respetuoso de la voluntad del electorado interno.
Con no pocos convencionales en contra, la cancelación de las internas sería un acto de arrogancia nada democrático. Y, de acuerdo con los antecedentes, sería con seguridad invalidado por el Tribunal Electoral Provincial ante la menor impugnación.
Si así fuera, el veranismo tomaría de su propia medicina, al querer tensar la cuerda mucho más de lo que el sistema permite.
Otro episodio mostró también esta semana la prepotencia de que es capaz el veranismo cuando se siente cuestionado, aunque tal cuestionamiento no sea ni remotamente capaz de poner en peligro su ejercicio casi hegemónico del poder.
Ocurrió en el hospital de Roca, cuando un grupo de jóvenes que responde a órdenes de gente del entorno del gobernador Pablo Verani agredió a reporteros gráficos de este y de otro diario y los amenazó, al igual que a varios periodistas.
¿Por qué si nadie admite que le gusta la prepotencia los prepotentes la ejercen, sin que una multitud se los impida o se los reproche?
La respuesta a este interrogante podría desvelar a más de un psicólogo social. Pero tal explicación nos excede. Sólo podemos dar fe de la evidencia. Incontrastable. Reiterada.
La cuestión es que el veranismo parece orgulloso de su prepotencia, porque la entiende como legítimo ejercicio del poder, sin reparar en cuántas normas infrinja al hacerlo.

Ultima chance de la oposición

El veranismo tiene ya su fórmula -aunque no homologada- y el PJ eligió su candidato a gobernador. De un modo u otro, los dos partidos tradicionales se han puesto en la línea de largada.
Enfrente, una amplia constelación de dirigentes independientes o malheridos internos ha comenzado a dialogar entre sí, y la postergación de las elecciones generales les da todavía una chance de constituir una alternativa para captar el voto del electorado crítico.
Julio Arriaga, candidato del Frente Grande, es entre ellos quien menos interés ha manifestado por unirse con otros sectores. Confía en el rédito que le da el haber sido el primero en definir la fórmula y un programa de gobierno.
Bastante más desorganizados, también están en el "campo opositor" Guillermo Wood, el candidato a gobernador por el ARI, quien en la Legislatura rionegrina ha mostrado tener afinidades y un trabajo conjunto con el MPP de Julio Salto -a través de Guillermo Grosvald-, con el sector del Frente Grande liderado por Eduardo "Bachi" Chironi, con el peronista "rebelde" Eduardo Rosso y con el vicegobernador Bautista Mendioroz.
Estas coincidencias en materia de principios ideológicos y métodos políticos suma también en el mismo grupo al intendente de Roca y líder de la flamante corriente interna radical Movimiento de Apertura Democrática.
En la Legislatura, la ciudadanía les debe la conformación de la Comisión Investigadora de las regalías y la tarifa eléctrica -cuyos avances han sido incorporados a la causa judicial sobre el tema- y la reciente sanción de la Comisión Investigadora de las concesiones en Lotería de Río Negro.
Todos ellos están hoy dialogando entre sí. Y hasta podría afirmarse que ninguno descarta una alternativa electoral conjunta.
Lo que queda por saber es si sus méritos no irán en su propio desmedro. Es decir, si su voluntad dialoguista no los dilatará en el tiempo impidiéndoles conformar una fuerza con empuje que esté en aptitud de "plantarse" -como el Frente Grande de Arriaga- ante el veranismo y el peronismo para representar la inquietud de amplios sectores del electorado que no parecen encontrar satisfacción en las propuestas electorales a la vista. Así lo demostró la escasa convocatoria que mereció el pasado domingo la interna abierta del Partido Justicialista.
Claro que la decisión más difícil la tienen Mendioroz, Sarandría y Rosso, que deben definir si se corren de lugar hasta quedar fuera del "paraguas" partidario que hasta hoy los cobija.
Los días corren. Y cualquier demora jugará en favor de quienes han llegado primero al campo donde se dirimen las diferencias electorales en la política rionegrina.


Alicia Miller
amiller@rionegro.com.ar

     
     
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