Domingo 24 de noviembre de 2002
 

Voluntades que se anulan

 

Por Arnaldo Paganetti

  Los argentinos son gente con talento y voluntariosa, aunque (se puede comprobar en el duro trajinar diario) sus aptitudes y reales ganas por mejorar se anulan entre sí a la hora de fijar reglas y marcar un rumbo. Con más años encima, con una rebeldía más racional, el exitoso conductor radial Mario Pergolini, se resignó a que los dirigentes actuales no hagan lo que uno, como ciudadano, les está pidiendo cuando larga al voleo el "que se vayan todos".
"Que se vayan todos es una frase romántica para decir por qué no barajamos y damos de vuelta. Pero - se lamentó -, no hay jugadores a quienes darle la baraja: se la dan siempre los mismos. Y los mismos van a cometer las mismas trampas y van a seguir escondiendo las cartas".
Si nosotros nos vemos como lo hace Pergolini, ¿cuál será el parecer de los patrones asociados en el FMI? Un organismo que no termina de cerrar un acuerdo con una Nación en cesación de pagos porque, según James Curtis Struble, subsecretario adjunto para Asuntos Hemisféricos de los Estados Unidos, "en la Argentina se habla con tres personas y se reciben cuatro opiniones".
El que rompe paga los platos rotos, dicen los peronistas que dominan el escenario político y cuya lucha por el poder en medio de una descomunal crisis global, mantiene en grandes líneas tres particiones de hecho: Eduardo Duhalde que, asociado a Raúl Alfonsín, domina el aparato estatal y conduce la transición; Carlos Menem, quien busca recuperar el favor popular y del establishment marcando el contraste entre el "antes floreciente" y el presente caótico del que no se hace responsable; y Adolfo Rodríguez Saá, un político impredecible que goza de la simpatía de la clase más humilde y acumula metiendo lo que le sirve en la misma bolsa.
Por esta razón - no pagar, un deporte nacional -, estos tres dirigentes tratarán de no fracturar: la savia de su Movimiento los exhorta a mantenerse unidos, por más que no se toleren y tengan proyectos diferentes, nunca lo suficientemente explícitos.
Duhalde en realidad no quiere las internas pues - como reveló "Río Negro" - hay encuestas que dan ganador a Menem en cualquier escenario interno. El pacto con los gobernadores, cristalizado parcialmente el jueves por la Cámara de Senadores, lleva las elecciones generales al 27 de abril de 2003. El riojano pretende, ahora, que la compulsa en el PJ se haga el 19 de enero y Rodríguez Saá amenaza con marchar hacia la Casa Rosada el 20 de diciembre - aniversario de los trágicos episodios que precedieron a la caída de Fernando De la Rúa -, si el 15 de ese mes el partido no define su candidato presidencial.
¡Qué enredo! Con piquetes en la calle, con chicos muriéndose de hambre, con psicosis por la inseguridad, con Menem anunciando la posibilidad de poner a las fuerzas armadas para combatir a la delincuencia y a "los enmascarados con palos". ¡Qué enredo!
José Manuel De la Sota se empezó a bajar despacio del globo duhaldista, en el que algunos lo hicieron volar hipotéticamente junto con "Chiche" Duhalde. Pero también aspiran a subirlo al patagónico Néstor Kirchner, pero éste mantiene una relación de amor-odio con el primer mandatario y su esposa, la senadora Cristiana Fernández no puede ni rozarse con Hilda Gónzalez.
Menem se compara con el viento cuando afirma que no por viejo deja de soplar. "¿Para qué se preocupan tanto de mí, si es que tengo el 70 por ciento de la población en contra?", razona impecablemente. Se presenta como lo malo conocido, en contraposición con "lo bueno por conocer". En ese rincón ubica a Rodríguez Saá, un antisistema que trata de ponerse al frente de la protesta social legítima, al grito de "elecciones ya". Pero, claro, hoy desde el Gobierno se manejan planes asistenciales que desactivaron los reclamos espontáneos. Y la clase media, al empezar a resolver sus problemas económicos (el lunes 2 de diciembre se levantará el corralito), fue dejando sólo a los activistas más radicalizados, algunos predicadores de la lucha armada.
A la vez Kirchner coquetea con el gobernador de Buenos Aires Felipe Solá, sin descuidar sus vínculos con el ministro de Justicia Juan José Alvarez, un aspirante a formar parte de la renovación a la que aspiran los que consideran aconsejable mandar al arcón de los recuerdos a Menem y Duhalde. ¿Será posible?
Llamativamente, Menem empezó a "chucear" a Duhalde para que lo enfrente cara a cara. El bonaerense ha dicho que no, pero esa alternativa no está descartada. Incluso, aunque parezca una fantasía increíble, el oficialismo tratará de sacar a la pista a Carlos Alberto Reutemann, si es que se le pone un broche al contrato mínimo con el FMI y se inaugura el "verano económico".
La encrucijada histórica reconoce un hito en la relación con los organismos internacionales, ahora que el ministro Roberto Lavagna jura que se sentará sobre las reservas del Tesoro (unos 9800 millones de dólares) para preservar la estabilidad, sin desembolsar dinero para el Banco Mundial. El Fondo reclama cumplimientos y no meras palabras.
Los escarceos son filosos, pero hay un ánimo de entendimiento. "Si no arreglamos con el FMI, los demás organismos no nos darán ni pelota. Seguirán desconfiando y no abrirán sus bolsillos", deslizó un alto exponente de la administración duhaldista.
El mismo funcionario, de trato telefónico fluido con el elenco técnico del Fondo, asegura que en el Norte están contentos con los planes sociales de Duhalde por haber vaciado de sustento a las situaciones insurreccionales.
La promesa de Duhalde de irse el 25 de mayo le hizo levantar puntos en Estados Unidos, que no obstante sigue exigiendo un cronograma electoral. Sustentabilidad, previsibilidad, son las bases del difícil engarce.
Los republicanos perdieron prejuicios. "Saben que Duhalde no es un narcotraficante, que no tiene un discurso nacionalista exacerbado y que no es un populista", sintetizó un ministro que dialogó con Struble, el segundo de Otto Reich.
Uno no puede ser genio todo el tiempo. En esto habría que abandonar el facilismo e imitar a Einstein. El sabio contaba que a él se le prendía la lamparita cinco minutos al día y que el fruto de su trabajo se debía a ese momento de extraordinaria lucidez y a horas con el trasero pegado al banco en su laboratorio.

Arnaldo Paganetti
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar˜

     
     
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