Lunes 4 de noviembre de 2002
 

El futuro de los sin futuro

 

Por Mabel Bellucci

  Años atrás, las voces expertas sobre el fenómeno de la pobreza medían el grado de erosión y consecuencias de la crisis socioeconómica de nuestro país, básicamente, bajo las categorías adulto y masculino. En la actualidad, la mayor preocupación por gran parte de la sociedad civil está dirigida en torno de los jóvenes pobres -ya sean tanto varones como mujeres- sin ningún tipo de posibilidades presentes ni futuras.
En todo el país existen 1.145.177 jóvenes -entre 15 y 24 años- que configuran el peor escenario de la inactividad absoluta: no trabajan, no estudian y tampoco salen a buscar empleo, lo que supone el 17,2% de quienes están incluidos en esa franja etárea en todo el país, cifra no conocida hasta el momento. Así, lo indican los resultados de la última Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), relevada en mayo pasado. A su vez, la consultora Equis dio a conocer que el fenómeno de jóvenes que están en estas condiciones -el 17,2%- creció un 24,6% en los últimos tres años.
La tendencia refleja profundas carencias sea en el plano económico como en el cultural: por un lado, el 70% de los sectores juveniles de esta edad en todo el país es pobre; por otro, el 76,9% no terminó la secundaria y el 40% de ellos sólo cursó la primaria.
El incontenible aumento de la pobreza sin precedentes en nuestra historia contemporánea provoca que más de cuatro millones de menores de 14 años no accedan a la canasta básica de alimentos, ya que integran familias que se encuentran imposibilitadas de suministrarles su supervivencia; convirtiéndose así en las principales víctimas de la desnutrición y las enfermedades. El total de chicos pobres es de 8.319.000, de ellos 4.138.000 son indigentes, lo cual significa que 2/3 de los 12,5 millones de menores de 18 años de la Argentina están al borde de la exclusión.
En tanto que el problema crónico del embarazo interrumpido -voluntaria o involuntariamente- actualmente se ha agravado. De acuerdo con el Informe 2000 del Consejo Nacional de la Mujer, avalado por el Ministerio de Salud, en nuestro país se practican cerca de 400.000 abortos anuales, con alto índice de riesgo. El segmento más vulnerable está comprendido entre los 40 y los 44 años (139 abortos cada 100.000 nacidos vivos), seguido por las menores de 15 (122 cada 100.000 nacidos vivos). Asimismo, el reconocido profesor de Ginecología de la UBA Roberto Nicholson señala que "el aborto más frecuente es en mujeres de 25 a 30 años (es la edad que constituye el 20% de los partos".
En cuanto al ejercicio de la violencia institucional contra los jóvenes y básicamente pobres y excluidos, el documento oficial argentino presentado recientemente ante el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, reconoce que existen leyes de minoridad inconstitucionales, que violan la Convención. El último informe elaborado por el CELS devela que en la provincia de Buenos Aires se denunció la existencia de escuadrones de la muerte que matan a chicos ladrones; el 27% de las personas muertas en enfrentamientos durante el 2001 tenía menos de 18 años.
Cabe pensar que frente a este panorama apocalíptico, jóvenes de barriadas populares son los que integran numerosos frentes de resistencia y lucha contra la injusticia indigna: sea en movimientos piqueteros y cartoneros; fábricas y establecimientos autogestionados; ocupaciones de tierras y viviendas; asambleas barriales. Y sus cuerpos siguen exponiéndose tanto en las calles como en las periferias del delito, resultado de una democracia tan desigualitaria que nos estaría llevando a corto plazo a perder a otra generación, como fue durante la dictadura militar.
     
     
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