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Sábado 23 de noviembre de 2002 | ||
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Identificaron huellas en el auto del inquilinato |
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Gendarmería le entregó ayer el informe final al juez Juan Torres. De todos modos, no trascendió a quién pertenecen las huellas. El auto es de Valentina Sandoval, novia de un ex detenido por el caso. |
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El auto pertenece a una persona que lleva el mismo apellido de los dos detenidos: Valentina Sandoval, la novia de Ariel Villa, quien había sido puesto en prisión por el juez en el inicio de la investigación y luego fue liberado. Gendarmería encontró en ese auto huellas que pertenecen a una cantidad de personas que no trascendió, pero que para los especialistas están identificadas. La "masacre del laboratorio" sacudió a Cipolletti el 23 de mayo, hace hoy seis meses. Carmen Marcovecchio, Alejandra Carbajales y Mónica García fueron asesinadas con un arma blanca, y Ketty de Bilbao -que recibió además dos disparos- sobrevivió milagrosamente. Todas fueron rociadas con ácido acético. "El Clavo" y Villa fueron detenidos en las primeras horas; el segundo recuperó rápidamente la libertad. El comandante principal de Gendarmería, Rolando Maggiolo, le entregó ayer al juez Torres el informe final de las pericias, gracias a las cuales el magistrado ordenó en julio la detención de David Sandoval y lo procesó por ser coautor de homicidio múltiple con ensañamiento, mientras que al "Clavo" lo considera partícipe secundario. Ahora se sabe con certeza: los puntos de coincidencia de las huellas "levantadas" en el laboratorio y en la bicicleta que conducía "El Clavo" cuando fue detenido son doce y no nueve, como se dijo originalmente. Los investigadores reconstruyeron que el autor de la masacre usó guantes de tela (que nunca aparecieron) y, tras quitárselos, se lavó las manos. En esta acción dejó rastros con sangre en torno de un lavabo. En un pocillo de café que estaba en el consultorio de Marcovecchio, que era psicóloga y tenía un espacio en el laboratorio, Gendarmería encontró una huella de David Sandoval. Este dato lleva a concluir que el presunto autor podría haber iniciado la masacre en ese ambiente. En este sentido, es fundamental la investigación de este diario que reveló que David fue atendido profesionalmente por Marcovecchio cuando la psicóloga trabajó en un hogar de menores en conflicto con la ley de Neuquén capital. Ello quedó probado con la posterior anexión a la causa de dos informes psicológicos de David, de 1989 y 1990, firmados por la profesional asesinada. Maggiolo rescató "la ayuda y la predisposición del gobierno de la provincia" y el trabajo que, con menor tecnología, realizó antes la policía rionegrina. Gendarmería entró en la investigación a pedido José Gerez, el abogado del marido de Marcovecchio, Juan Widmer. En el Renault 9, que ahora se transforma en una prueba fundamental de la causa, la policía científica de la fuerza nacional encontró huellas y las identificó, pero no trascendieron nombres. Lo que sí dijo Maggiolo, es que esas huellas no pertenecen a "El Clavo" Sandoval. Nadie lo confirmó ayer, pero si alguna de esas huellas perteneciera a David Sandoval, el juez podría terminar de establecer que, tras cometer el brutal crimen, huyó en la bicicleta que tenía "El Clavo" cuando lo detuvieron y completó la fuga en el auto de Valentina Sandoval. |
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