Martes 12 de noviembre de 2002

 

Declararon cinco testigos por el crimen del sargento

 

Hay tres imputados. Uno de ellos negó tener algo que ver y los restantes se abstuvieron. No dejaron entrar a la prensa.

  VIEDMA (AV)- "Justicia. Espero que se haga justicia", dijo la viuda del sargento Miguel Angel Quiribán. En diálogo con Río Negro pidió a los testigos que "digan lo que saben porque Miguel era un excelente ser humano y se merece que si ellos fueron se haga justicia", en referencia a los tres imputados en el crimen.
Ayer declararon cinco personas entre policías, vecinos de la víctima y jóvenes que estaban en el grupo del que participaban los imputados y que luego del disparo se dispersaron rápidamente en la oscuridad del barrio Guido.
Por el lado de los imputados, los hermanos Ricardo y Fabián Becerra se abstuvieron de declarar, mientras que Ezequiel Salcedo aseguró que "no tengo nada que ver en este homicidio".
A la audiencia no se permitió más que el ingreso de los familiares directos de la víctima y de los imputados. Para el público y la prensa estuvo prohibida la entrada bajo el fundamento que Ricardo Becerra era menor cuando ocurrió el hecho en el año 2000. Hoy ya tiene 19 y es el más joven de los tres detenidos.
La resolución del Tribunal se conoció en la mañana de ayer cuando reporteros gráficos y periodistas se encontraban en la sala de audiencias que debieron abandonar.
Sin embargo trascendió que Marcos Gómez fue uno de los testigos más complicados. Declaró y lo hicieron esperar afuera ante las aparentes contradicciones de su testimonio ofrecido en la etapa de instrucción con el de ayer.
Graciela León, viuda de Quiribán, también declaró ayer. En un breve diálogo con "Río Negro" dijo que "hace más de dos años que estamos esperando este momento para que se haga justicia". Graciela quedó a cargo de sus hijos de 16, 10 y seis años.
Para esta mujer, la de ayer fue una jornada difícil en la que tuvo que recordar uno de los peores momentos de su vida. "Verlo a Miguel tirado, indefenso y que luego muriera fue algo muy terrible para mí y un dolor muy grande para mis hijos". Señaló que aquella noche del 26 de abril de 2000 estaba preparando la cena "cuando escuché un estampido que pareció un petardo, pero íntimamente supe que era un disparo. Había tenido un día complicado, estaba con ropa de entrecasa y por eso no había salido con los chicos a recibir a Miguel al balcón como lo hacíamos siempre. Esa noche tampoco vimos llegar el patrullero".
Relató que a su marido le dispararon en el segundo descanso de la escalera que conducía al departamento que habitaban, al que nunca más volvió a vivir con sus hijos.
Ayer también declaró Chazarreta un vecino de la escalera donde vivían los Quiribán que fue el primero en auxiliarlo y a quien el policía alcanzó a balbucearle "me pegaron un tiro".
En la sala de audiencias sólo estuvieron los familiares directos de la víctima y de los imputados. Cuando la viuda de Quiribán salió un momento y dialogó con "Río Negro" se cruzó con la madre de los hermanos Becerra, quien la saludó con un beso. Graciela León quedó sorprendida. Dijo que a pesar de haber vivido en el mismo barrio conoció a la señora Becerra una vez que la detuvo por la calle para asegurarle que sus hijos no habían tenido nada que ver.
   
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