Domingo 3 de noviembre de 2002
 

Los australianos dejaron en claro su poderío

 

Demostraron un sólido juego ante Los Pumas.El bajo porcentaje de Contepomi fue determinante.

 
Los Pumas debieron trabajar mucho en defensa ante el poderío de los campeones del mundo.
Los Pumas tenían enfrente un desafío importante. Jugar contra Australia, último campeón del mundo, era una buena oportunidad para saber en qué nivel se encuentra el equipo a menos de un año para el Mundial. Además, a Marcelo Lofreda le iba a servir este test match para probar variantes de juego y de jugadores.
En un "Monumental" con mucho público, los Wallabies salieron a arrasar desde el comienzo. Utilizando el recurso de la patada hacia el fondo del campo argentino y siendo sólidos en el line consiguieron ganarse un penal tras un offside de los nuestros. Matthew Burke lo aprovechó y puso el 3-0.
A Los Pumas les costó ganar metros. Y cuando lo lograron se animaron a jugar. La presión australiana mermó, Felipe Contepomi convirtió su segundo penal ( falló el otro) y empató el juego.
Australia empujó con los forwards y otra vez tiró a Los Pumas contra su ingoal. Y la presión generó otro penal que Burke se encargó de convertirlo.
La superioridad visitante continuó. Stepehen Lakham la apoyó luego de una desatención de Agustín Pichot, pero el árbitro Kevin Deaker, de manera inexplicable, no lo convalidó luego de consultar con el cuarto árbitro, que vio la repetición de la jugada por televisión.
Con los penales de Burke y Contepomi las cosas quedarían 9-6 para los Wallabies al cabo de los primeros 40 minutos.
Pero en el séptimo minuto adicional, y cuando la primera etapa expiraba, Larkham encabezó un contraataque y habilitó a Stirling Mortlock, quien clavó el try para darle el triunfo parcial (14-6) a su equipo.
Decidido a jugar en el campo contrario, Los Pumas empezaron a hacerse fuertes en las formaciones móviles y con un buen juego asociado fueron progresando. Tuvieron la oportunidad de descontar, pero la imprecisión de Contepomi lo impidió. El apertura tuvo una baja efectividad (2-9) en los penales y falló desde posiciones accesibles.
A todo esto, los silbidos se hacían sentir tras el quinto intento errado por el jugador del Bristol. Sobre el final Sailor decretó el 17-6 definitivo para los Wallabies, que dejaron en claro porqué son los campeones del mundo.
   
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