Miércoles 13 de noviembre de 2002

 

El legado musical de Harrison

 

"Brainwashed" el último disco del ex Beatle sale a la venta el lunes.

  Londres/Hamburgo, (dpa).- La búsqueda de un sentido a la vida parece haber marcado los últimos años del ex Beatle George Harrison, cuando ya luchaba con todas sus fuerzas contra el cáncer.
Su nuevo disco, "Brainwashed", que llegará a las tiendas el 18 de este mes, trata justamente de eso, de cómo ser una mejor persona y alcanzar un nivel superior. Es el último álbum del músico, fallecido hace un año.
Harrison grabó varias canciones antes de su muerte, el 29 de noviembre de 2001 a los 58 años, pero no llegó a terminar la producción.
Esa tarea la asumieron su hijo Dhani, de 24 años, y el músico de ELO Jeff Lynne, que ya trabajó con Harrison en su disco anterior "Cloud Nine" (1987).
Lynne comentó a la prensa que probablemente le dio al disco un tono más elegante de lo que Harrison hubiera querido. "Son grandes canciones. Por eso, lo siento George, pero las hice un poco más delicadas de lo que tú hubieras querido. Pero sentí que así les hacía justicia".
Las grabaciones terminadas fueron guardadas bajo siete llaves por deseo de la viuda del músico, Olivia Harrison. Así, los periodistas sólo tuvieron acceso a algunas audiciones especiales en las sedes de la discográfica EMI en todo el mundo.
De esta manera, se quiere impedir que el disco, cuyo primer single será "Stuck Inside A Cloud", sea pirateado antes de tiempo en Internet.
"Brainwashed" contiene 12 canciones, que son fácilmente identificables con el estilo Harrison. A ello contribuye no sólo su inconfundible forma de tocar la guitarra, sino sobre todo el contenido.
No hay tema que no contenga alguna referencia a Dios. A veces se habla del Señor, otras de Dios directamente, y otra vez se trata de comentarios sobre el interior. Harrison juega con imágenes, pero deja traslucir también claramente su sensación de desamparo.
Un par de veces interrumpió durante las grabaciones este clima. En "Between The Devil And The Deep Blue Sea", Harrison recurrió al ukelele y se percibe que se divirtió mucho.
La pieza que da título al disco es casi orquestal. Harrison se quejaba en las grabaciones -de sonidos casi al estilo Phil Spector- de lo mucho que el ser humano es sometido a lavados de cerebro en estos días.
Se demuestra también que el Beatle más reflexivo ya no estaba del todo a la altura de los tiempos en cuanto a asuntos políticos. Así, canta sobre un lavado de cerebro en Bruselas, en Washington y en Londres. En la sucesión de capitales, menciona a Bonn, a pesar de que los negocios del gobierno alemán se desarrollan ya desde hace años en Berlín.
Hacia el final de la potente minisinfonía, le pide a Dios que lo conduzca a través de toda esta injusticia e interpreta finalmente con su hijo Dhani un canto más reservado y oriental. Suena mucho a "Shiva" y "Hare Hare", pero también a un George Harrison que se siente claramente a gusto en este tipo de sonidos.
   
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