Martes 8 de octubre de 2002
 

Un gusano ayuda a ganar el Nobel de Medicina

 

Se los otorgaron a dos ingleses y un norteamericano. Es por estudios sobre la vida y la muerte celular.

 
Robert Horvitz.
Estocolmo- Por sus investigaciones del desarrollo de los órganos y de la muerte celular programada, los británicos Syd-ney Brenner (75) y John Sulston (60), y el estadounidense Robert Horvitz (55) fueron distinguidos ayer con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2002, comunicó en Estocolmo el Instituto Carolino.
El conocimiento sobre el desarrollo y la muerte de las células es la base de la comprensión del cáncer y otras enfermedades.
La muerte celular programada o apoptosis es condición elemental de la vida. Garantiza que células no necesarias o dañadas se destruyan automáticamente antes de que provoquen daño al organismo. Si este mecanismo se descontrola, las células se multiplican sin límite y la consecuen-cia de ello es el cáncer y otras enfermedades degenerativas.
Las investigaciones de estos tres laureados son por tanto de significación fundamental para la medicina, tal como destacó el Instituto Carolino. Son importantes para el desarrollo de medicamentos que, según sea necesario, inhiben o estimulan la muerte celular.
La base de estas investigaciones es un gusano de la familia de los nemátodos, de apenas un milímetro de largo: el Caenorhabditis elegans. El cuerpo de este animal, muy simple, consta de sólo 959 células, de cada una de las cuales la ciencia conoce ya exactamente su función y su origen.
En este gusano, los científicos hallaron un organismo modelo fácil de comprender, en el cual se pueden estudiar todos los procesos, inclusive la muerte celular controlada. Este fue el mérito especialmente del británico Sydney Brenner, nacido en Sudáfrica, que actualmente trabaja en el Instituto de Ciencia Molecular de Berke-ley (California, Estados Unidos).
El nemátodo se convirtió en poco tiempo en uno de los animales de laboratorio más utilizados. "La comunidad del gusano cuenta ya con más científicos que células tiene el gusano: unos 1.500 científicos se ocupan ya del nemátodo", dijo Ralf Sommer, uno de los directores del Instituto Max Planck de Biología del Desarrollo en Tubinga (Alemania).
El británico John Sulston confeccionó un "árbol genealógico" que describe el origen de cada una de las células del gusano y demuestra que la muerte de algunas células es parte del normal programa de desarrollo del animal. Esto ocurre también en el ser humano: sus manos son al comienzo especies de aletas, cuyas células mueren en el embrión para dar paso a la formación de las manos. Sulston reconoció asimismo la primera mutación de uno de los genes responsables de la apoptosis.
Sulston trabaja en el laboratorio privado Wellcome Trust en Cambridge (Gran Bretaña).
Su colega Robert Horvitz recibió la más alta distinción científica por el descubrimiento de los genes clave que rigen la muerte celular programada. Describió asimismo cómo trabajan estos genes y halló que también están presentes en el ser humano. Horvitz trabaja en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos. (DPA/ANSA)

Un ser vivo transparente

Hamburgo- El nemátodo Caenorhabditis elegans es un gusano de no más de un milímetro de largo que en la naturaleza vive en el suelo. Los nemátodos, tal como los insectos, están entre los grupos más exitosos entre los animales, y aparecen en todos los ecosistemas.
El británico Sydney Brenner, distinguido este año con el Premio Nobel de Medicina, al iniciar sus estudios, en la década de 1960, eligió este gusano como sistema modelo. Ya diez años más tarde la ciencia había logrado describir todo su desarrollo, desde organismo unicelular hasta gusano adulto.
En 1998, el C. elegans fue el primer organismo pluricelular cuyo genoma -la totalidad de sus genes- pudo ser descifrado completamente. Desde entonces, los biólogos de la reproducción lo consideran como organismo "transparente".
Como sistema modelo para la investigación de la biología del desarrollo, el C.elegans se presta especialmente por el fenómeno de la constancia celular: el patrón de división celular durante el desarrollo de un individuo es exactamente igual en todos los ejemplares. Los científicos han incluso dado nombre a las células y pueden predecir su destino con exactitud durante el desarrollo del gusano.
El interés se centró en 131 células que mueren durante el desarrollo del individuo. De sus 1.090 células originales, el gusano tiene entonces sólo 959. Interesante es también en el Caenorhabditis elegans el hecho de que los mutantes, en los cuales células destinadas a morir sobreviven, no mueren necesariamente.
Los genes responsables de ello son los que en los seres vivos regulan la muerte celular programada, la llamada apoptosis. Los conocimientos logrados del estudio del gusano pueden ser aplicados también al desarrollo del organismo humano. (DPA)

"No se hacen las cosas por el dinero"

Londres- Según confiesa, es "un chico de los años 60": Sir John Sulston, de 60 años, calza sandalias, tiene una barba blanca y conduce un destartalado automóvil usado. Su padre era pastor anglicano, su madre era profesora. Esto le dejó el convencimiento de que también la ciencia trabaja "al servicio de la sociedad": "No se hacen las cosas por el dinero".
Esto marcó la vida del nuevo Premio Nobel de Medicina. Las cartas de la herencia humana -el material del Proyecto Genoma Humano (HGP) presentado en febrero de 2001- surgieron con importante contribución del Sanger Centre de Cambridge, dirigido por él entre 1992 y 2000.
Y para Sulston es natural que la totalidad de este material -que es en suma el ser y la esencia del ser humano- esté disponible gratuitamente a disposición de todos en Internet. Fue por eso que el HGP observaba con menosprecio a la firma biotécnica estadounidense Celera Genomics y a su jefe y fundador Craig Venter, que consideraba el desciframiento del genoma humano como un negocio. "Inmoral y repugnante", reprocha Sulston.
Fue el trabajo de Sulston con el nemátodo Caenorhabditis elegans, lo que posibilitó la confección de un mapa del genoma del ser humano.
El Proyecto Genoma Humano es para él similar a los descubrimientos de Galileo y Darwin: "Este trabajo nos dice cómo trabaja nuestro cerebro". (DPA)
   
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