"El Chocón no tiene límite en su vida útil"

El auditor de más de 100 presas en todo el mundo dice que ésta no puede colapsar.

Lombardi es suizo y diseñó a lo largo de su carrera más de 20 presas. Admira los embalses de El Chocón y Piedra del Aguila.

Aunque su nombre parece italiano, Giovanni Lombardi es suizo y habla un español clarísimo. Este ingeniero civil de 76 años y una conversación deliciosa diseñó más de 20 presas y es auditor de un centenar en todo el mundo, entre ellas las del Comahue.
Se asegura que es el que más sabe de estas moles en todo el globo y, como tal, su opinión se convierte en certeza: no hay posibilidades de que El Chocón colapse y además su vida útil es ilimitada.
Es más: en esta charla con "Río Negro", mantenida el jueves en un hotel de Neuquén, dijo que un ataque como el que sufrieron las Torres Gemelas de Nueva York no podría derribar Piedra del Aguila y apenas dañaría el coronamiento de la obra.
A la pregunta de dónde vive, responde que en el avión, pero enseguida aclara que tiene su casa en Mónaco y su oficina, en el sur de Suiza, muy cerca de Milán. Con tres hijos y cinco nietos, Lombardi parece ser uno de esos tipos de disfrutan de su trabajo... y de la vida.
-¿Hace cuánto que es consultor?
-Tengo la oficina desde 1955, casi medio siglo.
-¿Y qué le atraen de las presas?
-Bueno, soy ingeniero civil, y en mi opinión es la más completa obra de ingeniería civil; tiene aspectos de geología, hidrología, la estructura, la geotécnica, física, química.
-¿Cuántas presas diseñó?
-Como veinte. En Argentina estoy asesorando desde 1977. Empecé con Alicurá, luego Piedra del Aguila, luego la reparación de El Chocón, Arroyito, Pichi Picún Leufú. La refacción de El Chocón fue una obra muy particular porque no había cómo vaciar la presa y se trataba de sanear la fundación. Tomó doce años y salió muy bien.
-Sabe que la gente les tiene miedo a las presas...
-Sí, sí, lo sé muy bien.
-¿Por qué se les teme a las presas?
-Porque ocurrieron accidentes por varias razones. Hay que hacer todo lo necesario para evitar los accidentes. Y hay que hacerlo bien.
-¿Cuál es el secreto para que presas de más de 2.000 años sigan funcionando?
-Las presas antiguas eran de tamaño reducido y había posibilidades de escoger el mejor sitio, con la mejor roca. Ahora uno está obligado a hacer presas donde la cimentación no es tan excelente. La presa de la Reina de Saba, en Yemen, que funcionó 2.000 años, fue derribada por una crecida excepcional.
-¿Dónde está la presa más alta?
-La de hormigón más alta está en Suiza, con 365 metros de altura. Yo trabajé allí.
-¿Cuándo la gente debería temerle más a una presa?
-Hay presas que no presentan ningún riesgo y hay otras menos seguras, pero generalmente los accidentes se dan en los primeros años de operación. Y cuando una presa pasa los cinco o diez años de operación es muy poco probable que tenga un accidente grave, excepto que haya un hecho excepcional, como un sabotaje.
-¿Hubo sabotajes?
-Pasó en Yugoslavia, con una presa que estaba en Bosnia. Luego la repararon.
-¿Es posible que un ataque similar al de las Torres Gemelas destruya una de las presas de esta región?
-No creo que sea posible. Hay presas muy delgadas que se podrían destruir, por cierto, presas de contrafuertes, de bóveda, pero macizas, como Piedra del Aguila, sólo podría hacerle algún daño en la coronación. Durante la Segunda Guerra los ingleses destruyeron presas que eran prácticamente de mampostería.
-¿Se puede suponer entonces que las presas de la región, salvo Pichi Picún Leufú, ya cumplieron los diez años y están fuera de probabilidad de catástrofe?
-Bueno, ojalá. Le aclaro que Pichi Picún Leufú es una presa muy bien construida y tiene poca probabilidad de tener daños.
-¿Cuál es la presa que más le gusta en Argentina?
-Hay muchas interesantes, como Piedra del Aguila y El Chocón. Las pondría como ejemplos a nivel mundial. Hay relativamente pocas presas de arco, que son las que me gustan más porque son bonitas. Está Agua del Toro, en el río Diamante, en Mendoza.
-¿Cuánto tiempo puede durar una presa como El Chocón?
-Bueno, una presa así no tiene límite de vida.

La prevención que aquí no existeEn las ciudades europeas asentadas sobre las zonas inundables en caso de colapso de una presa, hay sirenas por las calles que pueden prevenir muertes. Además, en los edificios hay carteles que indican las rutas de escape. Para Lombardi, el hecho de que nada de ello exista en nuestra región es quizás señal de que a la gente no le interesa el asunto.
"Todos los países desarrollados tienen un plan de emergencias. Hay que estar listo para salvar a la gente, de todos modos las probabilidades son mínimas", explicó.
"De todos modos uno nunca conoce todo, quizás se me escape algo", hizo gala de una modestia que jamás parece fingida.
Contó que "en las zonas de inundación están ubicadas sirenas y en cada edificio hay una tarjeta amarilla donde se indica hacia qué dirección hay que ir y a qué sitio, en caso de peligros".
Cuando se le contó que la inmensa mayoría de los municipios de la región hizo muy poco por encarar una prevención así, respondió: "Es que aquí posiblemente la gente no se preocupe mucho del asunto. Viven tranquilos, es mejor". remató. (AC)

"Las más ecologistas"

Aquellos que se oponen a los aprovechamientos hidroeléctricos y que, como en Europa, levantan las banderas de "ríos libres", "son los mejores antiecologistas que hay en el mundo". Lombardi defiende con ahínco esta idea.
"Si usted elimina una obra hidroeléctrica hay que reemplazarla con una térmica a gas o a carbón, que tiene humo", explicó el ingeniero.
La gente de los movimientos contra las presas que paran el agua de los ríos "se equivocan completamente de objetivo porque las centrales nucleares y las hidroeléctricas son las más ecologistas que hay".