Miércoles 23 de octubre de 2002
 

Con esfuerzo se preparan para el verano

 

Se espera que en esta temporada la villa sea el lugar más elegido de la zona.

  EL CONDOR (AV).- Con esfuerzo y pocos recursos, el balneario El Cóndor prepara su figura para el verano que se viene.
Se estima que la crisis impedirá que muchos viedmenses opten en sus vacaciones por otros zonas balnearias. Esto llevará a que tanto la villa marítima de La Boca como la costanera viedmense sean las elecciones para refrescar el verano.
De todas maneras, desde hace varias temporadas El Cóndor se ha trasformado en una alternativa interesante de descanso y disfrute del mar, el sol y la vida en contacto con la naturaleza. Es también cada vez más una atracción para los jóvenes durante las vacaciones.
La temporada pasada recibió un promedio de 20.000 personas durante los fines de semana, lo que implica un movimiento interesante, pero también genera complicaciones para la prestación de los servicios, en especial cuando los recursos son tan escasos.
Por estos días, sólo retirar la arena que el viento acumula sobre el asfalto de la costanera, implica un costo de casi tres mil pesos sólo en combustible.
En este contexto de situación se realizan los trabajos indispensables como la limpieza permanente de la costanera por la arena que el viento deposita, así como el tratamiento indicado sobre los tamariscos, para que contengan el mineral y ofrezcan algo de sombra.
El delegado municipal en el balneario, Omar Cévoli, señaló que la idea es dejar listas antes de la temporada las calles, algunas de las cuales "hace más de cinco años que no se tocan".
El delegado explicó que la obra de cordón cuneta que se realizó no terminó debidamente de recalzar varios cordones y badenes en algunas boca calles y, cuando llueve, el agua queda acumulada. Un convenio con una casa de materiales que mantiene una deuda con el municipio permitirá obtener el material y a través de esta compensación será posible concretar la obra. Este es un método con el que prácticamente la comuna capitalina está ejecutando trabajos que no requieren de mayor complejidad.
A pesar de la escasez de recursos, una mirada por la villa marítima -que está en la desembocadura del río Negro al Atlántico, a 30 kilómetros de Viedma- muestra cuidado y prolijidad. Hasta un grupo de tamariscos que inmovilizan un médano a pocos metros del asfalto en la costanera han adquirido una figura más estética y dan la sensación de limpieza con un recorte de puntas, que tiempo atrás aparecían desprolijas y engordaban de ramas deformes al grupo de árboles que hace años se levantan en ese lugar.

El personaje: Ana Seguel: madre, policía y dirigente deportiva

Ana Seguel tiene 37 años es madre de cuatro hijos y único sostén de su familia. Hace 15 años que es policía y presta servicios en la subcomisaría del Cóndor donde hace unos años vive. Ahora intenta con los chicos del balneario formar el equipo de fútbol infantil de la villa marítima.
Ana, una apasionada por el fútbol que además ha practicado durante años, alterna sus guardias en la dependencia policial con el entrenamiento de los chicos y su pequeña huerta.Tres de sus hijos van a la escuela y ella es una de los madres que colabora con el establecimiento desde la organización de fiestas hasta la mano de obra en lo que haga falta.
Junto a otros padres tratan de ofrecer a los niños las actividades recreativas con las que no cuentan durante el año, como las deportivas que llegan en el verano.
El objetivo es que los niños se integren con los de Viedma y Patagones a través de la participación en campeonatos infantiles. El equipo está y las ganas también, pero falta una pelota adecuada, medias, pantalones y camisetas. Para los entrenamientos Casa Rionegrina e IPPV aportó remeras con su nuevo logo para alegría de los nenes y nenas que con entusiasmo integran el equipo de fútbol que será mixto, por la cantidad de chicos que residen en el balneario.

Cabalgar junto al mar, un privilegio

Cabalgar junto al mar es un privilegio de pocos. Para Oscar Lagos, de 17 años, es casi una rutina. Alterna entre su bici y su yegua llamada "Luna" para trasladarse a su trabajo en una obra en construcción.
Muchos son los viedmenses que dedican las vacaciones de verano a cabalgar por la playa acompañando el atardecer. Para Oscar es una práctica permanente que completa su jornada.
"Aprovecho a sacarla porque apenas tiene un año y medio. Todavía está medio arisca y le tiene miedo al agua", contó el joven.

     
     
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