Domingo 13 de octubre de 2002
 

Las manchas del tigre

 

 

 

El devastador deterioro que sufren las escuelas de Bariloche dejó en los días recientes a cientos de chicos sin clases. Como una letanía que nadie escucha, padres y docentes reclamaron las reparaciones indispensables, pero en casi todos los casos se toparon con la excusa irreductible: no hay presupuesto.
Una directora confesó que nunca tuvo inclinación por las decisiones drásticas, pero había asumido que suspender la actividad y acudir a la prensa era su último recurso para llamar la atención de las autoridades. Ni aún así consiguió resultados.
En la escuela 266 los caños rotos de un baño derraman aguas servidas sobre otro. En la 298 la caldera se rompió y no había quién la arregle. La cooperadora terminó comprando un motor.
La escuela 71, inundada. La 315, con problemas eléctricos. Al CEM 20 le faltan varios vidrios y tiene los baños a oscuras. Los chicos hicieron una sentada para reclamar soluciones.
La seguidilla de problemas edilicios tiene secuelas directas en los cuerpitos de carne y hueso. Que deben aprender con frío, sin luz, en un ambiente que les niega un derecho elemental.
Algunas carencias se solucionaban con 300 pesos, en otra escuela bastaban 800 pesos. En las escuelas rurales se pasan una semana sin clases por falta de combustible para el generador.
En una de sus espaciadas visitas a esta ciudad, el gobernador Verani había admitido que Bariloche tenía la peor infraestructura escolar de la provincia.
Prometió edificios nuevos, ampliaciones. Sólo se construyeron algunas aulas para el nuevo CEM 105, que quedó inconcluso. Desde entonces, nada más.
Lo peor es que a la vuelta de la esquina, miembros del mismo gobierno provincial pusieron en marcha un festivo reparto de pases de esquí "de gentileza" a amigos y familiares, a un costo de 120.000 pesos que ahora reclaman las firmas perjudicadas.
Datos que componen un síntoma ilustrativo de la descomposición del Estado provincial y del consecuente descrédito de la clase dirigente.
Como en las mejores telenovelas: el contraste agresivo entre la miseria y la opulencia, puerta de por medio.
Al decir de la Unter, el abandono que hoy presentan las escuelas es consecuencia de una "política deliberada". Pero las reacciones son aisladas y tardías. El agobio produce acostumbramiento y la falta de respuestas colma de sinsentido al reclamo.
¿A nadie se le ocurrió que Bariloche y su treintena de escuelas justificarían que Educación tenga aquí un empleado de planta especializado en reparar calderas? Seguramente no sería un "ñoqui". Pero eso sí, el mismo gobierno designó tiempo atrás un veterinario adscripto a la policía, con rango de oficial inspector. Su fin era velar por la salud de los canes de toxicomanía.
Mientras tanto, en alguna escuela perdida del Alto, un chico trata de escuchar a la maestra con la panza vacía. Se sigue sonando los mocos con las manitos heladas, esquivando una gotera y levantándose a cada rato para asegurar ese cartón que emparcha el vidrio roto y se vuela con el viento.
Pero la escuela que debía ser esa herramienta formidable de igualar oportunidades, ya es incapaz de contener, ni puede garantizar nada. Y el alumno, sin culpa alguna, paga las consecuencias. Porque ya no es sujeto de promoción social sino cliente sometido a los protocolos del poder.


Daniel Marzal

     
     
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