El aeropuerto ya no queda tan lejos
El municipio habilitó una línea de colectivos que irá a la aeroestación.
La noticia fue recibida con beneplácito por la comunidad local, ya que permite a un costo accesible acceder hasta la moderna aeroestación internacional. El costo del boleto fue fijado en 1,50 pesos desde el centro de la ciudad y en 1 peso desde la Policía caminera, ubicada sobre la ruta nacional 237.
El servicio podrá ser utilizado por el personal que trabaja en el aeropuerto y por todos los que no deseen abonar los 3 pesos que cuesta el micro especial ni los 10 pesos que cobra un taxi o remise. El administrador del aeropuerto, ingeniero Alejandro Pasquariello, señaló que el servicio es "muy positivo y permitirá dar respuesta a un viejo anhelo de la aeroestación". Agregó que mucha gente de Bariloche podrá venir a conocer "su aeropuerto, un verdadero orgullo para la Patagonia".
En el recorrido de ida el micro inicia el viaje en la parada de Moreno y Palacios, dobla por Quaglia hacia el lago y retoma por la avenida 12 de Octubre hacia la terminal de ómnibus, ubicada al este de la ciudad. Luego continúa por la ruta nacional 237 hasta la policía caminera y de allí retoma el camino hasta el aeropuerto.
El regreso tiene lugar por el mismo recorrido y al ingresar a la ciudad, después del cruce del arroyo Ñireco, desvía por la Colectora Norte hasta Diagonal Capraro y por ésta hasta Moreno, para continuar a la parada.
La línea regular mantiene la misma frecuencia todos los días, esto es, no hay variantes en feriados, sábados ni domingos. La planilla de horarios prevé que el viaje entre la aeroestación y el centro de la ciudad insuma 30 minutos y que el colectivo mantenga una espera en el aeropuerto de otros 20 minutos en cada viaje. Las frecuencias de ida inician sus recorridos a las 6.20; 8.20; 10.20; 12.20; 14.20; 17.20 y 21.20 y regresan desde el aeropuerto a las 7.20; 9.10; 11.10; 13.10; 15.10; 18.10 y 22.10.
Alicia Reyes atendió a medio Bariloche
Alicia Reyes lleva más de 30 años vacunando a los niños y adultos de esta ciudad. Muchos padres, cuando van con sus pequeños a lo de Alicia, les dicen: "a mí también me puso la vacuna cuando tenía tu edad". Reyes trabajó en todos los sanatorios y clínicas de esta ciudad y también 30 años en el hospital zonal.Se crió en Playa Bonita e ingresó a Salud Pública como mucama y enfermera del hospital. Allí se especializó y también participó en cursos dictados en la provincia de Santa Fe. Recuerda con nostalgia aquellos años sesenta, cuando la educación pública se escribía "con mayúsculas", las campañas de vacunación llegaban a todos los niños del pueblo y el hospital no tenía problemas de presupuesto.
Reyes enviudó pero tiene a sus dos hijos y 2 nietos. Recuerda que su marido trabajó 40 años en el correo, donde actualmente también lo hace su hijo varón. "Mi hija también trabaja en el hospital, pero en la administración", reveló. Ella aceptó el retiro voluntario y desde hace 6 años vacuna a barilochenses en el SEAS, un centro de salud vinculado a la CEB.
Cómo hacer invernaderos con PVC
La Fundación Normantil, a través de su programa "riesgo ambiental, pobreza humana y desarrollo sustentable", presentó en el Centro cívico su proyecto para la construcción de invernaderos de tejuelas planas de PVC a partir de la transformación de botellas descartables mediante calor. La iniciativa se lleva a cabo en la junta vecinal del barrio El Frutillar, en donde se recepcionarán todas las donaciones de envases descartables de PVC que puedan acercar los vecinos barilochenses.
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