Lunes 28 de octubre de 2002 | |||
El gas en el teatro de Moscú mató a 119 rehenes |
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El gas envenenó a 119 rehenes, mientras que sólo dos murieron como consecuencia de los disparos en la operación rescate. Fuerte dilema ético en Rusia: ¿la vida de los prisioneros era menos importante que una victoria sobre los terroristas chechenos? Crecen las sospechas de que el gas utilizado por las fuerzas especiales estaba prohibido. |
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¿Cuál fue la prioridad: la vida de los rehenes o la victoria sobre el terrorismo? Ese es el gran interrogante que inquieta a la estremecida sociedad rusa tras la brutal definición de los hechos. Pero otro dato inquietante que las autoridades rusas se niegan a revelar es que el gas paralizante utilizado estaría prohibido. "Podría tratarse de B7 (bencilato de quinuclidinilo), que provoca, por una parte, una fuerte confusión mental, una incapacidad de acción, y por otra parte un fuerte efecto sedante", explicó el especialista en armas químicas Olivier Lepick. "Forma parte de la lista que figura en la convención de prohibición de armas químicas", añadió. Fuentes oficiales rusas informaron ayer que los ex rehenes internados en hospitales, la gran mayoría afectada por efectos del gas, son 646, de los cuales 117 murieron por la misma causa, excepto dos que fueron baleados. Además de 150 que están en reanimación y otros 46 en estado crítico. Si tantas muertes es un número aceptable para al menos 650 rehenes sobrevivientes, es una cuestión moral que será debatida, pero el hecho de que las muertes hayan sido provocadas por un gas, probablemente nervino de guerra química del cual se debían conocer las características, siembra grandes interrogantes. El presidente ruso, Vladimir Putin, decretó para hoy día de luto por las víctimas y prometió ayudas económicas a los familiares de los fallecidos. La mayoría de los familiares de los sobrevivientes y de los rehenes que salieron de los hospitales parecen aprobar la operación de las fuerzas especiales rusas. "Si no hubieran intervenido, en lugar de cien muertos habría cien sobrevivientes", dijo Niko Pimenov, un anciano cuya esposa e hija están internadas en un hospital por efecto del gas. La radio Eco de Moscú se preguntó, al igual que algunos diarios sobre la naturaleza del gas y sobre el desarrollo real de la operación. La misma emisora difundió un llamado de dos jóvenes rehenes, Natalya y Anna, que el sábado habían llamado para advertir sobre el ingreso del gas al teatro y para pedir la "suspensión" de la operación. Según las muchachas, los guerrilleros no tenían la intención de matar a nadie. El presidente independentista Aslan Maskhadov puso en dudas el sábado que el "baño de sangre" fuera inevitable al sostener que una "solución pacífica" era posible. Para aumentar todavía la confusión, la agencia rusa Interfax publicó declaraciones de los agentes rusos que participaron del asalto del teatro, según las cuales, cuando ingresaron buena parte de los guerrilleros "era plenamente consciente" y había opuesto "una fuerte resistencia armada". Quienes desmienten que el gas haya sido mortal no pueden explicar por qué causó tantas muertes entre los rehenes. (AFP y ANSA) Testimonio: "Una tonelada de vodka" MOSCU.- Un ex rehén ruso relató ayer que durante el asalto del sábado, tras haber respirado el gas, perdió de inmediato el conocimiento, como si hubiera "bebido una tonelada de vodka". Análisis: Silencio oficial Moscú.- Tras los primeros festejos por la liberación de cientos de rehenes atrapados en el teatro Dubrovka el sábado a la madrugada, el aumento de las muertes entre los rehenes trajo el desencanto a Moscú. Y el Kremlin se llamó a silencio. Contra el terrorismo |
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