Martes 22 de octubre de 2002
 

Renunció Bossert, el juez menos cuestionado de la Corte Suprema

 

Alegó estar "harto de los injustos daños" que causó el juicio político. Su perfil de independencia lo diferenció de sus colegas. Duhalde recibió la renuncia y busca cubrir la vacante.

 
El ministro de Justicia, Juan José Alvarez, entregó a Duhalde el texto de la renuncia de Bossert
Gustavo Bossert, el juez de mayor prestigio y menos cuestionado de la Corte Suprema de Justicia, presentó ayer su renuncia al presidente Duhalde, "harto de los injustos daños sufridos" y convencido de que "ya no podría ser un juez anímicamente útil a la República".
La renuncia, redactada en un escrito de apenas una carilla, se produjo diez días después de la clausura del juicio político y de un público enfrentamiento que mantuvo con su colega Adolfo Vázquez, sindicado como uno de los miembros de la denominada "mayoría automática" que fallaba en favor de Menem.
Ahora, el Gobierno deberá cubrir la vacante que dejó Bossert, ya que
Bossert, de extracción radical, siempre cultivó el perfil bajo y tuvo un público entredicho con su polémico colega Vázquez luego del archivo del juicio político.
ningún tribunal colegiado puede funcionar con un número par de miembros. Se presume que, mientras tanto, un conjuez será convocado a las reuniones de acuerdo para votar en cada caso en que exista empate o no se logre alcanzar una mayoría de cinco voluntades.
Hasta el cierre de esta edición, desde el gobierno no se efectuaron declaraciones públicas sobre la renuncia del juez.
"La tensión padecida los últimos meses me ha quitado el ánimo y hasta el entusiasmo que exige la tarea judicial, particularmente la vasta y compleja tarea de este tribunal a cuyo cargo está el dictado de varios miles de sentencias al año", explicó Bossert al declinar su función en la Corte, a la que se había incorporado en 1994.
Especialista en Derecho Civil y de 64 años de edad, Bossert fue el menos cuestionado de los nueve ministros de la Corte: aunque es de extracción radical y llegó a la Corte merced al Pacto de Olivos, es reconocido como un juez inmune a los deseos de la Casa Rosada, que además acredita méritos académicos, una trayectoria en la Justicia y la autoría de obras jurídicas y literarias.
"Me hartaron los injustos daños sufridos, los infundados cargos que se me hicieron... y la interminable espera que, por motivos ajenos a la razón y derecho, debí soportar hasta que por fin la Cámara de Diputados logró reunirse y dejar en claro la sinrazón de dichos cargos, en los que fueron manifiestos los desaciertos jurídicos", escribió Bossert.
El renunciante ministro de la Corte destacó su "respeto a la ley" y se despidió de Duhalde con el deseo expreso de que "Dios ayude" al jefe de Estado "a encontrar las soluciones que requieren los dificilísimos problemas que enfrenta la Nación".
Pese a que fue el juez que sufrió el menor daño en el traumático proceso parlamentario que finalizó el 10 de octubre último con el archivo del juicio político al máximo tribunal, el asunto dejó secuelas a Bossert: fue criticado por su colega Adolfo Vázquez, en un enfrentamiento que se hizo público.
Vázquez salió a cuestionar a Bossert y al ministro de la Corte Enrique Petracchi porque ambos se excusaron de intervenir en las demandas contra el "corralito" y la pesificación debido a que son jueces y parte por ser dueños de depósitos retenidos en los bancos.

Críticas de sus colegas

Si bien Vázquez fue el único que enunció su enojo públicamente, otros ministros apoyaron sus críticas en voz baja.
Y ayer, apenas conocida la renuncia de Bossert, desde la Corte se hizo saber que el saliente juez se abstuvo de votar en 3.007 causas que llegaron al alto tribunal.
Con todo, Bossert, que como casi todos los otros ministros tiene acordado el beneficio de la jubilación, resignó su espacio en la cabeza del Poder Judicial pero logró preservar un perfil de independencia que lo diferenció de la mayoría de sus colegas.
De hecho, 169 diputados votaron en contra del juicio político al civilista que ayer se mostró víctima de un "hartazgo espiritual" con el que justificó su alejamiento de la Corte.
Para contrastar la "sinrazón" de las acusaciones que reunió contra la Corte la comisión de juicio político de la Cámara de Diputados, Bossert se aferró a sus pronunciamientos: "Cada una de mis decisiones pueden ser juzgadas mediante la lectura y el análisis serio de mis votos, tal como invariablemente han hecho, a través del tiempo, analistas jurídicos especializados", enunció.
"No me sorprende que haya renunciado, lo sabía, porque él mismo me lo había manifestado", afirmó por la tarde el ministro Guillermo López.
El presidente de la Corte, Julio Nazareno, supo de la dimisión de Bossert cuando ésta fue difundida por los medios, dijeron fuentes judiciales, que explicaron que la copia del texto de la renuncia ingresó al cuerpo cuando el asunto había tomado estado público.
Anoche un importante vocero dijo en el Palacio de Justicia que "cuando sus allegados lo fueron a saludar por la caída del juicio político, Bossert les dijo que "espero que vengan a saludarme dentro de dos semanas cuando me vaya"".
También trascendió que algunos secretarios letrados que trabajan con Bossert habrían estado realizando gestiones, incluso ante otros ministros del tribunal, para tratar de garantizar su continuidad laboral.

(DYN y Redacción Central)

El texto de la dimisión

El que sigue es el texto de la dimisión que Bossert le envió al presidente Duhalde:
"Elevo a usted mi renuncia al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La tensión padecida los últimos meses, por circunstancias harto conocidas, me han quitado el ánimo y hasta el entusiasmo que exige la tarea judicial, particularmente la vasta y compleja tarea de este Tribunal a cuyo cargo está el dictado de varios miles de sentencias al año.
"Debo confesar que me han hartado los injustos daños sufridos, los infundados cargos que en su momento se me hicieron y respondí adecuadamente y la interminable espera que, por motivos ajenos a la razón y al Derecho, debí soportar hasta que, por fin, la Cámara de Diputados logró reunirse y dejar en claro, por amplia mayoría, la sinrazón de dichos cargos.
"La desilusión después de tantos años de esfuerzo contribuye a esta sensación de hartazgo espiritual. No obstante mi cariño a la función judicial, ya no podría ser un juez anímicamente útil a la República.
"Tal vez esta renuncia ayude a provocar reflexiones de mayor seriedad en quienes tienen la facultad de evaluar la conducta de los jueces, para que pequeños cálculos de supuesta conveniencia política no induzcan a formular imputaciones a quienes cumplen correctamente su función.
"A lo largo de mi vida; la absoluta independencia de criterio que preservé en cada una de mis decisiones en la Cámara Nacional de Apelaciones Civil y, luego, en la Corte Suprema, pueden ser juzgadas mediante la lectura y el análisis serio de mis votos, tal como invariablemente lo han hecho, a través del tiempo, analistas jurídico especializados y también el periodismo; análisis y comentarios que conservo como alentadores testimonios cotidianos de mi desempeño en la Justicia, vertidos con objetividad y ajenos a la confusión de las pasiones que hoy suscitan las aflicciones del país.
"Ruego a Dios que lo ayude, señor Presidente, a encontrar las soluciones que requieren los dificilísimos problemas que enfrenta la Nación.
"Lo saludo con la expresión de mi respeto y mis buenos deseos".

El presidente, con acuerdo del Senado, es quien debe elegir

El Jefe de Estado, con acuerdo de los dos tercios de los senadores nacionales, es el responsable de designar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, según lo dispuesto por la Constitución Nacional que, empero, no le pone plazos para tomar esa medida.
Según el punto 4 del artículo 99 de la Carta Magna, el Presidente de la Nación también nombra "los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una propuesta vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesión pública, en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos".
Y la Constitución reformada tras el Pacto de Olivos entre los ex presidentes Carlos Menem y Raúl Alfonsín, establece además que "un nuevo nombramiento, precedido de igual acuerdo, será necesario para mantener en el cargo a cualquiera de esos magistrados una vez que cumplan la edad de setenta y cinco años".
"Todos los nombramientos de magistrados cuya edad sea la indicada o mayor se harán por cinco años y podrán ser repetidos indefinidamente, por el mismo trámite", dice la Constitución. Claro que en las designaciones de jueces y miembros de la Corte, a la luz de las experiencias de los últimos años, tienen clara influencia los intereses y las negociaciones políticas, sobre todo a partir del Pacto de Olivos, que elevó a nueve el número de miembros del alto tribunal.
Así, en ámbitos tribunalicios dijeron ayer que "es sabido que las presiones políticas están a la orden del día, sobre todo en la Corte y en los tribunales de alzada".
Un vocero que pidió reserva de su identidad confió que "se toman "bloques" de cargos vacantes, por ejemplo de a tres. Y el peronismo en el poder pide dos cargos para adherentes a ese sector y uno para la oposición".
Por ello no descartaron que pueda adoptarse un criterio similar ante el caso de la renuncia de Gustavo Bossert, observando la cuestión desde dos ángulos: el estrictamente formal y legal, y el político.
Según la evaluación desde el primer plano, además de la ausencia de plazos para la designación del reemplazante de Gustavo Bossert, para los casos urgentes o más importantes en los que se necesita una mayoría pueden ser nombrados conjueces.
Entre esos casos figuran ahora en la agenda de la Corte, por ejemplo, el del "corralito", en el cual Bossert -igual que su colega Enrique Petracchi- se excusaron de intervenir por tener dinero atrapado en los bancos, por lo cual deben elegirse conjueces.
En cuanto a lo político, en el Gobierno, según los voceros, especulan con la renuncia de otros ministros de la Corte, lo cual fue relativizado ayer por el juez Guillermo López, uno de los más cuestionados. (DYN)

Silencio en la Rosada

El Gobierno analizó anoche la renuncia de Bossert, pero no realizó manifestaciones públicas sobre la decisión del magistrado.
El presidente Duhalde recibió el texto de la dimisión de Bossert, a través del ministro de Justicia y Seguridad, Juan José Alvarez, y evaluó la situación en la Casa Rosada. Duhalde debe aceptar formalmente la dimisión del ministro del alto tribunal y el Poder Ejecutivo debe postular la terna de candidatos para su reemplazo. (DYN)

Repercusiones

Guillermo López (Juez de la Corte Suprema): Dijo que no le sorprendió la renuncia de Gustavo Bossert, ya que, según afirmó, su colega se lo había anticipado; aseguró que el tribunal sufrió "nueve meses de asedio" con el juicio político y estimó que no habría más dimisiones.
Acerca de cómo lo veía de ánimo a Bossert en los últimos tiempos, López dijo: "Bien no puede estar nadie después de estos nueve meses de asedio, a nadie le gusta que hagan lo que hicieron".
Segundos después, ya en la calle, en medio de los periodistas, estimó que "no creo" que haya más renuncias en la Corte.
López, que se incorporó a la Corte junto a Bossert en 1994, se refirió así al juicio político al alto tribunal, que desde diciembre afrontó, además, decenas de "cacerolazos" que convocaron en el Palacio de Justicia a cientos de manifestantes que reclamaron la renuncia de todos los jueces supremos.
El presidente de la Corte, Julio Nazareno, supo de la dimisión de Bossert cuando ésta fue difundida por los medios, dijeron fuentes judiciales, que explicaron que la copia del texto de la renuncia ingresó al cuerpo cuando el asunto había tomado estado público.
Ricardo López Murphy (Candidato presidencial por Recrear para el Crecimiento): Propuso ayer que sea el próximo gobierno "que surja del mandato popular" y no el actual, el que elija al reemplazante del renunciante ministro de la Corte Suprema Gustavo Bossert.
"La nominación debería reflejar una amplia consulta a la comunidad jurídica (facultades, colegios profesionales, etc.) y las audiencias públicas deberán permitir a la ciudadanía conocer los méritos de los eventuales candidatos", señaló López Murphy.
Para el aspirante presidencial de Recrear para el Crecimiento "si bien la designación del sucesor del doctor Bossert corresponde al Presidente con acuerdo del Senado, yo propongo que sea el próximo Gobierno, el que surja del mandato popular, quien la realice, para que tenga toda la legitimidad que exigen las circunstancias".
"Lo peor sería que se designara al sucesor de Bossert entre gallos y medianoche, como se hizo con la mayoría automática funcional a Menem en 1990", concluyó López Murphy, en un comunicado de prensa.
(DYN y Télam)

Perfil: Marcó la diferencia

El civilista Gustavo Bossert se incorporó a la Corte en 1994, cultivó un perfil de "juez independiente" que lo diferenció de la mayoría de sus colegas y hace apenas diez días reunió 169 votos en contra de su enjuiciamiento parlamentario.
Nacido en Rosario el 22 de mayo de 1938, Bossert se graduó como abogado en la Universidad Nacional de Córdoba en 1960 y 24 años más tarde asumió por primera vez la magistratura, como integrante de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil.
De origen radical, Bossert arribó a la Corte tras el Pacto de Olivos sellado entre el entonces presidente Menem y su antecesor, Raúl Alfonsín. Se incorporó al tribunal en 1994.
Bossert -autor de numerosas obras jurídicas y literarias, y de proyectos de ley sobre filiación, patria potestad, matrimonio y divorcio- es profesor de Derecho de la UBA y desplegó la actividad docente en las universidades del Museo Social Argentino, de Rosario y de Pantheon-Assas de París, Francia.
Casado y padre de dos hijos, Bossert había condicionado su permanencia en la Corte a la "evolución espiritual" en que quedó sumido luego del traumático juicio político que fracasó ante el Congreso diez días atrás.
Un total de 169 diputados se negó el 11 de octubre último a acusar a Bossert ante el Plenario de la Cámara, en base a un dictamen de comisión contra los nueve jueces supremos que, en el caso del civilista, sumó nueve imputaciones que no prosperaron.
Ningún otro magistrado de la Corte alcanzó una mayoría tan contundente en contra de su enjuiciamiento.
Dueño de depósitos bancarios inmovilizados por el "corralito", Bossert se abstuvo -por su condición de ahorrista damnificado- de intervenir en las demandas contra la confiscación de fondos.
Esa actitud le valió al rosarino el reproche de algunos de sus colegas, que aún tienen pendiente la palabra final sobre la pesificación, la ley "antigoteo" y el "corralito".
"Hubo un cargo que realmente me hirió, que fue el de sostener que con mi conducta había contribuido al descrédito del tribunal. Todos saben que llevo 9 años viviendo en mi despacho, que jamás falto a una reunión de acuerdo, que voy y vengo de mi casa a pie, sin custodia policial, que nunca hice nombrar para una alta función a alguien de afuera de la Justicia sino que siempre ayudé a promover a empleados", enunció Bossert al diario Clarín tras el archivo del juicio político a la Corte.

     
     
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