Lunes 21 de octubre de 2002
 

Del fracaso al éxito

 

Por Laura Hojman

  Uno de los conceptos erróneos, en los que solemos caer por un pensamiento tal vez simplista, es el de creer que el fracaso escolar mayormente va acompañado de deficiencias de origen familiar y socioeconómica de los chicos, dejando entonces librado a la escasez o abundancia de recursos la llave del éxito, sin tener en cuenta que la política educativa, el docente y una buena escuela puedan generar cambios.
Si realmente fuera sólo ése el factor para medir la eficiencia de la educación o de un establecimiento o el rendimiento de un estudiante, estaríamos ante un fatalismo casi imposible de resolver, o del que tal vez gozarían otras generaciones posteriores.
Vale aclarar que esto no significa que el comer salteado o sin las proteínas necesarias, y estar en un hogar donde no están satisfechas las necesidades básicas, no sea un determinante para el desempeño de un chico a la hora de aprender, pero hoy en día se está comprobando que en gran parte del país la escuela está dando respuestas particulares a ciertas demandas y falencias educativas, y también que es el espacio en el que hoy prácticamente satisfacen las necesidades los chicos y sus familias.
En este contexto, la escuela media generó intensos debates -no sólo en la Argentina- que iban desde la identidad, los objetivos y los cambios que debía tomar.
Para algunos la escuela debía incorporar masivamente a los excluidos -bandera no menos levantada por muchos, pero luego se vieron con el problema de cómo se sostenía esa numerosa inclusión, sin que deserten como sucedió en los últimos años-.
Por ese motivo, un estudio realizado por el Consejo Federal de Educación (CFE), órgano que reúne a los ministros del área de todas las jurisdicciones, incluida la Nación, realizó un estudio entre escuelas medias "vulnerables" de la provincia de Buenos Aires y de otras del país, en el que demostró que muchas de ellas con poblaciones pobres superaban la media provincial y nacional en los resultados de lengua y matemática del último operativo nacional de evaluación.
"Tal vez acuciados por la necesidad de dar respuestas múltiples, el problema del fracaso escolar ha sido más objeto de estudio que el éxito, fundamentalmente tratando de evitar que el fracaso en los rendimientos se trasladara o convirtiera en el factor principal de expulsión de los alumnos en mayores condiciones de vulnerabilidad", destacó Sergio Palacio, titular del CFE.
Por eso -agregó- "el esfuerzo debe redoblarse no sólo respecto de las causas del fracaso, sino en las formas y estrategias de superarlo y tender al éxito" y por eso explicó que se hizo el estudio de buscar "las variables de la eficacia y la eficiencia".
En ese sentido, algunos pedagogos reconocen que la efectividad de las escuelas consiste en "hacer a las probabilidades condicionales menos condicionales; es decir menos dependientes de los orígenes sociales".
Entonces reconocen que la igualdad de oportunidad educativa "no implica meramente escuelas iguales sino escuelas igualmente efectivas", cuyas influencias superarán las diferencias en el punto de partida de los chicos de diferentes grupos sociales.
De las 3.320 escuelas medias estatales que participaron del Operativo Nacional de Evaluación del 2000, se identificaron unas 100 con porcentajes de pobreza superiores al 70%, y entre ellas se observaron cuatro de Córdoba y La Pampa que superaban en más de un año la media provincial y nacional en lengua y matemática, y 2 escuelas medias, de la provincia de Buenos Aires, que también lo lograron en su distrito, en la provincia y en la Nación.
El estudio, entre otras conclusiones, señaló que la mayoría de las escuelas tiene un proyecto institucional propio, una fuerte capacitación de sus maestros y una estrecha conexión con los padres, a quienes les informan permanentemente del rendimiento de sus hijos.
También se notó una gran libertad curricular, es decir que los docentes no tienen una gran dependencia con los contenidos básicos comunes.
Y otra de las consideraciones, no menos importantes, fue que para estas escuelas de hogares pobres, las carencias o la ausencia de un cómodo edificio no ocupan un lugar central y si no hay Internet o correo electrónico, hay un importante uso del material didáctico, principalmente bibliográfico.
(DyN)
     
     
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