Viernes 11 de octubre de 2002
 

Willy Brandt abrió caminos hacia el mundo globalizado

 

Por Juan Garff

  Con su política de apertura hacia el Este, su preocupación por la vigencia de los derechos humanos y su demanda de reformulación de la relación Norte-Sur, fue probablemente Willy Brandt uno de los estadistas que más temprano comenzaron a delinear el escenario que presenta el mundo a comienzos del siglo XXI.
Antes de morir, hace diez años, el 8 de octubre de 1992, llegó a ver la reunificación alemana, un proceso del que fue protagonista como pocos, aun cuando en el momento mismo del restablecimiento del Estado alemán único, en 1990, había dejado hacía largos años ya la jefatura de gobierno. La masiva audiencia que presenció su histórico discurso ante la Puerta de Brandeburgo, al ser reabierta con la caída del Muro de Berlín, fue un reconocimiento del papel que tuvo Willy Brandt.
Primero como alcalde de Berlín Occidental entre 1957 y 1966, luego como ministro de Relaciones Exteriores de la Gran Coalición entre democristianos y socialdemócratas, de 1966 a 1969, y finalmente como primer jefe de gobierno socialdemócrata de la Alemania de posguerra, entre 1969 y 1974, fue constante la preocupación de Willy Brandt por superar la política de confrontación de la Guerra Fría.
El reconocimiento por parte del gobierno de Brandt de las fronteras de posguerra, que le valió el Premio Nobel de la Paz, fue paradójicamente un primer paso hacia la posterior disolución de la separación interalemana.
El mismo Brandt fue víctima política de la Guerra Fría que combatía: el descubrimiento de un espía de la República Democrática Alemana, Guenter Guillaume, entre sus asesores precipitó en 1974 su renuncia a la jefatura de gobierno.
Como líder de la Internacional Socialista, desde 1977 hasta casi el día de su muerte, impulsó la denuncia de las violaciones de los derechos humanos, en particular en los países latinoamericanos sometidos a dictaduras militares, y fue el promotor de un nuevo diálogo entre los países industrializados y las naciones en vías de desarrollo, acosadas por el creciente fantasma de la deuda y el deterioro de los términos del intercambio comercial.
"Con sus numerosos viajes aprendió probablemente más sobre los problemas que aquejan al Tercer Mundo que ningún otro político de un país desarrollado", dijo hace pocos días en el acto central de homenaje a Brandt en Berlín el presidente alemán Johannes Rau.
En 1976 participó en el primer congreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tras la muerte de Francisco Franco, dando su aval al nuevo secretario general de los socialistas españoles, Felipe González.
El Informe Brandt, encargado por el Banco Mundial a una comisión de notables presidida por el político alemán, describía ya en 1980 los problemas de un mundo en proceso de globalización, entre ellos la necesidad de reformular también en los países industrializados el concepto de desarrollo en función del daño que se estaba ocasionando al medio ambiente. Muchos de sus puntos de vista fueron retomados años más tarde por la Agenda 21, adoptada por la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, en 1992.
También es cierto que la alternativa política socialdemócrata que buscó generar Brandt fracasó como estrategia global, en particular en América Latina. Líderes que aparecían como figuras promisorias de una política ligada a los lineamientos de la Internacional Socialista, tales como Alan García en el Perú, Carlos Andrés Pérez en Venezuela y Raúl Alfonsín en la Argentina, cayeron estrepitosamente en desgracia por errores propios sumados a un contexto dificultado por el auge conservador que representaban en los países centrales Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Helmut Kohl.
Aun así, Brandt amplió notablemente el campo de acción de la socialdemocracia, con un impulso reformista que luego sería diluido en buena medida por quienes le sucedieron en el gobierno en Alemania, así como por otros líderes socialdemócratas europeos y latinoamericanos.
Es que Willy Brandt reunía su visión de futuro con orígenes ligados aun a la tradición obrera e izquierdista de la socialdemocracia alemana. Nacido de madre soltera en 1913, ingresó como adolescente a las filas sindicales de la socialdemocracia, alineándose en su ala izquierda. Durante la lucha clandestina contra el nazismo, que lo llevó por largos años a Noruega, adoptó el seudónimo de Willy Brandt en lugar de su nombre original, Herbert Frahm.
El seudónimo se convirtió tras la guerra en nombre propio, identificado como el de un político que, claramente alineado ya con Occidente, buscó con tesón anular el peligro de un estallido bélico global, borrando las fronteras de la Guerra Fría.
(DPA)
     
     
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