Lunes 7 de octubre de 2002
 

La venganza del humor será terrible

 

Diego Capusotto, Fabio Alberti y compañía, los lunes a las 23 por Canal 7, animan una propuesta humorística que se ha ido transformando en programa de culto. "Todox2$" con "El enmascarado misterioso", "Flor de nabo", "El musical", "Boluda total", las traducciones literales de temas de Los Beatles, convoca y atrapa a una audiencia seguidora. "El humor tiene un significado, muchas veces de venganza", dice Capusotto en esta entrevista.

  Un cuento de Albert Camus sobre el mito de Sísifo narra que los dioses lo condenaron a cargar una piedra hasta la cima de la montaña. Allí la dejaría caer y regresaría a buscarla una y otra vez, por toda la eternidad. Pero Sísifo se propuso ser feliz, hacía su rutina sonriendo. Cuando los dioses vieron su reacción, levantaron el castigo porque ya no tenía sentido. Los venció gracias al humor.
"El humor tiene un significado, muchas veces de venganza. Digo contra las instituciones, los gobiernos, cuestiones que a uno le duelen ve, o es una respuesta a los de la vereda de enfrente, esos con los que nunca querés juntarte", afirma Diego Capusotto, poco pelo peinado al spray hacia el costado, hebillas en la nuca y creador de "Todox2$". "A muchos de esos no les gusta que haya humor, donde siempre hay algo de burla. Por eso hablo de autoridad -porque rebelarse contra ella tiene que ver con la condición humana- y el poder de turno que intenta regir la moral".  
"También hay cosas que simplemente nos causan gracia y probablemente a otros también. No siempre el humor es adrede, tiene una función social o se burla de la autoridad. Se burla de nosotros mismos, de la propia condición, a modo de autocrítica. También tiene mucho de fantasía, de juego, de cómo sería esto que habitualmente vemos, de como modificar lo cotidiano, dispararlo para otro lado y divertirnos con eso. En este caso el humor puede ser absurdo, tanto como la misma naturaleza humana. Nosotros, principalmente, jugamos. 
- ¿Cómo llegaron al programa Sushi, Dyango y otros personajes?
-Siempre tuvimos la intención de trabajar con gente que no tenga el vicio de la actuación. Nos causan gracia, simplemente. José Marrone decía: "y hacer humor es hacer reír". Parece sencillo pero no es nada fácil lograrlo. Digo, por todas estas impurezas que hay alrededor del humor como la técnica, la repetición de personajes. Hay tipos que hacen lo mismo toda la vida y te hacen reír; hay otros que pueden tener veinticinco personajes, cantar, bailar, hacer acrobacia y no mueven un pelo. La comicidad se relaciona con lo que uno transmite. Para los que han venido a participar del programa, a veces hemos pedido una fisonomía en particular, alguien que sea de una manera determinada según la idea del sketch. Algunos nos seducen, otros no. Pasó con Pedemonti que vino una primera vez, escuchamos su forma de hablar y cualquier cosa que decía con ese tono, era gracioso. A partir de ahí, se incorporó al elenco."
- ¿Ver el programa te causa gracia?
- Yo siempre tengo una mirada prejuiciosa, crítica, medio maricona. Veo algo que ya se sabe no sorprende y la comicidad está muy relaciona con la sorpresa. Te reís cuando algo se dispara para un lado inesperado. Me cuesta reírme de nosotros. Esa cosa actoral maricona del egocentrismo, hace que me mire y me diga si estuve bien o mal. Critico los trabajos donde no me veo fluir, algunas veces está medio trabado y me doy cuenta. Pero no me obsesiono, tampoco soy paranoico, me he reído al verme. En general, me río más cuando veo a Fabio. A veces me sorprendo en casa y me divierto, pero no tengo la mirada relajada, virgen, del espectador que se sienta a ver algo sin prejuicios. Y es conmovido o no, es sorprendido o no… Uno ya sabe de qué se trata, mucho más que el público, aunque el programa hace tres años que está en el aire. El público puede verlo con más deseo."
- ¿Deseas seguir en el 2003 con lo mismo?
- Mirá, tenemos una posibilidad de hacer teatro y es lo que más me gustaría. Creo que pararíamos en televisión. Cómo se trabaja, satura. No es una crítica, pero es demasiado vertiginoso todo y conviene alejarse un poco. Todavía no firmamos nada, pero nos lo han ofrecido. Sería "Todox2$" en otro ámbito, con otro ritmo y donde haya un trabajo investigativo previo, nuevo, distinto al de la tele que ya conocemos. Esto te lo digo hoy, no sé dentro de tres meses qué pasará. Al programa cuesta dejarlo, pero también tiene su cuarto de hora. Nos encariñamos, es un trabajo nacido de una reunión donde cada uno opina y sale lo que queremos hacer. Siempre fue así y uno se siente más madraza que participante del programa. Pero el momento de hacerlo tiene sus sinsabores, mucha corrida, tensiones, no sabemos si llegamos; hay etapas en que se te seca la cabeza y otras que parecés iluminado. Así es este laburo, pero siempre de apuro; terminaste el viernes y al otro lunes volvés a empezar. El programa pasado es como si no hubiese existido. Existió, pero enseguida debés empezar de cero como si no hubieses hecho nada. Es la sensación que yo tengo, por lo menos. Es acción pura, ¿entendés? A lo mejor, el resultado se ve en la calle o cuando voy a un lugar y la gente agradece… Cierto es que cuando sale al aire, el programa deja de pertenecernos, produce cosas distintas a cada uno que lo ve.
Menos hablador que Diego, Fabio Alberti saluda agitando la mano como los chicos frente a cámara, luce pelo a la gomina, traje rojo y zapatillas de goma negra. "Yo disfruto con la gente que disfruta de su trabajo, me gusta la actuación cuando veo que el tipo muestra que actúa y te lo hace creer, al mismo tiempo. Cuando alguien se entretiene y se divierte es feliz. Un nene que se aburre se pone cargoso, hincha; cuando nos aburrimos nos ponemos igual, imagino", dice.
- ¿Cómo trabajan sabiendo que el público, si se aburre, salta a otro canal?
- No mido mi trabajo en esos términos, tratamos de hacer lo que nos sale o lo que sabemos hacer, eso nos entretiene y nos divierte. Después, por suerte, hay algunos a que también se entretienen con nosotros y para ellos trabajamos. Tampoco le podemos gustar a todos y no es esa mi intención, obviamente. Nadie le gusta a todo el mundo. No ando pensando si son dos más o menos, si sumamos dos puntos o bajamos tres… Yo no creo en eso de que la tele da lo que la gente pide, eso es una falacia. No creo que el público pida "Amor y Moria", mañana lo levantan y no va a haber cien personas en la esquina de América reclamando. Nadie va a hacerlo. Nadie lo pide, cuando se lo dan, lo ve. La gente pide otras cosas.
- Yo a la televisión no le pido nada. Me aburre, la apago. No me entretiene o no me gusta lo que veo, cambio. Por suerte hay opciones. Cada vez está más difícil tener cable, pero se puede elegir. Claro que en los canales de aire la chance se acota a cinco y en el interior a dos o uno y medio día de programación.
- ¿Todox2$ puede aburrirte?
-Sí, sí. Aunque me es muy difícil verlo, no puedo disfrutarlo como espectador. Ahora es un trabajo, un oficio y lo miramos tratando de hacer mejor el siguiente. La crítica y la autocrítica son inevitables. Pienso esto estuvo, esto corto, por qué editaron así, por qué no lo pusieron en otro lugar…"
- ¿Intervienen en la edición?
-No. Sí estamos en el armado inicial del programa que tiene una pequeña rutina, entre comillas, de cositas que tienen un orden. Pero nos aburrimos de verlas en el comienzo o en final y cambiamos. Permanentemente tratamos de variar. Mi trabajo ya está hecho en el piso. Para salir corriendo al monitor a ver cómo quedó, ya es tarde. Con Diego, terminamos y nos vamos al camarín, preguntamos qué sigue, nos cambiamos, va la peluca pelirroja, el bigote y le damos para adelante. Hecho está, hecho en el balde.

Eduardo Rouillet

Flavio Pedemonti: ¡Un saludo, Pedemonti!

Alfonso Grispino, su nombre verdadero, vive cerca de Puente Saavedra.
Fue metalúrgico cuarenta y cuatro años, para jubilarse con doscientos treinta y dos pesos por mes. Está casado y no tiene hijos.
Su vida cambió a partir de aparecer en "Todox2$", su voz sale por radio, su imagen en avisos por televisión y carteles en las calles. Ahora figura en la planilla de actores, cobra cachet por las publicidades.
"Mucha gente me conoce, por todos lados me saludan. Nunca imaginé que a los sesenta y nueve años me iba a pasar esto. Es muy lindo que me reconozcan. Yo siempre trabajé de extra. En "La banda del Golden Rocket", hice de rabino y casé a Julián Weich y Marisa Mondino; con Antonio Gasalla una vez hice de ciruja y me felicitó; con Federico Luppi y Miguel Angel Solá, pasaba por un pasillo disfrazado de cura. En el "99, la planillera me mandó a Canal 7 para "Todox2$" y empecé con los onomásticos. Eramos cinco, cada uno hablaba por vez y al final levantábamos una copa diciendo ¡qué onomástico! Después empecé de Flavio Pedemonti, la producción puso ese nombre, Doctor Dyango lo mismo. Se dio así, fue un poco la suerte. Si no me mandaban a este programa, capaz que seguía de extra. Yo voy a La Rural y cuánta gente me saluda, me abraza. Me ve mi esposa, mis hermanas y no lo pueden creer, tanta fama, que salga en los diarios, en las revistas, hice como cincuenta propagandas en total", dice.
- Son muy pocos los extras que llegan a ser tan conocidos como usted.
- Yo mismo estoy extrañado. El otro día subí a un colectivo, había como diez chicos y chicas, empezaron a gritar ¡Pedemonti! Yo saludé, qué va a hacer.
Me piden autógrafos, me sacan fotos, me contratan para ir a cumpleaños, a casamientos. Hace poco fui a uno y sin yo pedirles me dieron cuatrocientos pesos. Me escribieron unas cosas, yo las dije y quedaron conformes, sí… (ER)

   
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