Domingo 1 de septiembre de 2002
 

En Octavio Pico dan ejemplo de convivencia con la tierra

 

Es un paraje neuquino, en el límite con otras tres provincias. Nada les falta, pero se sienten abandonados por el gobierno.

 
Cultivar lo que se come es una filosofía de vida que los habitantes de Octavio Pico aprenden desde muy pequeños.
Neuquén, Río Negro, Mendoza y La Pampa juntan sus geografías en un punto cuatripartito y allí , junto al límite que marca el meridiano diez, el paraje neuquino de Octavio Pico se ofrece como ejemplo de convivencia de sus pobladores entre sí y con la agreste naturaleza patagónica del lugar.
Son doscientas ochenta personas, no tienen desocupación ni necesidades básicas insatisfechas, consumen lo que cosechan o producen y no conocen el asistencialismo, son autosuficientes en todo, pero de todas maneras se sienten olvidados por las autoridades provinciales.
Son los habitantes Octavio Pico, situada a 80 kilómetros de Rincón de los Sauces.
El pequeño lugar tiene la particularidad de ser tetrapartito por la confluencia de las provincias mencionadas.
Después de 90 minutos de recorrido desde Rincón, por caminos de ripio y arcilla peligrosamente húmeda, en medio del desierto patagónico se abre a la vista un verdadero jardín de álamos, paraísos y acacias.
Las casi seis hectáreas forestadas en medio de la nada, albergan un ritmo de vida laborioso, basado en el trabajo de la tierra y la cría de animales.
Desde hace once años, Rubén Fernández es el presidente de la Comisión de Fomento que, junto a un grupo de colaboradores, logró mantener una administración saneada y sin mayores inconvenientes. En una pequeña oficina que hace las veces de municipalidad, Don Fernández, recibió a "Río Negro" y explicó las virtudes de su tierra y las ambiciones de su gente.
"Nosotros no tenemos desocupación ni personas con hambre, todos cumplimos una función específica y es así como este lugar se desenvuelve muy bien, somos todos gente conocida", sostuvo.
Como la comisión tiene un bajísimo presupuesto para funcionar, 22 empleados municipales son financiados con planes laborales provinciales. Es así como quienes no se desempeñan en el agro pueden realizar diferentes tareas comunitarias. Otras 17 personas son planta permanente en la municipalidad.
Los módulos habitacionales corresponden a planes del IPVU, por lo que el paraje se asemeja a un barrio de cualquier ciudad con ese tipo de construcciones.
En mayor o menor medida, las familias tienen su pequeña huerta o importante sembradío para autoconsumo y venta local. Hortalizas, verduras, legumbres, frutas, cosechas de granos y alfalfa, son algunos de la gran variedad de cultivos que tiene el valle. Además, no falta el vecino que críe gallinas, pavos, cerdos, chivos, vacas, conejos y hasta caballos también para autoabastecerse.
Este año los lugareños obtuvieron sus primeras ganancias por cosechas vendidas en otras ciudades rompiendo con la obligada venta local. "A Rincón de los Sauces le vendemos muchos fardos de alfalfa porque los costos que manejamos son el 50 por ciento más barato que en otros lugares", señalaron.
Algunos crianceros también se mostraron satisfechos por el resultado de las pasturas pero aseguraron que el gran enemigo de esa actividad es el cuatrerismo.
En ese orden, Octavio Pico sólo cuenta con un destacamento policial y un uniformado.
Para los enfermos, un agente sanitario atiende las urgencias en un dispensario y realiza las derivaciones en una ambulancia de la administración local. A pesar del elogiable grado de convivencia de la comunidad, autoridades locales y vecinos se sienten olvidados por los gobernantes provinciales.
Al no tener una ruta en condiciones, en días de lluvias, entrar o salir del meridiano diez representa una verdadera odisea.
Todos los gobernadores que llegaron hasta el paraje realizaron la esperada promesa de asfalto para la ruta provincial 6, pero nadie cumplió.
La ausencia de un mejorado en la vía de comunicación y las reiteradas crecidas del río Colorado que amenazan los cultivos, son los dos cuestionamientos más importantes de cada familia productora.
(Agencia Rincón de los Sauces)

Agricultores desde el jardín de infantes

Desde los pequeños de jardín de infantes hasta los más grandes de séptimo grado, siembran en la escuela rural lo que almuerzan y cenan en el comedor del establecimiento.
Son 48 chicos que están bajo el cuidado de tres maestros de grado, un profesor de técnicas agrarias, otro de educación física y una celadora.
El director de la escuelita albergue 271, Gustavo Cortina, comentó a este diario que "los chicos se llevan muy bien entre ellos. Tenemos tres aulas y las dividimos entre los pequeños de jardín y primer grado en una, segundo, tercero y cuarto grado en otra y finalmente quinto, sexto y séptimo grado en la restante", señaló.
De los 48 niños asistentes, 21 están internados en el albergue escolar y sólo regresan los fines de semana con sus padres.
El traslado de los alumnos hasta la escuela lo realiza el mismo director. Valiéndose de una camioneta carrozada oficial, todos los lunes a la madrugada recorre cientos de kilómetros entre puestos y caminos en mal estado para buscar a sus estudiantes. Ninguno debe faltar.
La misma travesía la realiza el viernes por la tarde para entregar a los chicos a sus familiares.
Mientras permanecen en la escuela se transforman en los hijos postizos de todo el paraje. En diálogo con "Río Negro", los chicos aseguraron que la actividad que más les gusta es la huerta.
El ingeniero agrónomo, Marcelo Plat, no sólo lleva adelante diferentes proyectos de forestación con la comisión de fomento; también es el profesor de técnicas agrarias de la escuelita.
"Los chicos aman trabajar con la tierra. Cada grupo tiene una parcela para plantar lo que más deseen", señaló el profesional.
Es así como cada niño se encarga de abonar y preparar la tierra, sembrar, cuidar el plantín, transplantarlo y posteriormente extraerlo para consumo del comedor.
Son verdaderos profesionales con palas y rastrillos, saben cuánta agua deben utilizar y cómo proteger el cultivo del clima.
Lechuga, tomates, chauchas, cebollas y otros vegetales, son el orgullo de los pequeños que no dudaron en dar una demostración a "Río Negro" sobre sus conocimientos en la materia.
El agua para riego es bombeada del río Colorado hacia una cisterna. Utilizando una pileta de tratamiento, el mismo líquido también sirve para el consumo humano del resto de los pobladores. (ARS)

Sin ruta no tienen esperanza

Todos los esfuerzos para lograr una mini región agrícola y ganadera, son en vano sin una ruta en condiciones.
"No pedimos que nos asfalten en forma urgente, pero por lo menos que arreglen los caminos que llegan hasta este lugar", manifestaron los vecinos.
La ruta oficial para acceder a Octavio Pico, pasa por el conocido bar del Crucero Catriel (único sitio de expendio en varios kilómetros a la redonda) y se conecta con el camino de tierra a Catriel.
Sin embargo, muchos transportistas que tienen pasaje por el meridiano diez, prefieren cortar por una picada petrolera en dirección al yacimiento "Hamaca Oeste".
Cualquiera de los dos sectores presenta un alto grado de dificultad para transitarlos.
Por la ruta provincial 6, las máquinas pasan una vez por año y a veces una cada dos años.
En ese camino las piedras sueltas y los baches son el gran problema de los automovilistas, mientras que por la picada, el material arcilloso hace imposible la transitabilidad en días de lluvias.
En el año 1998, el ex gobernador Felipe Sapag, llegó hasta Octavio Pico para inaugurar el sistema de electrificación.
En la oportunidad y ante "Río Negro", el líder ortodoxo, se comprometió a tener solucionado el problema de la ruta antes de fin de año. Las promesas fueron sólo eso y los caminos están cada vez peores.
Según se supo, la provincia de La Pampa tiene claras intenciones de construir un puente que una a esa provincia con Neuquén a la altura del paraje y pavimentar la ruta entre ambas administraciones. (ARS)

De Rincón llegaron de visita con libros

La idea de integrar instituciones rinconenses y escuelas rurales, partió de la biblioteca popular y municipal "Don Elías Sapag".
Al proyecto de llegar hasta Octavio Pico con nuevos libros infantiles, se sumó un cuarto grado de la escuela 335 junto a tres docentes, apoyados financieramente por la municipalidad. Las caritas de los pequeños del colegio albergue al ver llegar a otros chicos de visita, era indescriptible.
El recibimiento no se hizo esperar y junto a sus maestros rurales salieron a saludarlos al patio del lugar.
Todo ocurrió en la jornada del jueves pasado. Como primera actividad, la biblioteca viajera abrió un baúl con 150 libros infantiles nuevos y comenzó la lectura recreativa.
Antes del mediodía no faltó el deporte en la cancha de básquet y fútbol en donde todos mostraron entusiasmo y buen nivel deportivo. A la hora de almorzar, se compartieron pizzas, choripanes y frutas.
Después de la comida, se improvisó una pista de baile en donde las canciones de Bandana y Las Ketchup fueron las favoritas.
A media tarde, títeres y diferentes postas literarias pusieron el broche final a la jornada que fue intensa y recreativa.
Los visitantes dejaron un presente distintivo a cada niño del colegio rural para partir entre bocinazos y saludos.
Después de la despedida, los niños debían descansar ya que en la jornada del viernes, tendrían el último día de estudios de la semana con huerta incluida y el trabado regreso a los puestos en el campo para reencontrarse con sus padres. (ARS)

   
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