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Lunes 23 de setiembre de 2002 | ||
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Neuquén tiene venta ambulante de alcohol |
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Ocurre en pleno centro de la ciudad y el "mercado" son los menores de edad. |
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No sólo los kioscos ocultan cerveza fresca en el freezer, sino que hasta es posible hallarla en el baúl de un automóvil. Es la nueva tendencia Viernes a la noche. Una cronista y un fotógrafo de "Río Negro" se suben a una camioneta que está ocupada por cinco inspectores municipales que llevan, bajo el brazo, actas de infracción en blanco. Van acompañados por cuatro efectivos de Toxicomanía de la Policía que se trasladan en dos vehículos tipo Trafic. Todos llevan handies. El objetivo: detectar a los comerciantes que venden alcohol a los menores de edad. Pasada la medianoche, el equipo completo sale a recorrer las calles de la ciudad. Muchas veces los vecinos mismos hacen la denuncia, dice Fernando Camarotta, el inspector a cargo. Y así se arma el itinerario: en parte para verificar las denuncias, en parte para verificar que los que fueron detectados no continúen cometiendo el ilícito. Esta vez el recorrido comienza en la Vuelta de Obligado, donde una vecina dice haber visto a un hombre en un coche con el baúl repleto de cerveza. "La nueva modalidad es la venta ambulante", comenta otro agente de Comercio. "Salen en el coche y venden alcohol en diferentes puntos de la ciudad, y como se van moviendo, es más difícil localizarlos", explica. "Carlos H. Rodríguez y Catriel", se escucha en uno de los handies. El trayecto es largo, y la charla gira en torno al trabajo de los agentes. "Y sí, sufrimos agresiones más de una vez", cuenta Camarotta. "Pero -agrega- siempre de parte de los que están en infracción. Los dueños de boliches grandes o de la zona céntrica no ponen reparos a las inspecciones". Además de los piedrazos que reciben los automóviles, los inspectores cuentan que muchas veces sufren amenazas, insultos o algún empujón. En parte, el convenio con la Policía consiste en garantizar la seguridad de los agentes de Comercio. "Es acá", determina la voz en la radio portátil. Al local ingresan tres inspectores: es evidente que los nervios del comerciante se alteran cuando se le anuncia que realizarán una inspección de rutina. Los agentes solicitan una serie de permisos y registros. En principio, el hombre cumple con parte de los requerimientos. Con evidente disgusto, asegura que lo denunció "la dueña del boliche de enfrente. Si piensa que me voy a ir de acá, está muy equivocada", sentencia. Además, asegura que no conoce la normativa y que en su local no se vende alcohol, mientras ingresan dos jóvenes con envases de cerveza bajo el brazo. "Ay, mejor no", se escucha decir a uno de ellos en el momento en que advierte el operativo. El propietario del comercio se queda con una copia de las actas, la explicación detallada de los inspectores sobre las ordenanzas vigentes y la advertencia de que no debe "vender alcohol después de las 23 horas". Afuera hace frío y los efectivos policiales piden identificaciones a los jóvenes que entran o salen del comercio. A los menores, los mandan a su casa. "Ya no es hora de que estés caminando por ahí, aconseja uno de los policías a un jovencito, quien se niega a retirar del lugar. "Yo soy amigo del dueño y ahora me voy a ir a bailar, afirma el chico desafiante, aunque al cabo de un rato pone cara de resignación y se va. La segunda parada es Antártida Argentina al 2.400. Tres hombres compran cerveza en un improvisado local, montado en una casa. Es evidente que los tres están ebrios. Llevan envases en la mano y a dos nenas de no más de cuatro o cinco años. Cuando los agentes bajan de los vehículos, la dueña de la casa cierra las puertas del local y observa desde adentro... Mientras los inspectores labran el acta de oficio, la señora no deja de sonreír burlona. Camarotta explica que "en los domicilios particulares se complica el control porque sólo se puede ingresar con orden del juez, entonces se hace difícil probar que tienen alcohol para la venta. De todos modos, continuamos haciendo las rondas para que no sientan impunidad, para dejarles en claro que los estamos controlando", afirma. A pesar de los controles y de las clausuras, algunos comerciantes continúan cometiendo las mismas faltas. Los inspectores salen de "gira"entre el jueves y el domingo de cada semana y siempre hay alcohol al alcance de la mano de un menor de edad. Controles que no se respetan NEUQUEN (AN).- Hay comercios que fueron visitados en varias oportunidades por los agentes de la comuna. Lo curioso es que en algunos casos hasta fueron clausurados por cometer irregularidades, y en la actualidad mantienen las mismas prácticas. Los inspectores vuelven allí una y otra vez "para mantenerlos controlados". Es el caso de un kiosco ubicado a unas cuadras del boliche bailable, "El fuerte" sobre la calle Primeros Pobladores". Cerca de las dos de la madrugada, policías e inspectores hacen su aparición en el lugar. La propietaria exhibe un pésimo humor cuando en la heladera del local cuatro botellas de una bebida alcohólica -preparada a base de limón- son descubiertas por un inspector. "Son para consumo personal", afirma. "Señora, están en el freezer del local comercial", retruca uno de los agentes de Comercio. La discusión se mantiene durante algunos minutos, y el punto de mayor tensión aparece cuando se informa a la dueña del kiosco que las bebidas serán incautadas. "Este negocio lo clausuramos el año pasado, pero siempre es lo mismo", dice a la cronista de este diario una de las agentes a cargo del operativo. "Algunos son tan caraduras que hasta se enojan", continúa. En ese momento, la kiosquera se queja de que "no tienen nada que hacer, por eso nos vienen a molestar". Luego, claramente ofuscada, se dirige a la persona que encontró las bebidas en su heladera: "vos tené cuidado, porque no vas a estar siempre en la municipalidad". La mujer vomitó insultos hasta que la inspección concluyó. Minutos después, cinco menores fueron interceptados por la policía antes de entrar al kiosco. Todos llevaban envases vacíos y reconocieron que los fines de semana compraban cervezas en ese lugar. El personal policial labró un acta que, una prueba necesaria para poder actuar. Proponen limitar el horario en los boliches SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- El Concejo Deliberante analizará un proyecto que propone cerrar los boliches bailables a las 4 de la madrugada, y prohibir el ingreso y permanencia de menores, salvo en casos en los que se ha tramitado expresa autorización. La iniciativa fue presentada por el concejal emepenista Marcelo Sampablo, y pasó a la comisión de Gobierno para su consideración, en medio de creciente preocupación por incidentes nocturnos aquí. El proyecto cuenta con una extensa fundamentación, y se nutrió de consultas con adolescentes y jóvenes. En ese sentido menciona los "innumerables reclamos de vecinos que nos han manifestado los desórdenes que se producen en la vía pública", razón por la cual propone reducir el horario de los locales bailables, limitándolo a las 4. Explica Sampablo que el horario actual en el que se desarrollan las actividades en los locales bailables "no se corresponde con las más mínimas condiciones de salubridad para los asistentes, con un horario de entrada cercano a las 2 de la mañana, y permaneciendo en las instalaciones hasta las 7 o más tarde aún...". Asimismo, el edil llama la atención sobre la situación de establecimientos donde se realizan bailes pero que no están habilitados para tal fin, "generando disturbios y molestias a los vecinos". Sampablo admite que, "lamentablemente, los controles sobre la venta de alcohol a menores de edad no surten efecto alguno, siendo ínfimas las sanciones que se han aplicado desde la puesta en vigencia de la ordenanza 3837/00". Así, para evitar los "innumerables inconvenientes", el edil propone que el horario de cierre sea común a todos. |
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