Domingo 22 de setiembre de 2002
 

Alemania decide hoy si sigue con Schröder o se inclina hacia la derecha

 

Unos 61 millones de ciudadanos votarán en
los comicios más reñidos de la posguerra.

  BERLIN- Gerhard Schröder (58 años) y Edmund Stoiber (60) llegan a las elecciones de hoy en Alemania en un clima de suspenso: según los últimos sondeos, los dos candidatos para dirigir por los próximos cuatro años al país más importante de Europa se encuentran en un reñido cabeza a cabeza.
Entre los temas que seguramente serán recordados de esta peliaguda campaña electoral se destaca la mediocre performance de Stoiber, el jefe de la coalición conservadora CDU-CSU que hasta hace pocos meses atrás era visto como el hombre que podía desafiar a Schröder pero que hoy día, a pocas horas del voto, está en baja frente a un rival que, por el contrario, llega al voto con mucho más ímpetu y convicción.

Faltó coraje en la batalla

Precisamente éste es quizás el primer balance de los comicios de hoy: Stoiber terminó no convenciendo como se esperaba, sobre todo durante los debates electorales en los que Schröder se mostró mucho más cómodo. Y hoy día -coinciden numerosos analistas europeos- es imposible intentar ganar una elección si no se logra ser seductores y convincentes en la pantalla chica.
Si del plano de la comunicación se pasa al de la economía, también es posible detectar una falla de Stoiber, quien en los temas de fondo -como las recetas para combatir el desempleo— no se diferenció demasiado de Schröder (ver aparte).
En otras palabras, el líder conservador bávaro parece no haber tenido el coraje para arremeter contra el modelo vigente alemán, que brinda una alta protección social a sus ciudadanos. Hay quien piensa que Stoiber tendría en cambio que haber propuesto una decidida inyección de libre mercado y liberalismo en el sistema económico alemán, alejándose de esta manera de la política económica promovida por su rival. Pero evidentemente Stoiber consideró que el costo y los riesgos de esta operación eran demasiados altos.
En Alemania no hay dudas sobre el hecho que en el plano económico el balance del gobierno rojoverde de Schröder haya sido menos exitoso de lo que se pensaba. En el fondo, recuerdan muchos expertos, el desempleo no logra bajar de los 4 millones de personas, una barrera que se ha convertido ya en una obsesión para el pueblo alemán.

Cada día más latina

Alemania da además claramente la sensación de ser cada día menos germánica y más latina: el déficit fiscal se está escapando de las manos y muchas reformas económicas de fondo están congeladas. Por otra parte, el crecimiento anda por el suelo (apenas un 0,1-0,2%) en un contexto internacional que no da muchas señales de expansión.
Otra cuestión en la que en el que el claro ganador fue Schröder fue el del proyecto del ataque norteamericano contra Irak. El canciller alemán terminó siendo el único de los grandes líderes europeos que osó enfrentarse a la Casa Blanca, visto que su rechazo contra la ofensiva a Hussein fue muy firme. Stoiber en cambio dijo una y otra vez que, una vez en el poder, iba a intentar ""arreglar"" los daños que el pacifismo de Schröder está provocando con EEUU. Pero en esta cuestión es precisamente Stoiber quien parece estar equivocado, mientras que según indican los sondeos es Schröder el que supo sintonizar a la perfección con el "felling" de fondo de la opinión pública alemana.

De la mano de la desgracia

El tema Irak no es el único que en los últimos dos meses le dio una mano al líder de la SPD. Las desastrosas inundaciones que en agosto arrasaron con muchas ciudades del Centroeuropa terminaron ayudando a Schröder, quien no tardó en darse cuenta que las lluvias eran una ocasión excelente para darle una mano vital a su campaña.
Esos días el hábil jefe del gobierno apareció en TV saltando con sus botas de un lugar al otro y dando la sensación de estar codo a codo junto a su pueblo en una emergencia única.
Como es obvio, toda Europa está expectante del voto de hoy, y no sólo por la envergadura de Alemania. Una eventual victoria de Schröder lograría contener la hemorragia que el centro-izquierda europeo ha sufrido en los últimos tres-cuatro años.
La tendencia hacia el centro- derecha fue puesta en marcha en mayo del 2001 con la rotunda victoria en Italia de Berlusconi. A partir de ese momento los conservadores se impusieron también en Dinamarca, Portugal, Irlanda, Holanda y Francia.
El domingo pasado hubo sin embargo un frenazo importante a esta tendencia, con la victoria de la izquierda en Suecia. Habrá que ver si este resultado es sólo un episodio o si, por el contrario, Schröder logrará inclinar la balanza de la política europea nuevamente hacia el centro- izquierda. Hoy es el día de la verdad, en estos comicios que son los más reñidos para los alemanes de la post-guerra y cuyos resultados condicionarán la posición del país frente el equilibrio político de la Unión Europea. (ANSA)

Los programas de gobierno de los dos candidatos

A continuación se detallan los puntos centrales de los programas de gobierno de los candidatos que compiten hoy en las elecciones alemanas, el socialdemócrata Gerard Schröder, y el conservador Edmund Stoiber:

• Desocupación:

Schröder, que fracasó en su promesa de bajar el número de 3,5 millones de desocupados, creó una comisión en los últimos meses liderada por el gerente de Volkswagen, Peter Hartz, para solucionar el problema.
Las propuestas centrales apuntan a una reforma de las Oficinas de Trabajo para favorecer puestos con duración determinada, legalizar los trabajadores en "negro", reducir los subsidios para estimular el regreso de desocupados a sus empleos cuando éstos se nieguen a hacerlo.
Stoiber, que hizo del tema su caballito de batalla en la campaña, está de acuerdo en la reducción de subsidios para quien no quiere trabajar y propone flexibilizar el mercado del trabajo y lanzar un programa específico para reconstruir la zonas más afectadas por el desempleo.

• Reforma Fiscal:

La SPD y Schröder piensan continuar la reforma fiscal impulsada hace dos años que prevé, en particular, la reducción en 2005 de las alícuotas máximas y mínimas respectivamente al 42 por ciento (48,5 por ciento actual) y al 15 por ciento (19,9 por ciento).
Los conservadores aspiran reducir progresivamente la alícuota máxima al 40 por ciento y están a favor de la abolición de la llamada "tasa ecológica", impuesta sobre el combustible y otros productos energéticos contaminantes.

• Inmigración:


Los conservadores proponen bloquear el comienzo de la vigencia en enero 2003 de la nueva ley de inmigración impulsada por el gobierno Schröder recientemente y que prevé adaptar los flujos migratorios a las necesidades económicas del país.
Stoiber acusa al gobierno de Schröder de no haber hecho lo suficiente frente a la amenaza del terrorismo islámico.

• Irak:

El canciller Schröder mantiene un "no" rotundo a un eventual intervención de Estados Unidos contra el gobierno de Bagdad y a una participación de Alemania con tropas militares, aún con la venia de la ONU.
También Stoiber es contrario a una iniciativa militar unilateral de Washington, pero acusa a Schröder de haber provocado con su "vía alemana" en el tema el aislamiento de Alemania y un sensible empeoramiento de las relaciones bilaterales.
Para el candidato conservador es necesario someterse a la decisión de la ONU, junto a los socios europeos.

El peso de "los chicos" a la hora de gobernar

Gane quien gane, a la hora de formar gobierno el político triunfador necesitará forjar una alianza con otra agrupación política.
En los últimos años, los partidos que mayor provecho sacaron de esta circunstancia fueron el liberal FDP, que fue el socio del cristiano demócrata Helmut Kohl durante los 16 años en los que gobernó, entre 1982 y 1998, y el ecologista Los Verdes, que fue alzado al gobierno de la mano del socialdemócrata Gerhard Schroeder en 1998. Sólo una vez, entre 1966 y 1969, los dos partidos mayoritarios, socialdemócratas y democristianos, se unieron para formar un gobierno de "gran alianza", una solución que, aunque muy improbable, podría volver a partir de hoy.
Schroeder apuesta por continuar su coalición con Los Verdes, a la que pertenece el ministro del Exterior, Joschka Fischer, el político más popular del país. Mientras, Stoiber contempla como sus potenciales socios de coalición a los liberales del FDP, con su presidente, Guido Westerwelle, a la cabeza.
Westerwelle, joven (40 años) y ambicioso, asumió el partido hace un año y desde entonces intenta revolucionar las estructuras de la organización para alcanzar nuevos segmentos de la población. Se propuso alcanzar en estos comicios el 18% de los votos. Los críticos achacan a Westerwelle su aire despreocupado y hasta apolítico con tal de buscar popularidad, que es un representante de la "sociedad del ocio y la diversión", el único político que se atrevió a participar en el programa "Gran Hermano". Avido de poder, dejó abierto hasta hoy el futuro político del partido, ofreciéndose como socio tanto a Stoiber como a Schroeder. Según los sondeos, su partido cuenta con el 10% de votos.
Los Verdes de Joschka Fischer, con proyecciones de voto del 8%, se han acomodado en el poder desde que integran el gobierno de Schroeder con tres ministerios. Saben que su futuro político está estrechamente ligado a una alianza con los socialdemócratas, es su única vía para mantenerse en las esferas de dirección del país.

     
     
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