Jueves 12 de setiembre de 2002
 

Lagos pide "mea culpa" a civiles que apoyaron el golpe

 

Al conmemorarse un nuevo aniversario del golpe que derrocó a Allende, el presidente de Chile dijo que "hubo muchos civiles que participaron activamente y que deben todavía pedir perdón".

  SANTIAGO DE CHILE.- El presidente de Chile, Ricardo Lagos, llamó ayer a los civiles que participaron del golpe militar de 1973 a pedir perdón, al cumplirse 29 años del derrocamiento del gobierno constitucional de Salvador Allende.
"No todos han asumido sus responsabilidades. Se cometieron errores y hubo horrores y en consecuencia en aquello hubo también civiles que participaron muy activamente, que tuvieron conocimiento y yo creo que ellos le deben todavía un momento de contrición y de pedir perdón a Chile", afirmó.
A juicio del mandatario, "las Fuerzas Armadas, a través de la mesa de diálogo, cuando señalaron que nunca más esto debía ocurrir, ellos hicieron un aporte significativo. Creo que el país espera de los otros, de los civiles que participaron tan activamente, que hagan algo similar".
Mientras tanto, en las calles de Santiago se sucedieron ayer los choques entre manifestantes y policías luego de que unas 4.000 personas convocadas por entidades de derechos humanos marcharon por la céntrica Alameda del Libertador Bernardo O"Higgins, para recordar el golpe de estado que encabezó Pinochet en 1973.
Los hechos más graves ocurrieron cuando la columna pasaba frente al palacio de La Moneda, sede del gobierno, y cuando los manifestantes llegaron al estadio Chile, distante unas 15 cuadras, que fue usado como centro de detención y tortura por la dictadura.
Los policías, que no practicaron detenciones, ingresaron a las dependencias universitarias para dispersar a los manifestantes e incautar artefactos explosivos.
De todos modos, cabe destacar que la coincidencia de fechas del golpe con los atentados del año pasado en Estados Unidos hicieron que este 11 de setiembre fuera el más tranquilo de los últimos tiempos en Chile.
El presidente Lagos encabezó junto a Hortensia Bussi viuda de Allende, la misa tradicional por los caídos que se realiza en La Moneda, mientras en las afueras agrupaciones de derechos humanos y los partidos Socialista y Comunista colocaban ofrendas florales ante el monumento del extinto jefe de Estado.
Integrantes del oficialista Partido Por la Democracia, a su vez, depositaron claveles blancos en el cañón del palacio para "conmemorar nuestro 11, el quiebre de la institucionalidad democrática, las violaciones a los derechos humanos y la ruptura de la democracia".
La diputada socialista Isabel Allende, hija del ex presidente, recordó ayer a su padre.
"Nosotros siempre supimos que con la dignidad que tenía, la conciencia de lo que era la investidura de presidente elegido por soberanía popular y su rebeldía frente a la traición, nosotros sabíamos que no era un hombre que fuera a salir al exilio", declaró.
El aniversario, continuó, representa un "dolor muy grande, no sólo personal, por la pérdida del padre, sino que además por mucha gente que por lealtad fue perseguida, torturada, desaparecida, ejecutada, simplemente por haber adherido a lo que era un programa de gobierno".
(ANSA y DPA)

El juez Tapia, uno de los "arrepentidos"

SANTIAGO.- El juez chileno Juan Guzmán Tapia, que mantuvo bajo arresto al general Augusto Pinochet, admitió ayer que hace 29 años aplaudió el golpe que instaló en el poder al ex dictador, pero indicó que está arrepentido de haberlo hecho.
"Ahí cometí un pecado yo", señaló el magistrado, en declaraciones a la prensa al cumplirse el aniversario del cruento golpe que encabezó Pinochet.
"Siendo hijo de un país democrático, me alegré con el 11 de septiembre", dijo Guzmán Tapia, que mantuvo bajo arresto domiciliario a Pinochet durante seis semanas, entre enero y marzo de 2000, cuando lo sometió a proceso bajo cargos de asesinatos y secuestros.
Pinochet, de 86 años, se liberó sin embargo de ese proceso, luego que la Corte Suprema determinó que su demencia le impide defenderse ante los tribunales, el pasado 1 de julio.
Guzmán Tapia recordó que en 1973 la influencia de los medios de comunicación y la "inteligencia" con que se preparó la caída de Allende, llevaron a muchos chilenos a considerar "bueno" el golpe que marcó el comienzo de 17 años de dictadura. Además del interrumpido juicio a Pinochet, Guzmán Tapia tiene en sus manos otros procesos para aclarar la suerte de algunos de los 1.198 desaparecidos bajo el régimen militar.

     
     
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