Martes 3 de setiembre de 2002
 

República o republiquetas

 

Por Francisco Tropeano

  La Quinta República propuesta por el Dr. Grondona ("La Nación" 26/5/02), desguazando el territorio nacional en seis o siete regiones en reemplazo de las 24 provincias, puede convertir a la Argentina en seis o siete republiquetas con caudillos o caudillajes, como instrumentos del poder político real, representado por el capital multinacional, ansioso de apoderarse de rentas naturales o espacios estratégicos (tierras, petróleo, gas, minerales, litoral marítimo, agua dulce, bosques, etc.).
Estamos en un momento histórico muy especial. Intentar comprender nuestra historia, sin buscar las fuentes en los intereses de Europa -como decía Alvaro Yunque- es como dibujar en el agua. Creo que hoy diría que para entender mejor lo que pasa en América Latina, y en nuestro país en particular, hay que buscar las fuentes en los intereses, principalmente de EE. UU. con su historia de chantajes, saqueos, golpes militares, invasiones militares, etc. En mi opinión, esta etapa de la crisis mundial del capitalismo imperial adquiere nuevos rasgos dentro del reparto territorial del mundo. No le es suficiente la dominación temporal mundializada de los arreglos financieros y monetarios para la expansión del valor, ni las devaluaciones o expropiaciones a capitalistas individuales o más débiles, dentro de cada espacio geográfico (naciones). Tampoco la devaluación de la fuerza de trabajo a través de la crisis. Necesitan además integrar la geografía del desarrollo desigual (países) dentro de la propia crisis, que los ayude a revertir la tendencia a la crisis o depresión cuasi permanente en los grandes centros del capitalismo concentrados. Esto lo han hecho siempre: país por país, pero ahora necesitan incorporar configuraciones regionales completas alineándolas, para compensar tanto el exceso de acumulación como la devaluación del capital. ¿Por qué digo un momento histórico especial? Porque en América Latina se está gestando, sin poder controlarlo, el Mercosur como agrupación económica rectora regional. EE. UU. quiere el ALCA (desde Alaska hasta Tierra del Fuego) es decir el dominio comercial territorial estratégico como fuente de recursos, de reproducción y ampliación de la circulación del capital y frente también estratégico.
Si en el Brasil se impusiera un gobierno de izquierda o popular (Lula), cuyo programa levanta la defensa y ampliación del Mercosur (en este tema tiene casi el 90% de apoyo en la población), el proyecto del ALCA sufriría un rudo golpe. Sin embargo, sin la Argentina es muy difícil una agrupación latinoamericana fuerte (Estados Unidos podría maniobrar con la Argentina-Chile-Uruguay-México) y doblegar al Brasil. No tiene toda la razón el economista W. Molano del establishment financiero norteamericano cuando se sincera, caracterizando intenciones del FMI, al decir que a éste no le interesa Argentina (no le prestarán plata) porque la Argentina no interesa geopolíticamente (R. N. 24/4/02). No es solamente un problema estratégico militar como él cree (Medio Oriente -u Oriente Medio), es un problema fundamentalmente económico, siendo el poder militar sólo un medio, no un fin. La geopolítica no es una teoría solamente para justificar, con referencias geográficas y económicas, la política de expansión militar o defensa; sino que también está dirigida a fundamentar bloques interestatales con enfoques globales de geografía económico-política, para ejercer la hegemonía imperial. En este aspecto cualquier bloque económico-político tendría el mismo significado: la diferencia puede estar en el contenido de clase de fuerzas que lo integran. La Argentina hoy tiene un cuadro de situación política muy preocupante para los EE. UU. frente a la alternativa política en Brasil. Se están elaborando distintas alternativas desde Washington, pero la definición vendrá después del resultado de las elecciones en el Brasil.
El peligro de disolución nacional, señalado desde distintos sectores, tuvo la mayor y más importante expresión en la homilía del cardenal Bergoglio, y se le acoplan las preocupaciones de una posible "revuelta popular incontrolable". Es por ello que se trabaja (como lo denunció Horacio Verbitzky) desde el Ministerio de Defensa con Brinzoni y Elena, (Ejército y Armada) en la alternativa de participación de las Fuerzas Armadas en el frente interno, todo con anuencia de la embajada de los EE. UU.

Fraccionar la República

En este marco, también trabajan distintos grupos económicos que operan local e internacionalmente para fraccionar el territorio nacional en "Regiones económicamente sólidas": (M. Grondona artículo citado); al decir de Bush y Krueger económicamente sustentables. Así, ideas progresistas para organizar e impulsar el desarrollo económico y social, por parte de las provincias (art. 124 de la CN) se metamorfosean y desnaturalizan en una idea general, para que una Convención Constituyente disuelva las provincias, que son anteriores a la Nación misma. Hay una preocupación real por el papel que puede cumplir el Estado, si se reconvirtiera en su contenido de representación social, manteniendo las instituciones democráticas republicanas, como instrumento político para la transformación social. Estas reflexiones que divulga el Dr. Grondona son una máscara doctrinaria neoliberal tras la cual operan los conglomerados económicos internacionales y su poder político. Jamás podrá invocar la jerarquía de una doctrina nacional. Grandes peligros asechan a la Patria y al pueblo argentino; pero también grandes posibilidades de cambio. Hay que debatir el futuro del país. Hay una crisis nacional, pero también hay una crisis mundial. Falsean los hechos, la realidad y las posibilidades quienes pretenden amenazarnos con "el Apocalipsis" si no nos integramos a esta última, para superar la primera. No hay aquí equivocación de razonamiento lógico, por el contrario es la lógica que despliegan los teóricos de un sistema en crisis, que paga muy bien a sus corifeos. El federalismo proclamado en el papel y las declaraciones políticas ha sido centrado en los hechos, con el avance del poder central, respondiendo a una estructura del poder real que gobierna. También en este aspecto existe una crisis institucional y las desnacionalizaciones, sobre todo de las riquezas petrolíferas y gasíferas, favorecen al despojo provincial y al fraccionamiento territorial que justamente las multinacionales tratan de aprovechar. Insertarnos en el mundo no significa disolvernos en él, sino unirnos a los pueblos de todos los continentes, en todos los países, que luchan contra una globalización, que tienen nombre, apellido y contenido económico y político, y que cada día más pone en peligro a toda la humanidad.
     
     
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