Jueves 5 de setiembre de 2002
 

Regionalización y transporte

 

Por Hugo Héctor Franco (*)

  En vistas de la anunciada "regionalización", es mi intención darle a la sociedad muestras de que la misma puede tener mucho más que aplicación política, tanto referida a encontrar economías de gobierno, como para el logro de otros objetivos, justificados en estas épocas de decadencia económica.
Los gobiernos provinciales y municipales cuentan con la posibilidad de crear un programa que lleve a la optimización de un servicio delegado por concesión a particulares, como es el del transporte público de pasajeros con el fin de obtener renovadores y urgentes impulsos, necesarios para satisfacer el incremento de la demanda, mejoras en la prestación, abaratamiento de las tarifas, conectividad más fluida de las ciudades, pueblos o parajes, mayor y máximo aprovechamiento de los sistemas informáticos, ocupación plena de la mano de obra con posibilidad de generar empleos, etc.
Para poner en marcha esta idea, se deben tener en cuenta diversos factores, tanto económicos como sociales, comunitarios, poblacionales y otros, acorde a los tiempos que transitamos. Si no hay definición en cuanto al país que pensamos, sí tenemos problemas de resolución mucho más rápida que soñar utopías.
A efectos de beneficio para el común de la gente que sufre consecuencias no deseadas, que desarrolla su vida en la producción y prestación de servicios, es prioritario atender en el transporte el área de las tarifas. Se deben crear iniciativas que tiendan a revertir la caída en la demanda de usuarios y el mejoramiento de la prestación, ambos prioritarias responsabilidades del Estado, ya que es quien delega la prestación por concesión.
Para que el habitante desarrolle sus actividades sin restricciones económicas y evitar el pedido remanido de "subsidio" por no poder pagar una tarifa para trasladarse a sus lugares laborales, se debe pensar en crear un sistema tarifario único, que alcance a todo el ámbito provincial y municipal de la región económica de Río Negro y Neuquén, para utilizar las líneas de transportes que contenga una serie de abonos para el uso combinado y sin trabas de los servicios urbanos de corta y los interurbanos de media y larga distancia.
Esto tendría especial importancia de complementaria jurisdiccionalidad con las zonas Centro, Sur y Norte de ambas provincias, especialmente en los corredores: Viedma-Zapala y las combinaciones con las diferentes zonas, que se podrían complementar con el tráfico internacional con Chile, efectuado por empresas nacionales y provinciales desde Neuquén capital.
Lo expuesto es denominado en el aspecto económico del transporte como "Creación de una comunidad tarifaria con formación flexible". Bien vale la pena desarrollarlo.
Las experiencias en otras regiones donde el sistema funciona demuestran que el ciudadano se ve confrontado con un sistema tarifario sencillo y transparente, contribuyendo a aumentar el atractivo por el uso de nuestro alicaído transporte público, motivando además la renovación y actualización del parque automotor, sacando de circulación los vehículos obsoletos.
La implementación de esta modalidad es de buena aceptación por el usuario, y las empresas se ven recompensadas por el aumento en la demanda, se desafectan de las escasas y sobrecargadas vías de comunicación vehículos particulares que las saturan, y las ciudades se benefician en cuanto se libera del tránsito de los mismos, se descontamina el ambiente, quedan más espacios para peatones y ciclistas y muchas otras ventajas.
Con la introducción de la tarjeta universal (nombre que se daría al elemento creado por la comunidad tarifaria) se ofrecería en principio en nuestra región un tipo de boleto que es válido para todas las empresas de transporte que existan dentro de la jurisdicción (entren o sean de su orden) sin excepción, debiéndose aprobar mediante convenios con las empresas del orden municipal, acordando términos, tarifas, tiempos y todo otro aspecto que haga a la buena atención de los usuarios.
Esta implementación está orientada a que tanto los abonos como los pasajes ocasionales sean adquiridos como pasaje único, independientemente de la jurisdicción en que sean utilizados, por lo que es necesario elaborar un modelo tarifario zonal que sea discutido con las empresas y el Estado, municipal o provincial, dando participación a toda la comunidad mediante las Organizaciones No Gubernamentales, la Universidad Nacional de Comahue, etc. a fin de tener un valor acorde y consensuado por todos los actores del sistema.
Teniendo en cuenta la relación estrecha entre los habitantes de las provincias del Neuquén y Río Negro por el denominado corredor del Alto Valle: Chichinales-Zapala, es posible propiciar en el aspecto integrador regional, predicado y hoy asumido por los dos gobiernos, un modelo tarifario común, pudiéndose también analizar y sincerar las tarifas aplicadas tanto en los servicios urbanos de corta y los interurbanos de media y larga distancia, haciendo prevalecer que los organismos técnicos promuevan la estabilidad de las empresas transportadoras y para esto, como aporte, propiciar entre el sector público y el privado una solicitud de abaratamiento del precio del combustible (gasoil) y estudiar el sacar algún componente impositivo, que se traduzca en el mejoramiento económico por la explotación del servicio en el caso de las empresas y el menor valor del pasaje.
Analizando la importancia de la regionalización en el sector turístico, es posible incluir en el modelo tarifario no sólo a los medios tradicionales sino también a otros, ya sean aéreos o acuáticos, que conforman la red de prestación de servicios en sus diferentes modalidades, no teniendo importancia para esto la pertenencia jurisdiccional, ya que la iniciativa es de índole económico social y no técnico político.
Esta propuesta es posible ponerla en práctica utilizando medios electrónicos para la impresión, extensión, validación y aprobación de los boletos, aprovechando la capacidad que se mantiene sin uso del sistema de Neuquén denominado Sipren, lo que acarrearía ventajas relativas y proporcionaría la distribución de los ingresos de las diferentes empresas que componen la red, y relevar datos que a la fecha no se tienen como ser: cantidad de pasajeros transportados, recorridos más utilizados, kilómetros recorridos y muchos otros para que se puedan tomar determinaciones que hagan a la calidad de los servicios.
Por último, juntamente con la unidad tarifaria del transporte público de pasajeros, podría iniciarse en ámbitos de las dos provincias caminos de innovaciones para la conformación tarifaria y darles impulsos a las distintas áreas o subregiones que lo necesiten, así como acrecentar otras no convenientemente utilizadas, cumpliendo el Estado, aunque sea en forma concesionada, con la obligación de efectuar el servicio para satisfacer la demanda, agregando a esto el inicio de la regionalización, que puede darse, además de políticamente, con acabados efectos económicos para los habitantes.

(*) Ex director Planeamiento de
Transporte de la Provincia del Neuquén.
     
     
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