Martes 24 de setiembre de 2002

 

Juzgan a imputado de dos crímenes en una doma de Bariloche

 

Víctimas y victimario habían estado bebiendo en forma abundante. Hubo una discusión y dos sujetos corrieron al acusado, cuchillos en mano. Sin embargo, éste sacó un 32 y los mató.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La Cámara Primera del Crimen comenzó a juzgar ayer a Raúl Alvarez, como presunto autor de un doble homicidio que ocurrió hace dos años al concluir una fiesta de doma y folklore, donde abundó el vino y los gauchos hacían alarde de valor y de sus habilidades con el cuchillo.
Por problemas del momento, el imputado fue perseguido por dos hombres armados con filosos cuchillos, y mató a uno con cuatro disparos, en una acción que el agente fiscal consideró desmedida y la calificó como "homicidio con exceso en la legítima defensa", porque entendió que "pudo haber evitado la intensificación de su respuesta".
En el episodio investigado por los jueces resultaron muertos a tiros Claudio Manuel Luengo, alias "Coco", de 54 años, y Wálter Hugo Vergara, de 49 años, y con varias heridas de arma blanca el imputado, que entonces tenía 20 años, y un hermano de 17 años. Sin embargo, por el momento la Cámara sólo investiga la responsabilidad que le cupo a Alvarez en la muerte de Luengo.
El 29 de octubre de 2000, aproximadamente a las 19, había concluido con éxito un muy concurrido festival de doma y folklore en un predio ubicado en cercanías del barrio 34 Hectáreas. Los organizadores soñaban con repetir el evento con mayor asiduidad, pero el funesto fin de fiesta los hizo desistir de la idea.
De acuerdo a las constancias de la causa, a esa hora, los protagonistas del drama estaban ingiriendo bebidas en la cantina del festival, y por cuestiones que no han sido determinadas Luengo avanzó sobre Alvarez con ánimo agresivo, empuñando un cuchillo de grandes dimensiones.
En principio Alvarez retrocedió, tratando de evitar el acometimiento, pero un hijo de Luengo lo tomó desde atrás y lo apuñaló. A esa altura Alvarez sacó el revólver 32 largo que llevaba en la cintura y efectuó un disparo hacia el piso, pero, lejos de amilanarlos, la detonación animó a Luengo y a Vergara, que persiguieron a Alvarez cuando trataba de escapar. Luengo, cuchillo en mano, alcanzó al imputado, lo tomó de un hombro y lo dio vuelta, pero, antes de que pudiera ensartarlo, el imputado giró y le efectuó cuatro disparos desde corta distancia, que impactaron en el abdomen y el tórax del atacante. Alvarez recibió varias puñaladas más, y también su hermano menor, pero se recuperaron, en tanto que los proyectiles que impactaron en los cuerpos de Luengo y Vergara fueron más certeros, y ambos murieron poco después, luego de ser trasladados en un taxi al hospital.
El magistrado que instruyó la causa tuvo la certeza de que Alvarez había actuado en defensa propia, y por esa razón permitió que continuara en libertad hasta el momento del juicio.
Ayer, en la primera audiencia de debate, el imputado se abstuvo de prestar declaración, pero los hechos podrán ser valorados por los jueces a través de las declaraciones de los 18 testigos que han sido citados para esclarecer el luctuoso episodio.
   
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