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Sábado 24 de agosto de 2002 | |
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Fieles llegan a Chimpay para renovar su pacto de fe con Ceferino |
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| CHIMPAY (AVM).- Existe entre Ceferino y los miles de peregrinos, que llegan año tras año a Chimpay, un pacto que hace que se tenga que refrendar todos los años. Esta puede ser una explicación dada desde la lógica a la llegada incesante de fieles al santuario del lirio de la Patagonia, que aunque se manifiesta en forma multitudinaria esta semana de agosto, es normal ver a fieles durante todo el año recorriendo el parque. Lo cierto es que el indiecito milagroso ha dejado de ser únicamente patagónico, se ha transformado en una cuestión de fe que moviliza a personas de todo el país, y también es el generador de fenómenos muy especiales. Uno de ellos es el atractivo que su imagen tiene entre los jóvenes. Un ejemplo de esto lo dio el padre Martín, encargado de la iglesia de Chimpay, que mencionó que revisando los miles de ruegos que la gente escribe en los cuadernos, el pedido por tener éxito en los estudios ocupa el tercer lugar, detrás de las solicitudes por mejorar la salud y por mantener o conseguir trabajo. Por eso, si se conoce este dato, no asombra ver a decenas de pibes caminando por la ruta nacional 22 rumbo a Chimpay. También como ejemplo está el último encuentro de jóvenes, que se realizó en el santuario, hace dos semanas, que congregó a cerca de mil pibes. Este fenómeno que genera la imagen y la fe por Ceferino provoca que, aunque el cielo se haya teñido de amenazadoras nubes, los fieles sigan llegando.Como la familia Baggini que lo hizo desde Mendoza. Su devoción hace que, cuando el cura de la ciudad se dispone a sacar la estatua de madera de Ceferino de la capilla, pidieran participar del acto. Jesús Femenias es la primera vez que llega a Chimpay, aunque su devoción por Ceferino haya comenzado hace varios años atrás. Es tal su fe que años atrás caminó durante 21 días, recorriendo 500 kilómetros, desde su ciudad natal, Necochea, hasta donde están los restos del indiecito milagroso en el fortín Mercedes, en Pedro Luro. Las historias parecen repetirse. Pero cada uno de los peregrinos guarda un pacto silencioso y espiritual muy profundo con Ceferino. |
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