Lunes 19 de agosto de 2002
 

Misión cumplida: el Irízar llegó a casa

 

El rompehielos regresó luego de abastecer al buque varado en hielos antárticos.

 
El Irízar debió cruzar más de 1.000 kilómetros de hielo para salir de la masa helada, regresando a Buenos Aires tras 54 días de navegación, con sus 176 tripulantes.
Tras 54 días de misión humanitaria en aguas antárticas, el rompehielo Almirante Irízar regresó ayer al Puerto de Buenos Aires y fue recibido por veleros, familiares, curiosos, la cúpula de la Armada Argentina y una persistente lluvia.
La embarcación arribó cerca de las 15 a la dársena Norte de la terminal portuaria, con los 172 tripulantes -entre ellos una mujer oceanógrafa-, que participaron de la operación Cruz del Sur, por la cual proveyeron de víveres y equipamientos al buque científico de origen alemán Magdalena Oldendorff, atrapado en el hielo antártico.
La llegada se produjo en momentos en que la ciudad era cubierta por una lluvia permanente, situación que no impidió la presencia de centenares de personas en tierra y un denso grupo de embarcaciones civiles que saludaron en el Río de la Plata el paso del rompehielos.
El Almirante Irízar concluyó así la expedición que comenzó el 25 de junio pasado, a pedido de la empresa propietaria del Magdalena Oldendorff, de bandera de liberiana, debido a que el buque había quedado atrapado entre los hielos antárticos y estaba en serio riesgo.
El titular de la Armada, almirante Joaquín Stella, felicitó a la tripulación del rompehielos, resaltó su "profesionalismo", y comparó la expedición Cruz del Sur con la realizada por la fuerza en 1903 para asistir a otro buque en problemas en inmediaciones del Continente Blanco.
"La operación ha sido cumplida con todo éxito (...) y como se dice en nuestra Armada "bien hecho"", dijo Stella, quien reconoció que "la emoción me embarga".
Si bien la operación en principio tenía por objetivo traspasar la densa barrera de hielo que acorralaba al Oldendorff y dejarlo en aguas navegables, finalmente el Irízar proveyó con decenas de toneladas de alimentos, combustibles y medicina al buque alemán, y fuera de la zona de peligro glaciológico.
El buque llegó con el comandante de la Fuerza Naval Antártica de la Armada, capitán de navío Raúl Belmuyal; el representante de la empresa propietaria del Oldendorff, Claus Linder; y por el capitán del Irízar, capitán de fragata Jorge Luis Tavecchia.Sin embargo, el teniente de navío médico Juan Carlos Campana, uno de los tripulantes del Irízar, quedó a bordo del Magdalena Oldendorff, a pedido de su capitán, ante la necesidad de contar con asistencia sanitaria adicional.
El rompehielos arribó desde Mar del Plata, ciudad en la que realizó la última de las escalas, que también incluyó a Bahía Blanca -donde dejó a dos tripulantes del buque alemán-, y puertos patagónicos.
Previamente, el Irízar debió surcar unos 1.000 kms. hasta la zona donde había quedado atrapado el Magdalena Oldendorff, una masa de hielo de unas 50 millas marinas de ancho, mientras navegaba al norte de la base rusa Novolazarevskaya, a 3.000 km. en dirección a Sudáfrica. (DyN)
   
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