Miércoles 28 de agosto de 2002
 

Más testigos complican a Melo y a Zapata en la causa Anses

 

Los testimonios de ayer ratifican la metodología que se utilizaba para tramitar las jubilaciones y los reintegros

  ROCA (AR).- Al igual que varios de los damnificados que declararon por la millonaria estafa a la sucursal roquense de la Anses, los siete testigos de la audiencia de ayer involucraron a la abogada Noralí Melo y al ex jefe de personal de la empresa Moño Azul, Guido Zapata, en la tramitación de jubilaciones "truchas" que le causó un perjuicio de más de un millón de pesos al organismo nacional.
Pero además, uno de los trabajadores engañados, aseguró que tenía tal confianza en Zapata, que no tomó la precaución de sacar copia a los recibos originales que le entregó, y "ahora me quedé sin nada".
La metodología descripta ayer es prácticamente similar a la que se viene escuchando en este juicio: Zapata llevaba gente desde Regina al estudio de Melo, y una vez finalizada la gestión de jubilación con datos falsos, se quedaban con el reintegro para el pago de honorarios, que resultaba ser una jugosa suma de dinero. Luego los "jubilados" percibían mes a mes sus haberes, hasta que se detectaba la maniobra y se les suspendía el pago a todos aquellos a los que se les hallaron irregularidades en el trámite.
Los reintegros representaban cifras importantes. El que le correspondía a una de las testigos de ayer superaba los 9.000 pesos, y el de otra mujer rondaba los 12.500 pesos. Ambos testigos aseguraron que el dinero fue a parar a manos de la abogada Melo.
Los siete testigos de ayer eran oriundos de Regina, y seis se habían desempeñado en la empresa frutícola Moño Azul.
Según relataron, Zapata los interesaba en gestionar la jubilación, o ellos mismos se acercaban a preguntarle tras tomar conocimiento que el por entonces jefe de personal de la frutícola, hacía los trámites.
Incluso algunos aseguraron que una vez que estaba terminada la gestión, el propio Zapata los llevaba al estudio que la abogada Noralí Melo tenía en Roca, y desde allí se dirigían al banco a cobrar el jugoso reintegro utilizado para los "honorarios".
A preguntas del querellante Sergio Schroeder, los testigos negaron haber trabajado en varias empresas que figuraban en sus prestaciones de servicios. Los imputados estaban acusados de presentar certificaciones laborales de empresas "fantasmas".
En otro de los casos, el propio Zapata habría sido quien percibió el pago de "honorarios" por el trámite, ya que según el testimonio de María Luisa Canale, su esposo le entregó a Zapata 3.000 o 4.000 pesos.
Además también quedaron al descubierto las desprolijidades a la hora de confeccionar las tramitaciones en la Anses.
El abogado Oscar Pandolfi pidió que quedara constancia de que una jubilación se empezó a pagar en noviembre del "93, cuando el trámite se había iniciado el 22 de noviembre del "94.
   
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