Duhalde pierde poder y votos en la estructura bonaerense
Cada vez más punteros de la provincia se le alejan. Algunos son seducidos por Rodríguez Saá, otros se acercan a Solá
Eduardo Duhalde ve cómo el poder se le escurre entre los dedos: La Matanza es la sección electoral más importante de la provincia de Buenos Aires, al sumar más de un millón de votantes. Y siempre fue un coto histórico del duhaldismo. Pero ahora, el Presidente no cuenta con referente propio en La Matanza. Balestrini, ex duhaldista, cruzó el charco con Rodríguez Saá. El otro puntero de peso de la sección es el ex diputado Alberto Pierri, actualmente operador bonaerense de Carlos Menem.
Los ultraduhaldistas del gabinete, encabezados ahora por Alfredo Atanasoff, acusaron de "traidor" a Balestrini y sugieren una "caza jacobina" sobre aquellos que abandonen el barco. Pero muchos otros, autodenominados "duhaldistas racionales" ya comienzan a proponer un pacto con Rodríguez Saá, el candidato del PJ mejor posicionado en las encuestas. "José Manuel de la Sota no entusiasma a nadie. Sigue peleando por el octavo lugar con Terragno", describió con maldad un secretario de Estado. Juan José Alvarez, ministro de Justicia y Seguridad y antiguo aliado de Balestrini, encabeza este grupo de díscolos.
Sin embargo, Adolfo Rodríguez Saá tampoco parece estar demasiado dispuesto a acercarse al Gobierno. El Presidente mandó emisarios, para concretar un acuerdo de paz hacia el futuro, por las dudas. Pero el puntano respondió: "Si hasta ahora nos fue bien es porque estoy despegado de la gestión". Según la versión que circula en los pasillos de la Casa Rosada, el propio Duhalde reconoce que la candidatura de De la Sota "ya está pinchada". Su mujer, Hilda "Chiche" Duhalde, venía insinuando desde hace tiempo que el gobernador cordobés no tenía el carisma necesario para ser candidato en un momento de crisis como el actual y repite que "representa a la vieja política". De la Sota se defiende: dice que su mala performance en las encuestas se debe a que es visto por la gente como el "candidato oficial". Por eso, Duda Mendonça, su famoso asesor de campaña brasileño, le recomendó "separase" de la gestión Duhalde. "Yo siempre largo de abajo, pero después repunto", intenta tranquilizar el cordobés.
Interna bonaerense
La preocupación de Eduardo Duhalde es casi personal. Su paso por el gobierno nacional parece estar erosionando su poder territorial en la provincia. Además de la fuga de votos en La Matanza, el Presidente ve cómo ahora los punteros tradicionales del duhaldismo se le plantan ante sus decisiones y se animan a discutirle incluso a quienes él elige como candidatos. La postulación de De la Sota no entusiasma a ninguno de los dirigentes importantes del PJ bonaerense. Pero la amenaza mayor tiene nombre y apellido: Felipe Solá. El gobernador, con muy buena imagen entre los ciudadanos de la provincia, está sacando lentamente los pies del plato duhaldista. Cada vez le pone más peros a las órdenes del jefe del aparato y fue desplazando de lugares claves del Gobierno provincial a referentes históricos del actual Presidente.
Teresa González de Solá, titular de la Fundación Banco Provincia, dice lo que su marido gobernador no puede: "La relación entre Felipe y Duhalde no es ni buena ni mala, es la de dos tipos que se necesitan. Pero en el medio hay un grupito de duhaldistas que le arruina la vida al Presidente y a todos nosotros. Son los ultraduhaldistas, que sin Duhalde no son nada".
Gonzalo Alvarez Guerrero
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