Martes 13 de agosto de 2002
 

El Brasil girará a la izquierda, pero muy poco

 

Por Andrés Oppenheimer

  No importa quién gane las elecciones presidenciales de octubre en el Brasil, una cosa está clara: el nuevo presidente será más nacionalista, más crítico de la globalización y más distante de Estados Unidos.
Sin embargo, incluso si ganara el candidato izquierdista Luiz Inácio "Lula"" da Silva -algo que no es nada seguro todavía-, hay cuatro motivos por los cuales es bastante difícil que el Brasil se embarque en una desastrosa aventura populista, a lo Venezuela, o que pase a integrar un "eje del mal" con Venezuela y Cuba, tal como alertó el conservador ex funcionario de la Casa Blanca Constantine Menges la semana pasada en The Washington Times.
Antes de ir a los cuatro motivos, veamos los hechos. Lula, un ex obrero metalúrgico con una visión del mundo de 1960 apenas moderada en las últimas semanas, encabeza las encuestas con el 34% del voto, seguido por el ex gobernador del Estado de Ceará, Ciro Gomes (27%) y el candidato gubernamental y ex ministro de Salud, José Serra con (11).
Lula ya fue derrotado en tres campañas presidenciales, en las que también encabezaba las encuestas al principio, sólo para caerse al final. Ahora, es casi seguro que ganará la primera vuelta, pero tendrá que disputar una segunda el 27 de octubre, y su rival probablemente tendrá el apoyo de la comunidad empresarial, gran parte de la prensa y los millones de votantes temerosos de un cambio radical.
Aunque "Lula" está tratando de cambiar su imagen -ha moderado su discurso, ostenta nuevos dientes frontales y ahora siempre es visto de traje y corbata- todavía lanza diatribas contra el "modelo económico"", y dice que el plan de libre comercio hemisférico apoyado por Estados Unidos constituye un intento norteamericano "para lograr la anexión de América Latina"".
Además del rápido ascenso de Gomes en las encuestas, "Lula" tendrá otro problema: Serra, el candidato gubernamental que ganó visibilidad como ministro de Salud creando un programa de medicamentos genéricos contra la voluntad de las empresas farmacéuticas estadounidenses, tendrá el doble de tiempo de publicidad en televisión que "Lula" y Gomes a partir del 20 de agosto, cuando se iniciará formalmente la campaña.
¿Pero podría llevar a cualquiera de los principales candidatos brasileños a un populismo incendiario, o a integrar un "eje del mal"? He aquí los motivos por los cuales no creo que eso ocurra:
- La segunda vuelta electoral obligaría a "Lula" o a Gomes a hacer alianzas con fuerzas conservadoras para ganar. "Lula", quien ya ha escogido al industrial millonario José Alencar como compañero de fórmula, tendría que moverse otro paso a la derecha para ganar la elección.
- Quien sea que gane la elección tendrá una minoría en el Congreso, y necesitará hacer alianzas para gobernar. En las elecciones brasileñas, los candidatos ganadores no arrastran muchos votos para el Legislativo, ya que la mayoría de la gente vota a sus legisladores en base de consideraciones políticas locales de sus respectivas regiones.
- El Congreso brasileño recientemente aprobó una ley que restringirá la capacidad del futuro presidente de gobernar mediante "medidas transitorias"" o decretos presidenciales temporales. Según la enmienda constitucional aprobada en setiembre, el presidente sólo podrá tomar estas medidas por 30 días, y ya no serán automáticamente extendidas a menos que el Congreso vote nuevamente para mantenerlas en vigor.
- El nuevo paquete de ayuda de $30.000 millones otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al Brasil la semana pasada actuará como una camisa de fuerza para quien gane las elecciones. Aunque el nuevo presidente recibirá el 80% del dinero del paquete, deberá cumplir metas estrictas que le impedirán aumentar el gasto público durante los primeros dos años para que el dinero sea desembolsado por el FMI.
¿Mi conclusión? El principal problema del Brasil no es que quien gane la presidencia se aferre a dogmas de la vieja izquierda, sino que sea un presidente débil, sin la fuerza política necesaria para cumplir sus exageradas promesas de campaña.
Ninguno de los principales candidatos tiene el apoyo de los tres grandes partidos que apoyaron al actual mandatario, Fernando Henrique Cardoso, ni su habilidad para crear consensos entre la casi dos decenas de partidos en el Congreso.
"Lula" nunca ejerció un cargo ejecutivo y no se le conocen dotes de administrador. Gomes y Serra tienen fama de ser temperamentales y arrogantes, que no son los mejores atributos para forjar consensos.
En el peor de los casos, el próximo presidente del Brasil gastará más dinero de lo aconsejable en comprar lealtades en el Congreso, lo que puede llevar a un populismo "light" que dañará la economía a largo plazo. Pero el Brasil no será una Venezuela, y mucho menos una Cuba.
     
     
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