Domingo 4 de agosto de 2002
 

"Pegalotodo"

 

Por Carlos Torrengo

  Una especie de apología del "pegalotodo" recorre la política argentina.
Si de luchar por el poder se trata, todo es compatible, todo es articulable. No se trata de decisiones destinadas a sumar "todo". Sino de un tipo de toma de decisiones que no distingue contradicciones entre lo que se es y algunas cosas importantes de las que se hacen.
La Alianza fue la esencia más prístina del "pegalotodo". En ella había remanentes del amor por la Libertadora y silenciosos enaltecedores del "cinco por uno".
Un bodrio, eso fue la Alianza.
A tanto llega el "pegalotodo" en la política argentina, que se torna probable el convencimiento de que un sólido programa antisida bien puede dejar en manos de Drácula el departamento de hematología.
Lamentablemente, hasta aquellos políticos de pensamiento más definido están vecinos al "pegalotodo". Ese es el caso de Ricardo López Murphy. Guste o no, hace del fundamento riguroso de sus ideas una cultura. Y las defiende mediante la propuesta del debate franco y argumentado. Algo muy poco habitual en la Argentina de estos días.
Esta semana dos periodistas de este diario le preguntaron cómo se compatibilizaría el muy heterogéneo Movimiento Federal que quizá lo lleve como candidato a presidente. Sitio que, entre otros, integran el comisario Patti y el general Bussi.
- No hagamos las cosas más difíciles- respondió López Murphy. Luego definió al movimiento como un espectro de fuerzas moderadas que no están ni con Carrió ni con el PJ. Es una verdad opinable.
Pero es complejo admitir que sea moderado un general que manejó bandas de asesinos y campos de concentración. Tan complejo como creer que lo es un comisario que se esfuerza para no reconocer la necesidad de la tortura y el gatillo fácil.
¿Hasta dónde no se lesionará la aptitud democrática de López Murphy mezclándose en un "pegalotodo" que contemple a Bussi y Patti?
Y a 100 kilómetros al sur de la Capital Federal, el radical Pablo Verani está que trina con la operación "pegalotodo" que articulan desde los comités Capital y Provincia de Buenos Aires para digitar la candidatura del partido a presidente. Un enjuague manipulado por hombres que arrastran fieros fracasos en política: entre otros, Federico Storani, Juan Manuel Casella y Rodolfo Terragno, en quien recaería la candidatura.
Es un manipuleo con historia en la vida del partido.
Ya en 1897, Lisandro de la Torre -por entonces radical- denunció a Hipólito Yrigoyen de querer hacer de esos espacios de poder el elemento excluyente en las decisiones del partido. Fue tan duro que Yrigoyen le mandó los padrinos. El duelo fue a espada. Desde aquel día Lisandro se dejó la barba para tapar un tajo rencoroso.
- Si seguimos así, dentro de un tiempo sólo habrá radicalismo en Río Negro y alguna otra provincia- dijo el jueves Verani a este diario.
Horas después se enteraba de que en virtud de lo establecido por la Constitución provincial, el vice Bautista Mendioroz no está habilitado para ser candidato a gobernador. Lo decía el procurador general Hugo Mántaras.
Claro, el dictamen no es vinculante con la decisión que sobre el tema adoptará este mes el STJ. Pero hay fundamentación. Y por lo que se sabe, con rigor ajustado a la letra estricta de la Constitución.
Si la textura del dictamen emite o no señales al STJ, es otra cuestión.
¿Qué hará el STJ? Hay un bazar turco de respuestas. Pero Verani parece tener la respuesta:
- Te va a cagar, Bautista- le dijo el viernes por la tarde en Viedma.
Pero independientemente de estar en consonancia con la letra de la Constitución, la interpretación de Mántaras es funcional a los intereses políticos del veranismo. Funcionalidad terminante si en la dirección de Mántaras habla el STJ.
¿Qué intereses?: ponerse en marcha para forzar una lista de unidad que evite la interna entre el veranismo y la oposición liderada por Mendioroz y el legislador Fernando Chironi.
Y de ahí en más, fórmula consensuada.
- ¿Para qué matarnos en una interna teniendo tanto en común y no estando muy bien parados en la provincia?- preguntó ante este diario Verani.
- ¡Si el veranismo lo hubiese necesitado a Bautista, seguro de que Mántaras lo habilitaba!- chillaban rojos de ira en la madrugada del viernes mendioristas ortodoxos.
Ponían así sobre el tapete la perseverancia que el procurador tiene para manejarse a través del tiempo en consonancia con los intereses políticos del gobierno.
Sí, no es aventurado afirmar que para el veranismo Mendioroz perdió valor agregado. Nunca fue su candidato, aunque no tuviera uno propio. Es más, durante tres años el veranismo trabajó con intensidad en favor de Julio Arriaga, líder del Frente Grande y por aquel entonces hombre de la hoy derruida Alianza.
Y si en algún momento el veranismo le susurró a Mendioroz que podría ser su hombre, lo hizo tan suavemente y mirando tanto a los costados, que nadie le creyó.
Esos susurros tuvieron un único objetivo: generar expectativas que amortiguaran las colisiones entre ambas alas del partido.
Y a la larga, el veranismo hizo su síntesis de candidato: Miguel Saiz.
¿Qué hará el no veranismo? Sus líderes dicen que se están pintando la cara para "dar la interna de todas las internas". Cuentan incluso que siguiendo sugerencias habituales de San Martín para entrar en combate, ya están tomando aguardiente.
Pero los veranistas dicen que hay uno de esos líderes opositores que se alista para la interna, pero reflexiona sin pasión sobre los días por venir en el entuerto radical.
Se llama Fernando Chironi. Y el veranismo lo quiere vice de Saiz. Viene de derrotas electorales en el partido. Y de pérdida de peso específico en el bloque.
- Casi la nada en poder, pero con la ventana abierta a la gloria- dice el veranismo.
Claro, vaya a saber cuánto de gloria tiene ser vicegobernador de este Río Negro.

Carlos Torrengo
ctorrengo@rionegro.com.ar
     
     
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